Cuentas Claras

EU: deuda y debilidad

2011-07-17

Las potencias de Occidente y Naciones Unidas han aumentado sostenidamente sus sanciones a fin de...

Por Parisa Hafezi, Reuters

TEHERAN (Reuters) - Las rondas de sanciones aprobadas en contra de Irán apuntan mayormente a su programa nuclear, pero ciudadanos de todos los estratos sociales de la república islámica se ven cada vez más afectados por ellas.

"Cada vez que mi hijo me quiere girar dinero del exterior, tengo que averiguar con mi banco local qué instituciones financieras operan con Irán", dijo el policía jubilado Ashgar Hesami. "La lista se acorta mes a mes", explicó.

Las potencias de Occidente y Naciones Unidas han aumentado sostenidamente sus sanciones a fin de presionar a Irán para que detenga su programa nuclear, pese a que el país niega que intenta desarrollar armas atómicas.

Los sectores de energía y finanzas son los más afectados por las sanciones, pero a fines de junio Estados Unidos también puso en la lista negra al mayor operador portuario de Irán, que sospecha está dirigido por las Guardias Revolucionarias, una medida que posiblemente afectará la importación de alimentos.

En respuesta a las sanciones, varias petroleras extranjeras suspendieron sus tratos con la república islámica. Algunas dejaron de vender combustible para aviones y la muchos países europeos se niegan a reabastecer naves iraníes de pasajeros.

"Le rezo a Dios tres veces por semana para que me ayude a que mis pasajeros vuelen", dijo Davoud, de 45 años, cuya agencia de tours en Teherán organiza viajes a Europa y otros destinos turísticos.

"Siempre estoy al borde de perder mi negocio porque no sé si tendré autorización para reabastecer combustible", declaró.

Estados Unidos también puso en la lista negra a Iran Air y a una subsidiaria, diciendo que la aerolínea transportó misiles, cohetes y equipos militares a pedido de Teherán.

Pero las autoridades iraníes descartan que las sanciones sean efectivas o útiles y Mahmoud Ahmadinejad, presidente desde 2005, ha permanecido desafiante.

Algunos iraníes respaldan su dura posición pero a muchos les preocupa el aislamiento internacional, el estancamiento económico y el caos que una posible proliferación de las revueltas de la "Primavera Arabe" pueda generar en el país.

"No queremos otra revolución (...) Estoy cansado de las luchas de nuestros líderes por acumular más poder (...) Estoy cansado de la creciente presión económica", dijo el docente retirado Reza Akbari, de 68 años.

CUENTAS CONGELADAS

Los iraníes más ricos han hallado formas de eludir algunas de las restricciones, importando sus artículos de lujo favoritos de forma indirecta, desde Estados del Golfo Pérsico y otros países.

"Esas limitaciones no pueden impedir que otros países operen con Irán. El dinero manda", dijo un funcionario del Gobierno que pidió no ser nombrado.

Pero lejos de las llamativas tiendas, la gente dice tener problemas para sobrellevar la situación, preocupados por los siderales alquileres y gastos en alimentos por un lado y por los salarios estancados por el otro.

En diciembre, el Gobierno recortó los costosos subsidios al combustible y a los alimentos, provocando un alza de precios. Ahmadinejad dijo que la medida fue tomada para que Irán fuera menos vulnerable a las sanciones.

Críticos dicen que esa medida agravó la inflación, que oficialmente es del 14 por ciento pero que según analistas se acerca más al 50 por ciento.

"Puede que el sistema encuentre formas de eludir las sanciones. Pero el costo de la vivienda y los alimentos básicos se ha duplicado o incluso cuadruplicado. La gente está preocupada por su vida cotidiana", afirmó el comentarista político Hamed Sehati.

En los almacenes y tiendas de barrio la situación afecta a cada vez más personas.

"Gasté 70,000 riales (7 dólares) en el almacén hoy (...) eso equivale a mi jubilación por día (...) no me queda dinero para otros gastos", dijo el jubilado Mohammad Samadi.

Las sanciones tienen un fuerte impacto sicológico en las personas comunes, quienes las consideran responsables por la fuerte inflación.

Hamid Ghabadi, propietario de una fábrica de tejas, asegura que ya no puede pagarles a sus trabajadores.

"Tuve que despedir a 200 empleados debido al incremento de costos", señaló.

Las sanciones contra los bancos han dificultado el financiamiento de acuerdos y cartas de crédito para los empresarios.

"A mi negocio no le va bien debido a las sanciones. Las transacciones comerciales en divisas extranjeras se han vuelto muy difíciles sino imposibles", dijo Reza Mirzai, director de una compañía exportadora.

Un creciente número de compañías bursátiles y otras firmas internacionales dejaron de hacer negocios con Irán. Muchos bancos se niegan a abrir cuentas para iraníes y han congelado las cuentas de decenas de firmas vinculadas a Irán.

En 2008, un banco francés cerró la cuenta de la ama de casa iraní Mitra Sami abierta hace 20 años, diciendo que estaba "suspendiendo las operaciones con Irán y terceros en el país".

PARALIZACIONES

Muchos conservadores que respaldaron la polémica reelección de Ahmadinejad en 2009 culpan a su dura retórica anti-Occidente por las sanciones y critican sus políticas económicas.

Los medios han publicado reportes de trabajadores abandonando fábricas del Gobierno porque no han cobrado en meses. El desempleo oficial ronda el 10 por ciento pero críticos dicen que la cifra supera el 15 por ciento.

Las sanciones también están remeciendo al rial iraní, cuyo valor ha fluctuado en los últimos meses. En un aparente intento por mantener las reservas de divisas extranjeras, los bancos iraníes han impuesto límites a la venta de dólares y euros.

El Banco Central devaluó el rial en casi un 11 por ciento a comienzos de junio y anunció nuevas medidas para apuntalar la moneda, incluyendo límites a la venta de divisas extranjeras.

Algunos políticos y clérigos han advertido al Gobierno sobre las penurias económicas y el fantasma de nuevas sanciones, que podrían revivir las protestas contra el Gobierno que sacudieron al país en 2009.

Una lucha de poder entre políticos de línea dura se agudizó en abril, cuando la mayor autoridad de Irán, el líder supremo ayatolá Ali Khamenei, se enfrentó públicamente al presidente.

Pero los líderes iraníes podrían ocultar las fisuras en lugar de arriesgarse a dañar su control del poder, según analistas, quienes dudan que las tensiones pongan en peligro la probabilidad de que Ahmadinejad termine su mandato en 2013.



EEM

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