Ecología

Los perritos de las praderas y la Semarnat

2012-01-30

Sucede que desde 1932 se creía que ya no existían en Sonora; pero hace 20 años...

Iván Restrepo, La Jornada

Seguramente el lector ha oído hablar alguna vez del perrito de las praderas, mamífero que no mide más allá de 35 centímetros, de cola corta, orejas pequeñas y pelaje café claro. Es un roedor herbívoro que debe su nombre a que cuando siente peligro emite un ladrido similar al de un perro. Son animales diurnos y muy sociales; viven en grupos formados a veces por centenas de individuos y en madrigueras para protegerse de sus depredadores, como el coyote o el hombre. Se cuidan unos a otros y se encuentran en pastizales y praderas, donde son claves para la salud del ecosistema.

En México hay dos especies de perritos de las praderas: la mexicana, endémica del noreste del país y catalogada en peligro de extinción, y la de cola negra, que habita en Sonora y Chihuahua y figura como amenazada en la norma oficial mexicana debido a la fragmentación o desaparición de su hábitat por la agricultura, la ganadería, la cacería ilegal o la urbanización. Son muy sensibles a la contaminación.

Pues bien, aunque el lector no lo crea, en octubre las autoridades federales responsables de cuidar el medio ambiente y de que las especies en peligro de extinción dejen de estar en dicha categoría contribuyeron a que México perdiera una centena de perritos de la pradera cola negra.

Sucede que desde 1932 se creía que ya no existían en Sonora; pero hace 20 años se localizaron dos colonias en una región considerada prioritaria para la conservación, la cuenca del río San Pedro.

Esta buena noticia alentó a varias organizaciones ambientalistas a conformar una tercera colonia en una reserva privada, Los Fresnos, que pertenece a Naturalia AC, suficientemente conocida entre los defensores de la fauna y la flora de México. Su revista Especies es de consulta obligada para quienes desean saber sobre la conservación de la biodiversidad del país, además del trabajo que realiza para que regrese el lobo mexicano a la vida silvestre y por la conservación del jaguar.

Los Fresnos provee el hábitat ideal para la conservación del perrito cola negra, por lo que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio permiso para trasladar allí 60 ejemplares procedentes de las dos colonias originales. No obstante, en octubre se supo que la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable de Sonora había obtenido permiso de la Dirección General de Vida Silvestre, que depende de la Semarnat, para llevarse de esas colonias 100 ejemplares de perritos de la pradera. Su destino, Arizona, el estado cuyas autoridades se han distinguido por perseguir a mexicanos migrantes, a los que ahora acusa de "ensuciar" su territorio.

El traslado no contó con el aval de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, también dependiente de la Semarnat, y mucho menos de los académicos y organizaciones ambientalistas. Por el contrario, todos manifestaron la necesidad de procurar el crecimiento y diversificación geográfica de las colonias de perritos de la pradera en Sonora, para contrarrestar la amenaza de extinción que pesa sobre ellos. Además consideraron que Arizona puede obtener ejemplares en otras partes de Estados Unidos, donde a dicha especie se le considera una "plaga" y como tal es exterminada. Ignorando lo anterior, los perritos salieron del país con la "anuencia" y permisos emitidos por Martín Vargas Prieto, director general de Vida Silvestre.

Lo ocurrido fue denunciado por Naturalia al titular de la Semarnat, Juan Elvira Quesada, en una carta que le hizo llegar hace justo tres semanas. Sin embargo, dicho funcionario ha optado por el silencio. Como el silencio que cubre la actuación de esa instancia federal en el caso de las 24 especies protegidas (un halcón cabeza blanca, cuatro tucanes, 18 cenzontles y un cardenal), trasladadas por el señor Jorge Hank Rhon de Toluca a Tijuana en un avión privado. El semanario Zeta publicó el 20 de enero pasado un reportaje completo de Adela Navarro Bello (que puede leerse en la revista Proceso, número 1838) donde detalla todas las irregularidades cometidas y cómo nuevamente el citado político-empresario burló la acción de la justicia.



gilberto

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