Consultorio Médico

A/H1N1: la Ssa debe responder

2012-02-28

Habría que explicar a los familiares de los enfermos graves y de los fallecidos qué...

Javier Flores, La Jornada

Si usted o algún integrante de su familia ha tenido gripe de moderada a grave en los dos primeros meses de este año, lo más probable es que haya sido causada por el virus A/H1N1, el mismo que provocó pánico y una crisis sanitaria sin precedente en 2009. Hoy, en México, los casos de influenza producida por este agente son extraordinariamente más altos que en cualquier otra parte del mundo. Las autoridades sanitarias del país están obligadas a dar una explicación sobre este fenómeno; sin embargo, hasta ahora no lo han hecho. La razón más probable es que no lo hacen… porque no tienen respuestas.

Lo bueno es que estamos en manos expertas. Los médicos de la nación (es decir, el abogado Felipe Calderón y el economista Salomón Chertorivsky) nos han dicho que no debemos preocuparnos. En una reunión de evaluación sobre otros temas realizada en Aguascalientes el 13 de febrero, Calderón señaló que los casos de influenza que se presentan en el país –incluidos los causados por el A/H1N1– corresponden a los parámetros esperados y habituales en la temporada invernal, y afirmó: "(…) No estamos en una situación ni grave, ni de mucha preocupación", lo que fue respaldado por su secretario de Salud, quien se limitó a apoyar los dichos de su jefe y a hablar de las medidas preventivas. Pero lo que se dijo en esa reunión es falso. Si se aborda este problema desde un punto de vista estrictamente médico, podemos ver que estamos ante un escenario mucho más complejo e incluso grave.

Comparemos primero lo que ocurrió en 2009 con lo que sucede hoy. En aquel año los primeros enfermos se presentaron en marzo, y para el 21 de mayo ya había 4 mil 974 casos confirmados de influenza por el virus A/H1N1 y 70 muertes causadas por este agente, lo que llevó a declarar, desde el 16 de abril, una alerta epidemiológica, y poco después, la suspensión de las actividades escolares en el DF y el estado de México, así como la interrupción de algunas actividades económicas. Ahora, en el último reporte de la Secretaría de Salud, publicado el 24 de febrero de 2012, se indica que desde el primero de enero se han acumulado 4 mil 954 casos confirmados y que han ocurrido 166 fallecimientos, todos producidos por este agente.

En 2012, en 55 días ha habido aproximadamente los mismos casos que en el periodo más crítico de 2009 (59 días), pero en el presente año hay más del doble de muertes. Habría que explicar a los familiares de los enfermos graves y de los fallecidos qué significa eso de que estamos "dentro de los parámetros esperados y habituales". Pareciera que hoy la letalidad del virus es comparativamente mayor que hace tres años.

Hoy conocemos el agente; se dispone de vacunas y se cuenta con tratamientos antivirales efectivos. Entonces, ¿por qué tenemos el mismo número de casos y el doble de muertes que en 2009? No es mi objetivo plantear un escenario alarmista o algo así; simplemente creo que se requiere de respuestas sustentadas en argumentos médicos y científicos, algo que por lo visto la Ssa no es capaz de ofrecer por ahora a los mexicanos.

A escala mundial, el reporte más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado el 17 de febrero, indica que en Norteamérica los casos de esta enfermedad (leves o severos) se mantienen en niveles muy bajos, comparados con años anteriores. En Canadá sólo 10 por ciento corresponden al A/H1N1 y en Estados Unidos 7.7 por ciento, mientras en México, de acuerdo con el reporte más reciente de la Ssa, son 91 por ciento. La pregunta sigue siendo: ¿cómo se explican estas diferencias tan marcadas?, ¿qué es lo que ocurre en nuestro país, que hace propicia la actividad de este virus? Las autoridades sanitarias guardan silencio, mientras cada semana crece el número de enfermos graves y de muertes.

En sus reportes semanales la Ssa propone entre líneas una causa probable: al informar sobre el número de decesos, afirma que 89 por ciento de los fallecidos no estaban vacunados. Si esto es así, ¿de qué ha servido la compra masiva de estos biológicos, si en tres años no se aplican de forma suficiente? ¿Acaso se reconoce que las campañas de vacunación son un fracaso? Por otra parte, se omite un dato muy importante: entre los casos confirmados, ¿cuántos habían recibido la vacuna?, ¿acaso la que se emplea en México no sirve? En mi opinión, la hipótesis de la vacuna no es suficiente, pues hay naciones con sistemas de salud mucho más débiles que el de México, que no tienen una presencia tan marcada del A/H1N1.

Habrá que buscar otras explicaciones, incluso desenterrar algunas hipótesis que surgieron en 2009, como las zoonosis (enfermedades de origen animal). No olvidemos que uno de los nombres asignados originalmente al agente fue el de virus de la influenza porcina.

Pero hay muchas otras posibilidades. Ojalá pronto la Ssa abandone el silencio sobre este tema, tan importante para la salud de los mexicanos.



EEM

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