Nacional - Política

La nueva cara del viejo partido gobernante lleva la delantera en México

2012-06-30

El candidato del PRI promete impulsar el crecimiento a través de una serie de reformas,...

Por NICHOLAS CASEY y DAVID LUHNOW, WSJ

ATLACOMULCO, México— Le llevó al Partido Institucional Democrático de México, en su momento descripto como la "dictadura perfecta", 71 años para perder el poder. Este domingo parece listo para recuperar el control del gobierno nacional luego de sólo 12 años.

Enrique Peña Nieto, nativo de esta ciudad en las laderas de un cerro que se mantuvo como un bastión del partido, conocido como el PRI, es la pasarela favorita en las elecciones presidenciales del domingo, una carrera que los mexicanos esperan que impulse una economía estancada y alivie la violenta guerra contra las drogas del país.

Un promedio de seis encuestas muestra que Peña Nieto, un ex gobernador estatal y la nueva cara del partido, con un apoyo de 45% versus 29% para Andrés Manuel López Obrador, quien perdió por poco las elecciones de 2006. Josefina Vázquez Mota, del gobernante Partido de Acción Nacional, o PAN, queda detrás con 24%.

Luego de mandatos consecutivos de seis años de presidentes del PAN —primero Vicente Fox, luego Felipe Calderón— muchos mexicanos están ansiosos por volver a cambiar.

Peña Nieto, de 45 años, se ganó a muchos votantes al ser buen mozo y con una propuesta simple: el PRI es más capaz que el PAN, y más seguro que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), la agrupación izquierdista encabezada por López Obrador. "Cambio responsable" es un eslogan de campaña del PRI, una referencia a críticas que señalan a López Obrador como un populista.

El candidato del PRI promete impulsar el crecimiento a través de una serie de reformas, incluyendo abrir el monopolio estatal sobre el petróleo a la inversión privada, un cambio para un partido que nacionalizó la industria petrolera en 1938.

El regreso del PRI es destacable para un partido que descendió a las peleas de facciones y casi se desintegró luego de una derrota inicial en 2000. El PRI logró mantener el control de al menos la mitad de las gobernaciones estatales de México, lo que le dio espacio para reagruparse. Y en el camino hacia elegir un candidato esta vez, no hubo peleas.

Famoso durante su reinado por arreglar las elecciones de forma sutil y no tanto, el PRI también aprendió cómo ganar sin adulterar las urnas. "Eligieron un buen candidato, tienen una buena plataforma, y están haciendo una buena campaña", afirmó Damian Frasier, director de valores de América Latina para el banco de inversión UBS.

El PRI también se benefició de las fallas de sus rivales. Una mayoría de votantes aún no confían en el PRI por haberse aferrado al poder durante tanto tiempo y por su historia de escándalos de corrupción, pero muchos están desilusionados por los dos otros principales partidos.

El problema del izquierdista PRD, afirman analistas, es su candidato. Un alcalde exitoso de la Ciudad de México, López Obrador rechazó aceptar su ajustada derrota en 2006 y se declaró el presidente "legitimo". Él y sus seguidores bloquearon la principal avenida del DF durante meses de protestas que alienaron a muchos miembros de la clase media.

Esta vez, López Obrador amenazó con disolver el partido a no ser que obtuviera su nominación por sobre el actual alcalde de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard. Muchos mexicanos afirman que Ebrard, ampliamente considerado más moderado, hubiera tenido mejores oportunidades para ganar la presidencia.

Las elecciones también son un veredicto sobre el PAN, un partido conservador para la clase media que peleó una larga y a menudo solitaria batalla por la democracia en el siglo XX. Una vez que llegó al poder, los líderes del partido no tuvieron la destreza o la visión para impulsar grandes iniciativas a través de las fracciones del Congreso de país, señalan analistas.



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