Calamidades

Venezuela: el paisaje (pos)electoral

2012-11-18

Según Petkoff "la unidad está garantizada". Pero algunos integrantes de la...

Maciek Wisniewski, La Jornada

Venezuela vive un tiempo electoral casi permanente. Aún no bajó el polvo de las elecciones presidenciales del 7 de octubre (7-O) y el 16 de diciembre (16-D) el país ya elegirá a los gobernadores (el 14 de abril de 2013 habrá elecciones municipales).

Desde que Hugo Chávez asumió el poder hace 14 años hubo 16 elecciones y referendos. Él triunfó en 15, incluidas las pasadas cuando fue relecto por tercera vez al derrotar por 11 por ciento (y en 80 por ciento de los municipios) al derechista Henrique Capriles Radonski de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Los escuálidos (derechistas) estuvieron seguros de su victoria. Los periodistas opositores (como ello mismos admitían) ya escribieron columnas para el día 8 ("¡el primero sin Chávez!") felicitando a Capriles, aunque sólo una de nueve encuestadoras le daba el triunfo.

Esta parte del país se creyó sus propias construcciones mediáticas y luego se sumergió en un trauma poselectoral. Cómo me dice Roberto Hernández Montoya, jefe del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) y comentarista político, no querían ver la realidad y se dejaron engañar por sus dirigentes.

Algunos opositores se arrecharon con Capriles por haber reconocido el resultado (sic) y encima antes de contar los votos casilla por casilla (sic). Dicen que hubo un fraude (sic) y que Chávez es un "presidente ilegítimo" (sic).

Teodoro Petkoff, ex guerrillero y ex ministro, uno de los principales voceros antichavistas, jefe del diario Tal Cual me dice que no hubo fraude como tal, sino mucho "ventajismo" y "trampas". Que la oposición luchaba "contra toda la maquinaria del Estado". Sobre el resultado simplemente comenta: "Chávez aún tiene más gente que nosotros".

Pero a parte de los que respetan el voto como Petkoff, hay dentro de esta oposición "democrática" sectores golpistas que apoyaron lo electoral sólo porque esta vez creyeron poder vencer. "Ahora quisieran dar otro golpe como el de 2002, pero no tienen la capacidad" –dice Hernández Montoya.

Vuelven a apostar a la muerte: si Chávez no se murió hasta el 7-O "como aseguraban las fuentes bien informadas de Miami", se morirá pronto. Según la Constitución si el presidente fallece en los primeros cuatro años, el vicepresidente asume el poder y convoca nuevas elecciones en 30 días; pasado este tiempo el vicepresidente completa el mandato (artículo 233).

Al mismo tiempo los llamados a la abstención el 16-D, fruto del trauma (ya les salió caro el boicoteo de las elecciones parlamentarias en 2005) se mezclan con los llamados a enfrentar al gobierno que irá por los siete estados gobernados por la oposición. Chávez ganó en 22 de los 24 estados, entre ellos en Miranda, gobernada por Capriles, que se vislumbra como el centro de batalla (es cierto que sus votos no se transferirán automáticamente a los candidatos chavistas, pero tampoco será el caso de la oposición que acaparó los suyos, sobre todo gracias a la "tarjeta unitaria").

Capriles tras el fracaso nacional buscará su relección y enfrentará a Elías Jaua, hasta el mes pasado el vicepresidente (cambiado por ex canciller Nicolás Maduro). Pero primero tendrá que tratar con la desbandada en sus filas.

Según Petkoff "la unidad está garantizada". Pero algunos integrantes de la MUD, los viejos partidos de la Cuarta República –AD y COPEI– están descontentos con la hegemonía de Primero Justicia (PJ), el partido de Capriles y su liderazgo.

En Miranda el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que Petkoff fundó en los 70 y del cual salió cuando este apoyó a Chávez (luego MAS pasó a oposición) retiró su apoyo a Capriles y se lo dio a Jaua. Las razones: PJ es sectario e intolerante y Capriles se preocupaba sólo por la presidencia: "de su gestión no queda nada".

Un ejemplo: uno de los temas de la campaña 16-D es la delincuencia (la tasa de homicidios en 2011 fue de 62 por 100 mil habitantes, en Caracas más alta), un problema grave que afecta a todo el país y data de hace varias décadas, aunque la oposición dice: "culpa de Chávez". Pero curiosamente dónde creció más fue en Miranda (que abarca el este de la capital).

Muchos ya dieron por sentado el triunfo de Capriles. Pero el chavismo aprendió la lección de Diosdado Cabello (ahora jefe del parlamento), cuya gestión en Miranda fue un desastre y que perdió el estado. Postula a Jaua, un candidato muy popular, respaldado por movimientos sociales. Y él mismo Capriles degradando el alcance de su figura genera sentimientos encontrados entre sus seguidores. Insiste en que Miranda "demostrará cómo será el país del futuro", pero las pugnas en la MUD hacen sospechar que él mismo puede no tener uno y puede compartir la suerte de Manuel Rosales, el primer candidato consensuado de la oposición, que acabó en la nada.

Incluso los opositores temen que el camino a la victoria será "empedrado y angosto", algo que "se debía evitar" (El Universal, 21/10/2012). Además el estado ya tenía un candidato elegido en las primarias de febrero, las mismas que ganó Capriles (lo que cuestiona los tan promocionados "principios democráticos"). Esta derrota sería más dañina que la de 7-O y el segundo revés ya lo eliminaría del paisaje electoral.

Ahora los chavistas hacen las apuestas: a la muerte política de Capriles mediante el voto el 16-D.



EEM

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México