Calamidades

Corte de caja y nuevo pacto social

2012-11-30

Responder a estas interrogantes nos permitirá avanzar hacia un mejor futuro, el cual no...

Jaime Martínez Veloz, La Jornada

Doce años de panismo en el gobierno dejan un país sumido en la incertidumbre y la desesperanza. Con ellos no empezó la crisis, pero se agudizó a niveles inimaginables.

Los incipientes pasos hacia la construcción de un pacto por México caminan por la única ruta que es posible para solucionar los grandes desencuentros nacionales, que es la vía de la política.

En esa dinámica es necesario realizar un diagnóstico puntual de aquellas situaciones que deben estar debidamente clarificadas frente a la sociedad. Algunas preguntas que es necesario responder son las siguientes, aunque no las únicas, pero sus respuestas nos permitirán trazar las rutas que el país reclama frente a la construcción de su futuro:

¿A cuánto ascienden los ingresos de las compañías mineras ubicadas en las regiones indígenas y rurales mexicanas y qué porcentaje de éstos se queda en los estados, municipios y comunidades?

¿Cuál es el arancel que pagan las empresas trasnacionales por la importación de gas natural y, comparativamente, cuál es el impuesto que deben pagar en caso de la extracción de gas metano en territorio mexicano?

¿Por qué las termoeléctricas de exportación están registradas dentro del rubro de maquiladoras y a Pemex y CFE se les impone un impuesto elevado por sus actividades productivas?

¿A cuánto asciende el ingreso por concepto de excedentes petroleros durante los recientes 12 años y en qué se invirtió?

¿Qué porcentaje de la producción de energía en el país corresponde a empresas privadas y a cuánto ascienden sus ganancias?

A partir de la privatización aeroportuaria, ¿cual es el monto de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA), y de esa cifra, cuánto se ha reinvertido en los aeropuertos mexicanos?

¿En dónde se nombra a los administradores de los puertos y aeropuertos mexicanos?

¿A cuánto ascienden las ganancias anuales de las compañías mineras extranjeras y nacionales y cuánto es el impuesto que recaba la Secretaría de Hacienda por dicho concepto?

¿A cuánto asciende el monto de los contratos de seguridad de los aeropuertos mexicanos y cuál es el análisis comparativo con el pago a las distintas fuerzas de seguridad mexicanas?

¿A cuánto asciende el pago anual, por concepto de intereses, que México tiene que pagar al Fobaproa?

¿Cuánto fue lo que pagaron los actuales dueños de los bancos por los mismos y a cuánto ascienden sus utilidades anuales?

¿Cuánto se ha pagado por los intereses de la deuda, cuánto se paga anualmente, a cuánto asciende, y cuales son los plazos de vencimiento?

¿Cuáles son las ganancias que reportan anualmente la banca malamente llamada mexicana?

¿Quiénes fijan los precios de los medicamentos y cuánta es su utilidad anual?

¿A cuánto ascienden las ganancias anuales de los monopolios de telefonía y medios electrónicos?

Responder a estas interrogantes nos permitirá avanzar hacia un mejor futuro, el cual no corresponde sólo al gobierno, sino también la sociedad habrá de ser partícipe de ello. De esta manera podremos construir el tiempo de sumar los esfuerzos de todos para construir el país que los mexicanos merecemos, mediante compromisos puntuales y verificables, entre el Estado y la sociedad.

Vivimos un momento crucial de definiciones. Nuestro país reclama aquí y ahora, urgentemente, un cambio verdadero, un nuevo proyecto de nación de raíces profundas, que tenga el alma del pueblo mexicano y se nutra de sus gestas libertarias.

Es necesario que todas las personas de bien contribuyamos a construir un México en el que se combatan las causas y no los efectos de la pobreza y la ignorancia; y en el que el desarrollo social sea concebido como un derecho de las comunidades, un asunto de Estado y uno de los principales retos nacionales que habrá de enfrentarse hasta en el último rincón de la patria, para transformar las condiciones de injusticia y desigualdad y cambiar la vida y el futuro de México.

Es necesario constituir un gobierno fuerte, pero no autoritario; cercano a la gente, que se maneje con ética y austeridad republicana integrado por los mejores y más capaces y experimentados hombres y mujeres en sus respectivos campos; y quienes sean personas con alto sentido del deber, capacidad y honestidad; con espíritu de servicio a toda prueba y profundo amor a este país nuestro y a su gente. Necesitamos un México justo y digno, ojalá podamos estar a la altura de lo que la nación reclama. La suerte está echada.



EEM

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