Religión

La Iglesia Católica mira al Nuevo Mundo

2013-03-14

Un hombre apacible que cocina sus propias comidas y hasta ahora viajaba en autobús al...

Por STACY MEICHTRY, ALESSANDRA GALLONI Y DAVID LUHNOW, WSJ

CIUDAD DEL VATICANO—Adoptando el nombre de papa Francisco I, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido líder de la Iglesia Católica el miércoles, lo que coloca a los 1.200 millones de católicos bajo la dirección de un papa del Nuevo Mundo por primera vez en la historia de 2.000 años del cristianismo.

Un hombre apacible que cocina sus propias comidas y hasta ahora viajaba en autobús al trabajo como arzobispo de Buenos Aires, el papa Francisco I es el primer jesuita en tomar el ministerio principal de la Iglesia Católica. Es probable que su elección modifique el papel del papado de un maestro teológico a un pastor de rebaño. También refleja los cambios demográficos del catolicismo romano: América Latina es ahora hogar de más de una tercera parte de los católicos del mundo.

La elección del primer pontífice de las Américas es el segundo acontecimiento revolucionario en la Iglesia Católica en un mes. El predecesor de Francisco, Benedicto XVI, que renunció el 28 de febrero, fue el primer papa en renunciar en más de seis siglos a una posición que normalmente se mantiene hasta la muerte.

El papa Francisco inmediatamente aceptó su misión como pastor de Roma y el mundo. Apareció en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, desde el que pronunció una oración de Padre Nuestro y les pidió un favor a las multitudes reunidas en la plaza: que rezaran por él durante un momento de silencio. También bromeó con el público.

"Como saben, el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma", dijo con sus brazos alzados hacia los simpatizantes. "Parece que mis hermanos cardenales salieron a buscarlo casi al fin del mundo".

Su elección también marca un nuevo rumbo para la Compañía de Jesús, una orden religiosa católica cuyos miembros son conocidos como Jesuitas y se destacan por su escepticismo frente a la autoridad y la jerarquía. San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden, "no quería que los jesuitas fueran obispos porque no quería prestigio y poder vinculado a ellos", explicó el padre jesuita Joseph Fessio. "Quería que trabajaran como sacerdotes".

Lo que no está claro es si el nuevo papa, que carece de experiencia con la Curia, el cuerpo administrativo del Vaticano, será capaz de resolver algunos de sus problemas. Por años, la Curia ha sido percibida como ineficaz en su propósito de gobernar a la amplia población católica. Un reciente escándalo, en que documentos secretos del Vaticano fueron filtrados a los medios italianos, también expuso riñas entre los altos funcionarios del Vaticano.

Es probable que el Papa Francisco seguirá el camino tradicionalista de continuar la enseñanza de su predecesor, que creía que la manera de contener la ola de secularismo era desafiándola, aseguran analistas. "Ciertamente, habrá una continuidad en las enseñanzas de la Iglesia", dijo el padre Fessio, un antiguo alumno de Benedicto XVI.

De muchas formas, el cardenal Bergoglio es una figura idónea para la transición de una línea de varios siglos de Papas europeos. Su padre era un inmigrante italiano, lo que le da raíces en un país que, junto con España, se considera la madre patria de Argentina. A menudo se dice que los argentinos hablan español con un aire italiano. La afinidad cultural podría haberle ayudado al cardenal Bergoglio con muchos de sus pares italianos que dominan la Curia.

Sus primeros momentos como Papa recordaron a aquellos de Juan Pablo II, cuyo calor humano relució cuando salió al balcón en 1978 y le pidió a la multitud que tuviera paciencia con su italiano. Sin embargo, Francisco I se dirigió al público con un italiano fluido marcado levemente por un acento español. "Empecemos este viaje… que conduce a todas las iglesias a la caridad, un viaje de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros", dijo.

La elección del nuevo papa fue anunciada al mundo, como marca la tradición de la Iglesia Católica, con una vigorosa humareda blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina, donde los 115 cardenales llevaban reunidos desde el martes para escoger al nuevo líder del Catolicismo.

Si bien el cardenal Bergoglio no había surgido como uno de los candidatos favoritos antes del cónclave, estuvo a punto de salir elegido en 2005, durante el cónclave que escogió a Benedicto XVI, asegura un cardenal que estuvo presente. Si bien varios cardenales habían sugerido que Bergoglio sería un buen sucesor para Juan Pablo II, la mayoría optó por el entonces cardenal Joseph Ratzinger. En su momento, Bergoglio dejó en claro que no quería ser "un candidato de oposición", dijo este cardenal.



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