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La vulnerabilidad del deporte ante la irracionalidad del hombre

2013-04-17

Pese a todo este recuento, no existe precedente alguno sobre algún maratón que haya...

Por Yahoo! Deportes

El horror que provoca ver como en cuestión de segundos, un acto deportivo que pone a prueba la resistencia humana -algo tan noble como un maratón- sucumbe ante los estruendos de tres explosiones que le quitan la vida a varias personas, llámese atletas o simples aficionados al deporte, nos hace poner en tela de juicio que tan racional se le puede llamar a los seres que escudados bajo el anonimato causan irreparables perdidas.

Contrario a lo que se desearía, los actos delictivos que tuvieron lugar en el Maraton de Boston son tan sólo el eslabón de una cadena de violencia que ha permeado al deporte durante más de cuatro décadas.

La historia comienza en 1972, cuando en plenos los Juegos Olímpicos de Munich un grupo de extremistas palestinos terminó con la vida de un grupo de atletas israelíes por el simple hecho de comulgar con su forma de ver la vida, pero sobretodo por conflictos de carácter territorial. El saldo, 11 atletas muertos.

24 años después, en los Juegos Olímpicos celebrados en Atlanta, un terrorista de nombre Eric Rudolph, colocó una bomba en el Parque Olímpico y al detonarse el artefacto le quit{o la vida a dos personas que circulaban por el lugar, además de que hirió a 112 más.

Posteriormente, y aún cuando no se registraron víctimas estrictamente deportivas, el 11 de septiembre de

2001 un ataque terrorista hecho abajo uno de los símbolos de Estados Unidos, las Torres Gemelas. La repercusión deportiva fue inminente, durante varios días todas las ligas profesionales del deporte detuvieron su actividad.

Con el paso de los meses, la paranoia que dejaron los ataques terroristas se difuminó en América, pero un nuevo brote de violencia comenzó a dar muestras de que terminaría en tragedia y que ésta podría a alcanzar al deporte, por lo que el tradicional Rally Dakar modificó su ruta trasladándola a países como Perú y Argentina. Otra vez la sombra de la irracionalidad del hombre daba muestras que podía alcanzar, esta vez al automovilismo en medio de un conflicto territorial en África.

Pese a todo este recuento, no existe precedente alguno sobre algún maratón que haya sido objeto del ataque mezquino de un grupo delincuencial, pero sobretodo irracional.



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