Calamidades

Robo de autos

2013-05-21

En la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal se dice, oficialmente, que...

Miguel Ángel Velázquez, La Jornada

Las cifras, en este caso, como en muchos otros, mienten. Las autoridades del Distrito Federal, y hasta las federales, advierten que el número de vehículos robados en esta ciudad ha ido a la baja, y seguramente se refieren al asalto, a mano armada la mayor parte de las veces, que señalan sus estadísticas, pero nada se dice de los otros robos.

Nos referimos, desde luego, a una de las formas más sutiles de despojo que se haya inventado. Sucede todos los días. En la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal se dice, oficialmente, que jornada tras jornada se reciben un promedio de 10 denuncias por fraude en la compraventa de vehículos. Números de los que debe estar enterado el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Los que cometen esos ilícitos no tienen por qué usar armas; simplemente se sirven de la ley y con ella en la mano le arrebatan, a cualquiera que deposite en ellos su confianza, algún automotor que se haya puesto a la venta. Cheques falsos o pagos incompletos son algunas de las formas que se utilizan para el despojo.

Sucede en todas partes, lo mismo se tira la trampa en un estacionamiento que en un restaurante o en un lote de autos. Muchas veces hasta en la casa del vendedor. Los ejemplos son muchos y las cifras oficiales parecen no contar las historias de aquellos que por miedo se niegan a interponer la denuncia.

El modus operandi es más que conocido. Un individuo enfrenta al vendedor con un cheque que más tarde no será aceptado por el banco, ya sea por insuficiencia de fondos o porque simplemente el documento es apócrifo. Muchas veces, el que firma el cheque falso –regularmente son documentos que exhiben la leyenda "certificado"– desparece, pero hay otros casos.

Uno, que por más reciente viene al caso, es el que realiza el lote de autos llamado Speed Cars, que se ubica en División del Norte 1103. En ese sitio, que se anuncia como "buen comprador de autos usados", se acepta, sin chistar, el precio con que se oferta el vehículo, se expide el cheque correspondiente y el vendedor sale satisfecho con la transacción.

Poco dura el gusto, minutos, horas después, el que vendió su unidad se siente sorprendido porque el cheque no tiene fondos, y regresa al lugar de la venta. Allí le aseguran que la empresa, si así le podemos llamar, tiene problemas financieros, pero que se le va a pagar y se le da una fecha de cobro.

Al cumplirse la fecha, quienes están a cargo del lote de autos advierten al vendedor que el automóvil vendido tenía una serie interminable de fallas, por lo que les es imposible solventar el precio que se había acordado. De nada sirven los reclamos del vendedor, que en esos momentos ya no es dueño del vehículo, pues firmó los papeles que le dan posesión del mismo a la empresa.

Pero aún falta. Como la empresa tiene problemas financieros, ahora promete, después de hacer el descuento de las supuestas composturas que sufrió la unidad, ir pagando, poco a poco, el precio reducido de la compra. Nunca se especifican las fechas y los montos de los abonos.

Total, el vendedor queda sin dinero y sin vehículo. Las autoridades aseguran que en esa operación no hay ilícito, y que cuando mucho se podría llegar a un juez civil para tratar de conciliar el asunto. Nada se hace en contra del comprador. Todo es legal. En lo que va del año, en el Distrito Federal se han robado 5 mil 439 vehículos, de esos, más de mil 500 fueron parte de un engaño financiero, y no hay respuesta de las autoridades.



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