Nacional - Economía

México debate los términos de las concesiones petroleras

2013-10-14

La producción de crudo de Pemex ha caído de un récord de 3.4 millones de...

LAURENCE ILLIF y JUAN MONTES, WSJ

CIUDAD DE MÉXICO—El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se encuentra ante una encrucijada con su plan para permitir que compañías privadas vuelvan a tener acceso al sector petrolero del país. El gobierno podría insistir en un modelo de contrato poco común que niega a las compañías los derechos sobre el petróleo y el gas que producen o podría unirse a la mayoría y usar un modelo en el que compartiría la producción.

La propuesta del gobierno para reformar la industria estatal petrolera busca revertir años de caídas en la producción y a la vez compartir los costos de explotar reservas cada vez más complejas, como aquellas en aguas profundas del Golfo de México y en formaciones de roca de esquisto. El asunto es bajo qué términos se invitaría a las firmas privadas.

Funcionarios del gobierno y algunos analistas aseguran que, en la práctica, hay muy poca diferencia entre el modelo de compartir las ganancias y el de compartir la producción, aunque apenas unos pocos países como Bolivia y Ecuador pagan en efectivo en vez de compartir el crudo y el gas que producen en conjunto con empresas privadas.

Aquellos que apoyan compartir las ganancias aseguran que darles a las empresas un porcentaje de la producción petrolera sería una medida poco popular en México, país que expulsó a las petroleras extranjeras en 1938 y entregó la industria al monopolio estatal Petróleos Mexicanos, mejor conocido como Pemex.

No obstante, ejecutivos de la industria petrolera y consultores advierten que si México opta por el camino de la menor resistencia política, podría terminar con otra reforma diluida como la de 2008. Así, no conseguiría transformar una industria energética al borde de la crisis, conforme la producción baja y las importaciones de gas natural suben.

La producción de crudo de Pemex ha caído de un récord de 3,4 millones de barriles al día en 2004 a cerca de 2,5 millones de barriles actualmente.

Las maniobras políticas a favor o en contra de cada uno de los modelos de contrato se intensificarán en las próximas semanas, a medida que los miembros más nacionalistas del partido de gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), choquen con los de la oposición, que favorece un contrato de corte más empresarial.

Peña Nieto depende del Partido de Acción Nacional (PAN) para asegurar la mayoría de dos tercios que necesita en el Congreso para reformar la Constitución y así abrir el sector petrolero. Aunque la oposición de izquierda se opone a cualquier cambio constitucional, el líder de PAN, Gustavo Madero, dijo que su partido exige concesiones de crudo o al menos compartir la producción, como condición para entregar su apoyo.

Los modelos en debate son para contratos de riesgo bajo en los que las compañías privadas deben encontrar y producir el petróleo y luego compartir lo ganado con el gobierno, el cual posee los hidrocarburos. Actualmente, Pemex sólo concede contratos de servicio sin riesgo, los cuales son pagados en efectivo.

Un funcionario de la Secretaría de Energía de México, quien solicitó el anonimato debido a que las negociaciones aún no han terminado, dijo que compartir las ganancias ha sido un modelo exitoso en otros países y puede ser tan rentable como otros modelos. El funcionario agregó que las amplias reservas no explotadas de México son demasiado tentadoras como para que las petroleras dejen pasar esta oportunidad.

"La verdad es que las grandes petroleras no pueden darse el lujo de ignorarnos", dijo el funcionario. "México es el octavo productor de crudo del mundo y tiene un enorme potencial en momentos en que es cada vez más difícil encontrar nuevos yacimientos".

En privado, los analistas de la industria petrolera aseguran que esa actitud podría llevar a México por el camino de otros países que predijeron equivocadamente que las grandes petroleras se abalanzarían sobre una porción de los nuevos hallazgos petroleros, sin importar cuán onerosos fueran los términos del contrato. Grandes operadores como Exxon Mobil, Chevron y BP recientemente se abstuvieron de participar en la subasta por un enorme campo de crudo en aguas profundas de Brasil.

Compartir las ganancias usualmente es visto como una opción menos atractiva que un contrato para compartir producción, conocido a menudo como un PSC, por sus siglas en inglés.

"Las compañías petroleras desean asumir la propiedad, no son empleados que esperan ser contratados", dijo Fadel Gheit, un analista de gas y crudo en la firma de inversión Oppenheimer & Co. "Si usted atrae una o dos compañías pequeñas, no moverá la aguja. Necesita conseguir una o dos de las grandes, que gastarán un montón de dinero y no se irán a la primera señal de problemas".

Gheit asegura que los contratos para compartir ganancias tendrían que generar el mismo valor que los que comparten la producción. La actitud de la industria es "o me da US$100 por barril o me da un barril", dijo.

México podría romper paradigmas al crear un modelo que se ajuste a su clima político actual y que a la vez atraiga a las grandes petroleras con sus enormes cuentas bancarias y tecnologías exclusivas.



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