Enfoque

La muerte de Kennedy recuerda el mito de su persona

2013-11-29

Un magnicidio que jamás fue aclarado ya que la comisión Warren, encargada de...

Autor: Nemesio Rodríguez Lois

El 22 de noviembre se cumplieron 50 años, medio siglo, de que el presidente norteamericano John F. Kennedy fuera asesinado en Dallas (Texas) por el francotirador Lee Harvey Oswald quien, a su vez, pocos días después, fuera asesinado por Jack Ruby.

Un magnicidio que jamás fue aclarado ya que la comisión Warren, encargada de investigar el caso, lo cerró diciendo que todo había sido obra de un asesino solitario, razón por la cual se descartaba la  teoría de la conspiración.

En los días que siguieron al asesinato -especialmente durante las escenas del sepelio en el cementerio de ArlingtonĀ– el mundo entero se conmovió al ver a una llorosa viuda, Jackeline, vestida de negro y  acompañada de sus dos pequeños hijos.

A partir de entonces surgió "la leyenda Kennedy" según la cual grupos tenebrosos que se mueven en las sombras habían asesinado al gran líder del mundo occidental que, durante la crisis de los misiles de Cuba (octubre de 1962) había sido capaz de parar en seco al imperialismo soviético.

Por eso fue que muchos volvieron sus ojos hacia Robert y Edward, dos de los hermanos del fallecido presidente a quienes esperaban ver muy pronto en la Casa Blanca para que esclareciesen lo ocurrido.

Robert lo intentó pero, lamentablemente, fue también asesinado en Los Ángeles en junio de 1968. Un año después, a mediados de 1969, Edward, el hermano menor, se vio envuelto en un escándalo en el que por no haber prestado auxilio a su secretaria, ésta murió en condiciones misteriosas.

El caso fue que las aspiraciones presidenciales de Edward quedaron sepultadas junto con el cuerpo de esta mujer de quien algunos insinuaron que podría ser su amante.

Al mismo tiempo el hecho de que Jackeline se casara con el magnate griego Aristóteles Onassis disipó la aureola de viuda mártir que muchos le atribuían.

Con motivo del medio siglo de aquel asesinato que, en su día, conmovió al mundo, conviene hacer algunas precisiones.

Por lo pronto es falso atribuirle a John F. Kennedy el papel de valiente defensor de occidente frente al comunismo ya que durante los pocos años que estuvo en la Casa Blanca su actitud al respecto dejó mucho que desear.

Prueba de ello la tenemos en el hecho de que cuando, en abril de 1961, un poderoso contingente anticastrista invadió Cuba para liberarla del comunismo, Kennedy les prometió que la aviación norteamericana los apoyaría en el desembarco.

Jamás llegó dicho apoyo. Kennedy los abandonó a su triste suerte.

Años después, el presidente Diem de Vietnam del sur le pidió ayuda a Kennedy para frenar a los invasores comunistas que venían desde el Norte. Kennedy les negó su apoyo, Diem fue asesinado y a partir de entonces empezó una guerra larga y sangrienta que duró más de una década y en la que murieron más de 50 mil norteamericanos.

En los últimos años ha dado mucho que hablar el supuesto romance que tuvo Kennedy con la actriz Marilyn Monroe, la cual, en agosto de 1962, apareció muerta tras un aparente suicidio. La verdad pocos la conocen.

Hacia finales de 1963, Kennedy estaba tan desprestigiado que se llegó a temer que perdiese la reelección en 1964; por eso fue que importantes personajes del Partido Demócrata le pidieron que no se presentara a un segundo período.

Kennedy no les hizo caso y, desafiándolos, viajó hasta Florida en donde les ofreció a los exiliados cubanos que les ayudaría a liberar Cuba si lo apoyaban.

¿Lo habría hecho en caso de haber sido reelegido? ¿volvería a traicionarlos como en Bahía de Cochinos? jamás lo sabremos porque Kennedy fue asesinado pocos días después: El 22 de noviembre de 1963.

En torno a su muerte y paso por la presidencia se tejió toda una leyenda dorada que hoy en día ni los ingenuos creen por la sencilla razón de que "el tiempo pone a cada quien en su lugar".



EEM