Panorama Económico

Represalia contraproductiva

2014-09-16

La semana pasada el presidente decidió dar marcha atrás en su propósito, por...

Arturo Balderas Rodríguez, La Jornada

Hace apenas un par de meses el presidente Barack Obama aseguró que usaría el poder discrecional que la Constitución le otorga para solucionar algunos de los principales problemas que sufre el disfuncional sistema migratorio de Estados Unidos. Para ello, emitiría una serie de disposiciones ejecutivas que beneficiarían a varios millones de indocumentados que han esperado años para salir de las sombras y tener un estatus migratorio legal.

La semana pasada el presidente decidió dar marcha atrás en su propósito, por considerar que es mejor asegurar que dichas medidas tengan un respaldo legislativo y, por tanto, una duración permanente. Su cambio de parecer se basa en la presión de un buen número de compañeros de partido para que posponga su intención de resolver los problemas migratorios por decreto hasta después de las elecciones de noviembre. Muchos de ellos tienen serios problemas para ser elegidos, debido a que en sus distritos muchos electores ven con recelo o franca animadversión cualquier política que beneficie a los migrantes indocumentados. Los votantes latinos están en franca minoría, y por tanto sus posibilidades de influir en las elecciones son mínimas.

Es un hecho que los republicanos conservarán la mayoría en la Cámara de Representantes, pero aspiran a ganar también el Senado, donde por ahora los demócratas son mayoría. De acuerdo con los sondeos de opinión, al menos tres senadores de ese partido están en serio peligro de perder la elección. De ser así, el Partido Republicano arrebataría la mayoría en la Cámara de Senadores a los demócratas y controlaría las dos ramas del Congreso.

En tal caso, el devenir político de Estados Unidos se vería afectado en varios aspectos. El que más importa a la comunidad de origen latino es que se pospondría indefinidamente una reforma migratoria que los favoreciera. Más grave aún, los jóvenes que fueron traídos al país por sus padres todavía siendo niños y tuvieron un respiro cuando Obama canceló los juicios para su deportación, estarían en peligro de ser expatriados. Los republicanos nunca estuvieron de acuerdo con esa disposición y no sería extraño que sumaran esfuerzos para revertirla.

Tal vez la comunidad latina, cuya mayoría ha favorecido a los demócratas en elecciones recientes, debiera posponer sus intenciones de abstenerse de votar en represalia al presidente Obama por no cumplir con la prometida reforma migratoria. Su ausencia en las urnas afectaría principalmente a quienes aspiran a regularizar su estatus migratorio.

 



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