Panorama Económico

Los precriterios de 2016

2015-04-09

De esta manera la Secretaría de Hacienda ha decidido que al "ajuste preventivo" de...

Orlando Delgado Selley, La Jornada

En plena Semana Santa la Secretaría de Hacienda entregó al Congreso un documento base para la presupuestación de 2016. En él se autoelogian porque anuncian las acciones que instrumentará para afrontar las dificultades que se derivan de un "entorno complejo", las que permitirán que las finanzas públicas respondan a un programa "oportuno, responsable y adecuado al entorno económico". En contraste con estos autoelogios, el documento ha sido analizado críticamente acusándole se proponer una política fiscal imprudente con costos innegables para el crecimiento, así como de evadir la explicación de comportamientos macroeconómicos básicos (Reforma, Negocios, 8/4/15, p. 4), o bien que las promesas del gobierno de Peña Nieto no se cumplirán (Proceso, 5/4/15).

Un asunto sobre el que conviene insistir es el de los propósitos de la política económica. Indudablemente es correcto actuar "oportuna, responsable y adecuadamente", pero habría que preguntarse atendiendo a que objetivo. Para el gobierno federal el gran propósito es mantener la principal meta de la ortodoxia económica: las llamadas finanzas públicas sanas como base para la estabilidad macroeconómica. Se sostiene que, en consecuencia, ante la reducción inminente de los ingresos públicos, derivado de la significativa reducción de los ingresos petroleros y de la decisión de mantener los impuestos sin cambios, la única acción responsable es reducir el gasto público.

De esta manera la Secretaría de Hacienda ha decidido que al "ajuste preventivo" de 124 mil millones de pesos anunciado en enero al presupuesto de 2015 es necesario un ajuste al presupuesto de 2016 del orden de 135 mil millones de pesos. Estos ajustes tendrán consecuencias negativas en 2015 y en 2016 sobre el crecimiento económico y la generación de empleo. Aceptando que es posible y necesario ajustar el gasto corriente, es claro que el país requiere que el esfuerzo de inversión del sector privado sea completado con inversión pública. Disminuir la inversión pública afecta significativamente al crecimiento y al empleo. Por esto el gobierno federal ha actuado irresponsablemente al haber disminuido la inversión pública en 2013 y 2014, lo que continuará en 2015 y 2016.

Evadiendo su responsabilidad por la reducción del crecimiento y sus evidentes consecuencias sobre el empleo, Hacienda declara que en 2014 aumentaron en 714 mil los afiliados al IMSS, lo que presume como nuevos empleos generados. Como bien señala J. Heath un crecimiento en el número de nuevos empleos de esta magnitud implica un aumento de los empleos formales de 4.2 por ciento, lo que es incompatible con el crecimiento económico observado de 2.1 por ciento. Consecuentemente, "es falso que en 2014 se haya registrado el segundo mayor aumento de empleo formal en la historia en un solo año". Se trata simplemente de la formalización de empleos informales y la incorporación de empleos formales derivada de la fiscalización que ha realizado el IMSS.

Así las cosas es claro que hay mucho que el gobierno federal no explica y mucho también que explica mal. Se trata, como es obvio, de evitar que haya reconocimiento explícito de ciertos resultados de la acción gubernamental de este gobierno. Sin embargo, las omisiones, las verdades a medias y las falsedades no son ocultables. Nuestra sociedad dispone de la suficiente capacidad analítica para desmenuzar las propuestas gubernamentales y hacer explícitas sus incongruencias, inexactitudes y afirmaciones erróneas. Esta capacidad ha permitido proponer alternativas viables para que nuestra economía supere su mediocridad.

El gran problema del país no es que por enésima vez las promesas presidenciales no se cumplan. Nuestro problema es que los actores políticos con presencia parlamentaria están atados a la misma explicación del funcionamiento económico que ha sido dominante durante más de 30 años. Esta concepción es la que domina el diseño de política económica, domina en los centros empresariales y en buena parte de la academia. Lo verdaderamente estruendoso es el fracaso reiterado de esta política y que, pese a ello, se mantiene en el poder.



ROW

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