Cabalístico

Caballo de Troya

2015-09-14

Claro que hay que ser generosos con este problema, pero no podemos perder la cabeza, y dejar de...

Autor: Luis Lopez-Cozar

Llama la atención que los verdaderos perseguidos, los cristianos que estan siendo asesinados en Siria, no estén entre los refugiados que piden ser recibidos en Europa, llama la atención que los países musulmanes ricos, los que pagan millones al Barca y al Real Madrid, no ayuden a sus hermanos musulmanes de Siria, y por eso tengan que venirse a Europa, llama la atención que Estados Unidos esté negando los visados a los cristianos perseguidos en estos países, llama la atención que los políticos, asociaciones y medios de comunicación que promueven agresivamente el derecho a matar niños (el aborto), bramen ahora en defensa del niño encontrado muerto en la playa, para apelar a nuestra sensibilidad y de esta manera forzarnos a aceptar la inmigración a cualquier precio.

Claro que hay que ser generosos con este problema, pero no podemos perder la cabeza, y dejar de usar la razón, la inteligencia. Todas estas dobleces y faltas de coherencia que he comentado, me hacen desconfiar sobre las intenciones que hay con todo esto, hay algo muy raro en lo que estamos viviendo. Casi antes de comenzar  el problema se sabe el numero total de refugiados que hay, y las cuotas exactas de personas a repartir por cada país..... Veamos.

"El multiculturalismo es una situación artificial y malsana que sólo afecta a los Estados en declive general. Un Estado multicultural porta en lo más profundo de si mismo los gérmenes de su futura destrucción nacional. Todas las naciones multiculturales desembocan en un estado de ruina política, moral, económica y social.

En los tiempos modernos, el multiculturalismo se está instituyendo de arriba hacia abajo, como una herramienta de la clase dirigente utilizada para enfrentar uno o varios grupos raciales o étnicos contra otro. El caos cultural que se deriva de ello sirve a los designios políticos, los objetivos económicos y las necesidades de poder de las élites dirigentes y sus socios. Esa técnica fue desarrollada en primer lugar por los ideólogos marxistas que utilizaron el multiculturalismo en Rusia para dividir y vencer la resistencia al establecimiento de un estado comunista, causando millones de muertos y desaparecidos.

Hoy en día, una red interconectada de fundaciones como Ford o Carnegie, imperios financieros como Rockefeller y Rothschild, y organismos gubernamentales bajo su control férreo, trabajan conjuntamente con las oficinas de propaganda controlada por el New York Times, CBS y Hollywood, para promover y favorecer el multiculturalismo en EU, pero el mismo proceso con los mismos métodos, son empleados en otras partes.

El multiculturalismo es utilizado como un martillo para forjar a los pueblos que conformarán los Estados obedientes al Nuevo Orden Mundial, sí el multiculturalismo es un arma de guerra de la política moderna. La parcelación y división deliberada de estas naciones, y la pérdida de la identidad nacional y de proyecto común que desemboca en grupos políticos en conflicto, sirve de trampolín a un gobierno mundial. ¿Pero quién compondrá ese gobierno mundial? Una clase dirigente constituida en una "jerarquía económica" que reemplazará la "jerarquía natural" de la filosofía del siglo XIX. Una fuerza que considera a los países y las personas como objetivos económicos para explotar, y después como objetivos militares que deben ser vencidos si oponen resistencia. No hay que dejarse engañar, la izquierda, la internacional socialista o la alianza de civilizaciones, juegan el papel de "palmeros" de este movimiento multicultural promovido por el gran capital.

El verdadero instigador, la élite invisible que promueve el multiculturalismo como un arma de guerra contra los pueblos, son cualquier cosa menos liberales, progresistas o democráticos. Al contrario, son unos tiranos mundialistas que quieren más poder, más riqueza, más control sobre las personas. El plan de las élites prevé un gobierno mundial dictatorial compuesto de estados federados por la fuerza ( lo mismo que promueve la izquierda ahora en España), y que serán en realidad Estados policiales sin fronteras. La ONU por su parte sirve de pantalla comercial y de escaparate público a los que manipulan los acontecimientos mundiales detrás de las bambalinas. Su proyecto económico es una plantación mundial de trabajadores supervisados por sociedades transnacionales que se preocupan de los derechos de las personas que fabrican sus productos, tanto como lo hacía Stalin con sus trabajadores miserables.

El multiculturalismo es favorecido en un país por los que pretenden sacar provecho de su aceptación,  y así como un árbol moribundo pierde sus hojas y es atacado por hongos y los gusanos de la descomposición,  una nación es minada por los multiculturalistas. La cultura dominante es atacada por todos los frentes. Mediante la difamación, el nivelamiento y el debilitamiento de la cultura dominante, se crea un ambiente para que haya tensiones y disturbios sociales, políticos, económicos, para producir el cambio que beneficiará a los promotores del Estado multiculturalista.

El gobierno y los medios de comunicación al poner el acento sin descanso en las cuestiones del hecho diferencial, raza,  sexo y diversidad, antes que en los verdaderos problemas que deben  ser abordados, crean una división creciente en la sociedad en ese sentido. Es esto exactamente lo que quieren los partidarios del multiculturalismo. Así esta España desaborlada, dividida en 17 cachos, sin saber quién es,  es campo abonado para introducir en ella ese multiculturalismo que acabe destrozandola.

La inestabilidad social, causada por una erosión constante de las normas y los valores, acompañada por una carrera sobre las oportunidades económicas cada vez más escasas, genera la alienación y el conflicto necesario para la implantación de un Estado multicultural, sin identidad propia.

Como herramienta política, el multiculturalismo tiene varias aplicaciones. Es utilizado para impedir un consenso nacional entre el electorado. La confluencia de opiniones divergentes sobre la visión de la vida, las creencias, las religiones, los hábitos étnicos, etcÂ…, alimenta un caudal turbulento de descontento que el multiculturalismo controla y dirige. Es un método perfecto para asegurarse que no pueda haber entendimiento, unidad y un deseo de destino común entre los gobernados. El multiculturalismo representa una forma básica del lema "dividir para mejor reinar", en provecho de los gobiernos corrompidos y sus socios.

El multiculturalismo es también una herramienta financiera utilizada para nivelar social y económicamente una población concreta. Cuando está instalado, conduce de hecho a una lucha por los recursos, que se vuelven escasos, una lucha por el trabajo barato. El Gobierno se asegura así una reserva de trabajadores pobres gracias a la inmigración (legal e ilegal) que al trabajar por remuneraciones inferiores, hunde sin cesar los salarios a la baja. Para la gran mayoría de los ciudadanos, el nivel de vida no subirá, sino que por el contrario, disminuirá constantemente.

Por regla general, el grado de multiculturalismo en una sociedad es directamente proporcional a la corrupción en la cumbre del sistema político, e inversamente proporcional a la unidad nacional. Dicho de otra manera: el éxito del multiculturalismo se verifica cuando el país ha fracasado.

El multiculturalismo puede además ser utilizado como "herramienta de transición" para hacer pasar una población concreta de una forma de gobierno hacia otra. Cuando una situación política de codicia, de corrupción masiva, y la divergencia de objetivos es acompañada de una situación social de drogas, de violencia y descontento, entonces se crea el ambiente perfecto para un cambio de gobierno hacia un sistema que sirva mejor los intereses a largo plazo de la élite dominante, el estado policial o el estado comunista.

En el ambiente deletéreo del multiculturalismo se reeduca al pueblo en una entidad más maleable. La población es moldeada mentalmente por nuevas formas de educación pública en las escuelas, el adoctrinamiento de los medios y por los discursos de las élites. Los ciudadanos libres se convierten en masas deprimidas que se adaptan y aceptan los cambios fundamentales de la evolución nacional como única solución de supervivencia. Para los reticentes, la sumisión por la fuerza se llevará a cabo bajo la forma de sanciones jurídicas disfrazadas en leyes antidrogas, antiterrorismo, violencia de genero u homofobas.  Todo esto conduce hacia lo que George Orwell predijo en su libro "1984".

Con la sociedad multicultura, entramos en una sociedad en la cual aquellos que tienen el comportamiento más asocial, el estilo de vida más desviado o están en situación de fracaso personal, son aquellos a los que el gobierno les presta más atención. ¡Esto no es una casualidad! No se trata de torpeza del gobierno: es el resultado de una premeditación, de una intención, de un objetivo. En esto el gobierno y la oposición defienden el mismo programa. El repetido mantra del dialoga en España, sólo ha servido para ponerse de acuerdo en cómo destruirla. Todo esto es el programa de una élites de gobernantes que han caído definitivamente entre las manos de las fuerzas del Mal. No entender este punto esencial, conduce a tomar eternamente caminos equivocados, o culpar inútilmente aquellos que no tienen el poder de cambiar el curso de los acontecimientos.

El multiculturalismo es también, al igual que la droga,  un arma insidiosa. Destruye a la vez el alma y el cuerpo de un pueblo. Todos los lazos con la familia, la comunidad y el pueblo en su conjunto, son destruidos por estos dos opiáceos del espíritu humano que son el multiculturalismo y las drogas o el alcohol. Los dos, son difundidos por la élite mundialista, decidida a crear un orden mundial cuyo poder es tal, que los sujetos no tengan ningún potencial de resistencia contra él.

Por su misma naturaleza, cada Estado policial naciente busca explotar a la vez el poder del Estado y el pueblo, para su propia voluntad. Cuando se lanzan llamadas por medio de lemas como "la guerra contra el crimen, la droga, la violencia de genero, la pobreza, etcÂ…", el significado real es "¡Entregar el poder al Estado y aplaudir la violación de vuestra libertad!". En resumen: el multiculturalismo es otro programa concebido para crear los sujetos de un Estado policial sin fronteras. Cuando la "guerra contra la droga" se añade a la "guerra contra el terrorismo", el mundo de Orwell de una guerra sin fin se ve realizado. Será su mundo, sus órdenes, nada nuevo en realidad: la voluntad despótica es tan vieja como la propia humanidad.

Pero nada está perdido, la partida no está decidida. Las puertas de la esperanza están abiertas.

La antítesis del multiculturalismo es la solidaridad moral, religiosa y cultural entre los habitantes de una nación. Creer en sí mismo es la mayor riqueza de un pueblo. Es necesaria la cohesión que produce una visión nacional, con límites claros de lo que es aceptable y de lo que no lo es en los asuntos de una nación. El multiculturalismo como arma de guerra se vuelve inoperante y es rechazado en un entorno así.

Los EU, hispanoamérica y la mayor parte de Europa están dirigidos por políticos de los cuales lo mejor que se puede decir de ellos es que son hombres saqueadores y divisores del Estado. La clase política dirigente de izquierda y de derechas de estos países está más cerca, desde el punto de vista ideológico, del gobierno mundial, que de un espíritu preocupado por el destino de sus pueblos".

El bloqueo de Viena, Poitiers, Lepanto o la liberación de Granada, fueron el sonido de las campanas de la libertad en Europa ante la invasion musulmana, me temo que esas campanas estan llamando de nuevo a los hijos e hijas de Europa. 

¡Europa vuelve a tus cristianas raíces! 

(El entrecomillado son ideas de un artículo que ví hace tiempo, que por tanto no es mío, pero del que olvidé copiar la fuente)

 



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