Policrato Philodemos

El problema de las soluciones torpes

2016-02-03

Ante este desamparo la ciudadanía en general, y especialmente las asociaciones que la...

Alm. Manuel Rodríguez Gordillo

"En la solución de problemas la ignorancia
tiende a la exageración, provocando un
problema mayor que en su desmesura olvida
la finalidad que perseguía"

¿ Seguridad en supermercados ?

El crecimiento de la inseguridad ciudadana en México ha sido proporcional al de la corrupción que la ha provocado, extendiéndose como un cáncer que pudre a las células (léase funcionarios públicos), y desarticula el equilibrio y los procesos de los órganos (léase instituciones de gobierno), dejando a la sociedad en una total indefensión.

Ante este desamparo la ciudadanía en general, y especialmente las asociaciones que la componen, han levantado la voz para exigir a las autoridades que cumplan con las funciones fundamentales de todo gobierno, mismas que además legitiman su existencia, como son el de dar seguridad a la población y el otorgar certeza jurídica a la sociedad que gobiernan.

No es óbice señalar que algo tan evidente (como decir que el cielo es de color azul cuando no hay nubes que obstruyan la luz solar), y del dominio público, la existencia de que tanta inseguridad ciudadana se debe a la extensa red de complicidades entre políticos y autoridades con el crimen organizado, y que se ha llegado al extremo de que este ha alcanzado tanto poder económico, que le ha dado la capacidad para comprar candidaturas a los partidos políticos, o financiado sus campañas, y obtener puestos de elección popular y/o sobornar a las autoridades para desde el poder político (ocupado por sus miembros o bajo su protección y complicidad), actuar con la confianza absoluta que otorga la impunidad, como quedó demostrado escandalosamente en el Estado de Guerrero, con el caso del alcalde de Iguala, involucrado en el crimen de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, razón de más para explicar los motivos por los que el cáncer político-social que corroe el organismo administrativo que rige en México, no ha sido tocado y goza de excelente salud para degradar la vida nacional en todos los ámbitos.

Sin embargo y a pesar de lo dicho anteriormente, ante la exigencia ciudadana y especialmente del comercio organizado, dado lo insostenible y crítico de la situación, algunos gobiernos locales y estatales han permitido y/o instalado ellos mismos, algunas medidas de seguridad en lugares públicos y comerciales, como los dispositivos existentes en algunos "supermercados", como ha sucedido en las tiendas trasnacionales "Wallmart", sitas en la ciudad y puerto de Veracruz.

Lo patético y peligroso del caso es la torpeza como lo han hecho, ya sea por incompetencia, valemadrismo, o "gatopardismo" deliberado (para simular que se atiende el problema), se han instalado guardias (en medio de un nutrido público de compradores), uniformados con ropa de camuflaje, chaleco antibalas, botas de campaña y casco de combate, armados con fusiles tácticos de alto poder y largo alcance (como si fueran tropas de asalto en una misión de comandos), que se comportan como si estuvieran en situación de combate ante un ejército enemigo.

Los imbéciles (perdón a mis lectores por la expresión), que instalaron este tipo de dispositivo de "seguridad" en un supermercado abarrotado de civiles, no tuvieron el alcance de planear correctamente su cometido (quiero pensar que por ignorancia y no por "fanfarronería", a la manera de "Rambos de opereta"), y no analizaron ninguna de las consecuencias que tendría el disparo de un arma larga de alto poder y gran alcance (capaz de atravesar varios cuerpos humanos), en medio de un grupo de civiles (consecuencias que algunos retrasados mentales luego llamarían "daños colaterales"), por ignorar que en dichos operativos de seguridad ciudadana es más efectivo y menos peligroso el empleo de armas cortas y escopetas recortadas de tiro central (de corto alcance y potencia media aunque suficiente para uso urbano), que son más adecuadas y con menos riesgos de daños colaterales entre los consumidores , cuando son empleadas en lugares confinados, como lo es un supermercado atestado de clientela inocente…. ¿O no sería que decidieron instalar un operativo de control, pensando en que se trataba de enviar tropas de ocupación a un territorio enemigo?

Al parecer quienes diseñaron irresponsablemente tal operativo en "Walmart", nunca se hicieron las preguntas acerca de la naturaleza y tipo de las posibles amenazas y riesgos a la seguridad para las personas (sean clientes o empleados), o el inmueble del supermercado, ya que según el dispositivo establecido parece que instalaron un operativo para repeler un ataque de comandos, como si se tratara de luchar en algún tipo de guerra, o quizá lo implementaron sin tener idea de cómo se planea un dispositivo de esta naturaleza (como también debe haberles sucedido a las autoridades de seguridad pública que debieron aprobarlo), que es el de analizar la clase, tipo y fortaleza de la amenaza que se desea neutralizar, combatir, o simplemente disuadir, y de la misma manera es evidente que no tomaron en cuenta el tipo y naturaleza del teatro de operaciones, donde se efectuarían las acciones, dado que la diferencia que pueda existir entre los distintos lugares, así como el análisis de la clase, tipo y fortaleza de la amenaza determinan  el tipo de armamento y blindaje a utilizar, así como las tácticas adecuadas para alcanzar el objetivo, elementos indispensables a considerar en cualquier planeamiento de seguridad, sin importar lo elemental que pueda parecerles este tipo de  operativos.

Abundando en los conceptos anteriores (que son elementales y básicos  para cualquier especialista en seguridad personal ante el riesgo de una amenaza), y para una mejor comprensión del problema, se puede señalar la diferencia que existe entre los  procedimientos, la organización y el equipamiento, que se necesitan para dar seguridad a una sede diplomática y a un kinder de niños, o entre un recinto aduanal fronterizo y un supermercado abarrotado de gente, en donde las circunstancias y tipo de terreno son totalmente distintas, así como las amenazas posibles para cada uno de ellos, mismas que pudieran ser desde ataques terroristas (incluyendo los suicidas), hasta el rapto y secuestro de niños, o cuando se trata de detener a vulgares raterillos ocasionales, o de anular el vandalismo callejero, o bien de evitar asaltos por profesionales del crimen, por señalar algunas de las múltiples situaciones que podrían (y deberían), ser consideradas en un planeamiento profesional en donde se corre el riesgo de provocar daños a terceros inocentes.

Las preguntas que surgen ante tal desproporción de dispositivos y de peligrosas ineptitudes profesionales serían…. ¿En manos de quienes han puesto la toma de decisiones para garantizar la seguridad de la población?... ¿De profesionales?... o ¿De compadres y favoritos (ineptos), como siempre ha sido?



JMRS
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