Pura Demagogia

De gobiernos populistas a liderazgos demagógicos

2016-03-12

El populismo, más pronto que tarde, será sustituido por otra clase de demagogia y...

Rogelio Núñez


La derrota del kirchnerismo en las presidenciales de Argentina, del chavismo en las legislativas en Venezuela y de Evo Morales en el referéndum en Bolivia está creando una falsa sensación de que el populismo se encuentra en decadencia en la región. En realidad, solo asistimos a la cuesta abajo de una "cierta" forma de gobernar.

El populismo, más pronto que tarde, será sustituido por otra clase de demagogia y demagogos con aspiraciones a convertirse en nuevos populistas.

Esa falsa sensación provoca que analistas como Roberto Giusti señale que "el homenaje a Hugo Chávez, por parte de los mandatarios amigos (subvencionados), en el tercer aniversario de su muerte, antes que revestir el carácter solemne de una vida y obra en plena vigencia, tuvo más bien el tono lánguido y desvaído de las despedidas definitivas. En el marco de un país sometido a las más crueles penalidades y frente a una región donde la internacional chavista se diluye en medio de todo tipo de escándalos y de corruptelas que comprometen a sus socios, el deslucido evento, con notorias ausencias, antes que realzar la figura del ilustre difunto, puso en evidencia el triste final de una época".

Sin embargo, que el kirchnerismo haya perdido el poder, que Evo Morales no pueda seguir más allá de 2020 o que Rafael Correa renuncie a continuar en 2017 todo ello, siendo muy significativo, no evidencia que la región está vacunada frente a la demagogia.

De hecho, los nuevos tiempos, marcados por la ralentización, pueden ser un perfecto caldo de cultivo en el que surjan liderazgos populistas que traten de aprovechar el descontento social para canalizar en su favor la desafección hacia los partidos políticos tradicionales.

Candidatos a encabezar liderazgos de tinte demagógico abundan en la región y los hay de diversas clases:

1-. La pervivencia de los demagogos clásicos

Son estos tiempos ideales para todo un clásico de la demagogia política: el mexicano Andrés Manuel López Obrador quien desde 2006 mantiene un discurso de ese tipo.

AMLO es uno de los favoritos para ganar las elecciones en 2018.

La encuesta nacional El UniversaL/Buendía & Laredo muestra que hay un triple empate entre la aspirante del PAN, Margarita Zavala, 24 por ciento; Miguel Ángel Osorio Chong, del PRI 23 por ciento; y Andrés Manuel López Obrador, 20 por ciento.

López Obrador es un demagogo de manual que construye su discurso apoyado en el victimismo y en la creación de un enemigo común, la "mafia del poder".

"Todos ellos le han dado la espalda a nuestro movimiento y adelanto: vienen nuevas traiciones, porque la traición siempre se hace acompañar de otras, nunca llega sola, pero los que traicionan son los politiqueros, los corruptos, no la gente; no el pueblo", se le podía escuchar recientemente en un mitin.

2-. El recurso a la polarización

Más allá de México hay otros casos en los que la apelación corre por los caminos de la polarización y la crispación política.

El uribismo en Colombia ha emprendido el sendero de la radicalidad sobre todo tras la detención de Santiago Uribe, hermano de Álvaro.

De hecho, Centro Democrático ha emprendido una dura campaña de críticas contra Juan Manuel Santos y ha acentuado la polarización y la crispación políticas.

Iván Zuluaga, candidato predsidencial del uribismo en 2014, ha sido muy duro: "Las señales de cómo se ha actuado son propias de un régimen donde se quiere imponer la unanimidad, el chantaje y la presión para acorralar a una oposición. Uno no puede decirle a los ciudadanos que las instituciones están funcionando cuando está bajo presión. Lo que queremos reflejar es que en este país se quiere imponer una persecución judicial. Eso no es de un sistema de talante democrático. Lo que ha sufrido el Centro Democrático es propio de dictaduras".

Álvaro Uribe, a quien la revista Semana señala como líder de una especie de "Tea Party" colombiano, aspira a recoger el descontento hacia Santos, hacia la situación económica y la de aquellos que no comulgan con el acuerdo con las FARC. En 2018 Santos no será candidato y el uribismo espera a regresar a la presidencia.

3-. La crítica a la "partidocracia"

Los planteamientos antisistema y de denuncia de la "partidocracia" ya están teniendo éxito en Latinamérica.

En Guatemala Jimmy Morales basó su éxito en atacar la corrupción y a los partidos políticos lo mismo que Julio Guzmán el outsider exitoso en Perú: "La corrupción no es solo un tema moral, afecta nuestra calidad de vida […] Ya no queremos congresistas y presidentes que luego de 5 años terminan con dos o tres casas dentro y fuera del país".

En Chile, el desencanto por la ralentización y el fracaso del gobierno de Michelle Bachelet crean un caldo de cultivo para ela scenso de outsiders con planteamiento antisistema, como Marco Enríquez-Ominami.

"Eso es siempre imprevisible. Evidentemente que pueden surgir personas de la nada, es cosa de ver a Franco Parisi que sacó un montón de votos. Si bien es poco probable que terminemos con un Presidente que hoy día no conocemos su nombre, no es del todo imposible", señala Marta Lagos (Latinobarómetro).

En definitiva, la demagogia y el populismo están lejos de encontrarse en decadencia o a punto de desaparecer. De hecho, todo indica que reaparecerá bajo otros rostros y además tendrá una presencia global.

"Lo más interesante de Trump, como producto político, no es lo excepcional que es sino lo común que es en estos tiempos de antipolítica. Los "terribles simplificadores" proliferan cuando crece la incertidumbre y la ansiedad en la sociedad y por ello hoy en día son una tendencia global. Están en todas partes. Pero Trump es la más peligrosa manifestación de esta tendencia. Y, en eso, sí es excepcional", concluye Moisés Naim en el diario El País.



JMRS
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