Atrocidades

El atentado de Bruselas

2016-03-23

Importa prever algunas de sus probables ramificaciones, para estar atentos a lo que se...

Claudio Lomnitz, La Jornada

Ayer una serie de bombas mataron a 34 personas e hirieron a 130 en el aeropuerto y en el metro de Bruselas. Algunos heridos están graves aún a la hora en que escribo estas líneas. Solidaridad con la gente de Bruselas.

Los tiempos del ataque sugieren en principio que se trata de una respuesta –y una demostración de fuerza– ante la captura de Sabah Abeslam, organizador de los ataques de noviembre a la ciudad de París, y a la sazón el criminal más buscado de Europa. En el aspecto práctico e inmediato, más allá de muertos y heridos, el atentado cerró la ciudad de Bruselas y su aeropuerto, y tuvo efecto inmediato en los trámites de seguridad en aeropuertos, estaciones de tren y de metro en toda Europa, cosa que irritará a la población y tendrá el efecto normal de exacerbar su conciencia de los actos, y sus implicaciones prácticas e inmediatas en casa. Alemania selló su frontera con Bélgica, etcétera. Pero, sin duda, el atentado tendrá otras ramificaciones, que trascenderán con mucho la espiral de atentados y capturas, acusaciones y contra-acusaciones en que está enfrascado el radicalismo islámico.

Los efectos políticos de mediano plazo de este atentado no serán menores. Importa prever algunas de sus probables ramificaciones, para estar atentos a lo que se estará jugando en la política internacional en los próximos meses.

En el plano general, el atentado acrecentará la negativa migratoria europea a los refugiados de Siria, y a migrantes musulmanes más en general, sean de Oriente Medio, África o Asia. Se fortalecerán los partidos ultranacionalistas y también el nacionalismo de centro, y surgirán nuevas políticas contrarias a los migrantes, o que acrecienten la vigilancia y el control sobre ellos, como ha sucedido cada vez que ha habido una de estas atrocidades. Sólo que, más allá de esas generalidades, hay hoy un par de coyunturas delicadas que se afectarán inevitablemente.

Así, en Gran Bretaña el atentado en Bruselas tenderá a engrosar las filas de quienes apoyan la llamada Brexit, es decir, quienes buscan la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. La votación será el 23 de junio próximo, y en la actualidad una mayoría quiere que Gran Bretaña siga en la Unión Europea (52 por ciento frente a 48 por ciento). Sin embargo, uno de los argumentos de quienes quieren salir de la Unión Europea es precisamente incrementar la seguridad ante el libre movimiento de migrantes en Europa. Seguramente el atentado volcará votantes hacia la posición de salir de la Unión Europea, y vuelve así menos seguro el futuro de ésta.

Segundo, es previsible que el atentado ponga todavía más a la defensiva a la canciller alemana Angela Merkel, quien había enarbolado hasta ahora la posición más abierta y generosa frente a los refugiados sirios. Merkel lleva meses enfrentando una oposición aguda a su política migratoria, en ocasiones incluso radicalizada, sobre todo después de las vergonzosas agresiones y acosos de bandas de migrantes árabes a docenas de mujeres en Colonia y Hamburgo durante los festejos del Año Nuevo de 2016.

Una Angela Merkel debilitada en Alemania significará un Erdogan fortalecido en Turquía. En lo que va del año, Ankara y Estambul también han sufrido una serie de atentados, cada uno con una buena carga de muertos. Erdogan ha respondido a estos atentados reprimiendo a los kurdos, y silenciando a la prensa y a sectores de la academia. También ha aprovechado la crisis migratoria en Europa para fortalecer su situación de negocación: Europa ha ido abandonando su defensa de los derechos humanos y de libertad de expresión en Turquía a cambio de que Turquía se encargue de más migrantes sirios. El debilitamiento de Merkel fortalece esta postura de Erdogan, por lo que podemos prever que las fuerzas de la oposición en Turquía quedarán debilitadas de nueva cuenta con este nuevo atentado.

Por último, sería raro –muy raro–que el atentado de Bruselas no fortaleciera todavía más a Donald Trump, tanto en las elecciones primarias del Partido Republicano como, caso que las gane, en las elecciones de noviembre. Trump ha sido el único candidato que ha hecho declaraciones absolutamente contrarias a la migración musulmana a Estados Unidos. Su respuesta a quienes lo atacan de racista por eso es que, a diferencia de sus contrincantes, que son unos típicos políticos hipócritas, él sí se atreve a decir lo que todo el mundo piensa, pero calla. Lo que todos piensan, en este caso, es que aunque pudiera haber una mayoría musulmana buena, hay una minoría suficientemente grande que simpatiza con el terrorismo como para justificar una restricción migratoria muy severa. Lo que todos piensan en este caso comparte, además, un importante elemento con la propuesta de Trump respecto de que México pague el muro fronterizo, y es que los contribuyentes estadunidenses no tendrían por qué fletar el costo de investigaciones judiciales dirigidas a discernir entre musulmanes buenos y musulmanes malos. Mejor excluirlos a todos y ya.

En resumen, los ataques a Bruselas ayer tendrán el efecto inmediato de fortalecer a los partidos nacionalistas y antimigrantes en Europa, contribuirán sensiblemente al resquebrajamiento de Europa y fortalecerán la consolidación de regímenes autoritario-nacionalistas estilo Erdogan en Turquía, Orban en Hungría y Putin en Rusia, o candidatos como Trump en Estados Unidos. También contribuirá a consolidar la postura antimigrante en ese país. O sea que aunque México no tenga vela demasiado aparente en ese entierro, terminará siendo uno de los dolientes.


 



KC

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