Disparates y Desfiguros

Equivocación de Merkel

2016-04-20

Puede ser muy discutible el gusto de las palabras empleadas por el comediante contra el...

Editorial, El País

La decisión de Angela Merkel de permitir el procesamiento del cómico alemán Jan Böhmermann aplicando una antigua ley por petición expresa del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, constituye una equivocación que va directamente contra valores —como la libertad de expresión— en los que se basa la democracia alemana y el proyecto de construcción europea.

Puede ser muy discutible el gusto de las palabras empleadas por el comediante contra el líder turco, pero en ningún caso justifican la comparecencia ante un tribunal, y menos en las circunstancias en las que han sucedido los hechos. No entra en la lógica el enviar el mensaje que se está a favor de la libertad de expresión en casos extremos —por ejemplo, los asesinatos de los periodistas de la revista satírica francesa Charlie Hebdó— y a continuación dar luz verde al enjuiciamiento de alguien que utiliza la sátira —por muy despiadada que sea— para llamar la atención sobre ciertas situaciones.

Hay que subrayar que no se trata de una actuación de oficio de la justicia alemana ante la posible violación de una ley. Merkel ha cedido por presiones de Erdogan, que además no solo reclamaba acciones penales contra Böhmermann sino una declaración pública del Gobierno de Berlín condenando la sátira, algo sin parangón en los usos democráticos occidentales de los que, por cierto, el líder turco se aleja cada vez más.

En Turquía hay 1.845 procesos abiertos por insultos a Erdogan. Y desde ahora —y por ahora— uno en Alemania. Turquía es vital para resolver la crisis de los refugiados y otros asuntos; eso no equivale a dar un cheque en blanco para Erdogan.



JMRS
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