Internacional - Finanzas

El brexit deja al descubierto el talón de Aquiles de Europa: los bancos italianos

2016-07-04

El brexit ha empeorado una crisis bancaria en Italia que de por sí ya era seria. Los...

SIMON NIXON, The Wall Street Journal

Puede que por ahora los mercados hayan tomado con calma el voto de los británicos a favor de salir de la Unión Europea pero sería complaciente asumir que lo peor ha quedado atrás. Los inversionistas pueden también estar apostando a que la crisis política en el Reino Unido será temporal ahora que Theresa May, la ministra del Interior, se perfila como la líder conservadora y primera ministra.

Tomará tiempo evaluar el daño de lo que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, llama el “trastorno por estrés postraumático económico”. Entre tanto, el golpe completo del llamado brexit dependerá menos de lo que pase en el Reino Unido y más de su impacto en la zona euro, cuyo punto débil es el sistema bancario italiano.

El brexit ha empeorado una crisis bancaria en Italia que de por sí ya era seria. Los bancos de ese país tienen un monto combinado de 360,000 millones de euros (US$401,000 millones) en deuda incobrable, lo que equivale a casi 25% del Producto Interno Bruto. Esto incluye 200,000 millones de euros en préstamos a deudores que son considerados insolventes, y que los bancos ya han rebajado a 45% de su valor nominal, pero que el mercado parece valorar a cerca de 20% de su valor nominal, lo que implica que el sistema tiene un déficit de capital de en torno a 40,000 millones de euros.

Ahora, gracias al brexit, los mercados temen que el déficit sea aún mayor. Las proyecciones de crecimiento para Italia más bajas apuntan a pérdidas de préstamos más altas mientras que el descenso de los rendimientos de los bonos gubernamentales ejerce presión sobre los márgenes de los bancos. Luego del voto en el Reino Unido, las acciones en muchos bancos italianos cayeron más de 30% y algunas se cotizan a múltiplos tan bajos como 0,1 veces el valor neto en libros, según estimaciones de Morgan Stanley, lo que eleva las dudas sobre su habilidad para recaudar capital en el mercado.

Los líderes de Italia son responsables de permitir que la crisis pasara a mayores. Por años, dejaron que la situación avanzara con la esperanza de que el problema de la deuda incobrable se resolviera por sí solo a través de una combinación de recuperación económica y el sustancial amortiguamiento de colateral que los bancos aseguraban apuntalaba los préstamos incobrables.

Este enfoque puede haber sido impulsado por conveniencias políticas: muchos bancos tuvieron problemas para recaudar capital debido a la poco clara estructura de gobierno, mientras que la precaria posición financiera del propio gobierno, con una deuda que equivale a 135% del PIB, plantea preguntas sobre su habilidad para respaldar un programa mayor de capitalización.

Sin embargo, la economía nunca se recuperó y los esfuerzos de los bancos para recuperar su colateral fueron frustrados por un sistema judicial débil. En lugar de eso, los bancos, escasos de capital, fueron renuentes a prestar dinero y dieron más plazos a las empresas que no estaban dispuestas a pedir prestado, lo que llevó a un bajón prolongado.

Ahora el gobierno debe resolver el problema bajo circunstancias mucho más desafiantes. Según nuevas reglas de la UE que entraron en vigencia en enero, no puede usar dinero público para apoyar a bancos en quiebra hasta que los acreedores del sector privado que posean 8% de la deuda acepten recortes. Atlante, un fondo privado respaldado por el sector bancario, que se estableció recientemente para rescatar a los bancos, ya se ha visto obligado a gastar la mitad de su capital para comprar acciones en dos prestamistas después de que sus intentos por recaudar capital en el mercado no atrajeran ningún interés.

Si Italia es obligada a ajustarse a las reglas, podría enfrentar varias quiebras de bancos, lo que significaría grandes pérdidas para muchos ahorradores minoristas, que poseen hasta 250,000 millones de euros en bonos de los bancos. Cuando el Banco de Italia impuso en diciembre pérdidas sobre 750 millones de euros en deuda junior como parte del rescate de cuatro pequeños prestamistas, provocó una furiosa reacción política. Algo similar podría hacer imposible que el primer ministro, Matteo Renzi, gane un referendo que prometió a fines de año sobre reformas constitucionales y que ha sido el eje de su gobierno. Si pierde, ha prometido renunciar.

La semana pasada, Renzi trató de persuadir a los otros líderes de la zona euro de que usaran la crisis del brexit para suspender las reglas de rescate por seis meses lo que le permitiría a su gobierno establecer un programa de rescate de 40,000 millones de euros. Pero sus colegas rechazaron el plan por temor a que la suspensión de las reglas acordadas hace dos años perjudicara la credibilidad del bloque.

Los líderes de la zona euro lanzaron un salvavidas a Roma, al permitir que garantice deuda emitida por los bancos italianos de ser necesario. Eso debería convencer a los ahorradores e inversionistas de que los bancos tendrán acceso continuo a las facilidades de financiación barata del BCE, lo que reduce los riesgos de liquidez y de corridas bancarias. Pero el resto de Europa le ha dicho claramente a Roma que tendrá que hacer frente a los problemas de solvencia del sistema bancario por su cuenta.

Lo que está en juego en el bloque no podría ser mayor. La legitimidad de la UE se basa en gran medida en su pretensión de dar soluciones comunes a problemas comunes. En Italia, esa legitimidad ya estaba en duda en medio de acusaciones de que la zona euro ha fracasado en encontrar una solución al problema común de crecimiento y que durante años se trató el problema común de la migración irregular como un problema puramente italiano hasta que los refugiados comenzaron a llegar a Alemania.

Si los ahorradores italianos en su debido momento llegan a la conclusión de que están siendo obligados a soportar pérdidas considerables como resultado del fracaso de la UE en reconocer los desafíos comunes planteados por el brexit, el daño a la legitimidad del bloque puede ser irreparable. Y la crisis bancaria de Italia aún podría convertirse en una crisis financiera, económica y política para toda Europa.



TRO

Notas Relacionadas



Utilidades Para Usted de El Periódico de México