Calamidades

Peña Nieto: todavía dos años

2016-09-02

Nunca antes un ocupante de la Presidencia de la República había llegado en...

Julio Hernández López, La Jornada

Nunca antes un ocupante de la Presidencia de la República había llegado en condiciones tan maltrechas a la entrega de su informe anual de labores. Lo que fue en México, durante décadas, el día y el mes del presidente, ahora fue el día y posiblemente el mes de Donald Trump. Fofez política de Los Pinos, tirando a empeorar. La ignominia de la víspera redujo a nadería política el ceremonial clásico del informe protocolario, desbaratado anímicamente por la supremacía gandalla del republicano estadunidense sobre la torpeza infamante del priísta mexicano.

Miguel Ángel Osorio Chong acudió a San Lázaro, donde el Congreso realizaba una sesión general para inaugurar su periodo de trabajos, y entregó la constancia de, según eso, los logros de Enrique Peña Nieto durante un año. La palabrería de siempre parecía ahora más impropia, insustancial y fuera de foco. En México y en el extranjero se multiplicaban las críticas al presunto informante Peña, por el vergonzoso espectáculo del día previo, ante el empresario gringo que chamaqueó a su anfitrión, pero en el ceremonial político local todo parecía transcurrir conforme a libretos intocados. Rollo, rollito, rollote. Del secretario de Gobernación, del panista que ahora preside la mesa directiva de los diputados, de los legisladores dispuestos a analizar y discutir (oh, sí) los rollos del mar muerto de Los Pinos.

A las ocho de la noche, cuando ya la presente columna había sido enviada, comenzaría la terapia autorrecetada, con 300 jóvenes que darían marco a un ejercicio de preguntas y respuestas con el mexiquense que la noche del martes no sabía cuál alfombra política tender al mentado Trump, en caso de que éste cumpliera su anuncio de última hora de que al otro día quería ser recibido en Los Pinos.

Ejercicio de libertad, decía el peñismo que habría frente a los jóvenes preguntadores, pero en el curso del día se informó que los cuestionamientos serían tomados de Facebook, conforme al mayor número de aprobaciones que cada planteamiento tuviera. Es decir, Alejandra Lagunes, la jefa de los operativos computacionales pinoleros, asumiría la responsabilidad de expresarse mediante 300 variantes feisbuqueras bajo sospecha de peñabotismo.

Escenografía juvenil para suplir el besamanos anual, dado que en esta ocasión fue necesario suprimir el ritual de tradición en el patio de Palacio Nacional, pues varios convidados habituales están políticamente indispuestos: élite clerical con ganas de hacer la segunda Cristiada en reacción a la iniciativa enriquista de matrimonios de personas del mismo sexo, empresarios incómodos y preocupados por la falta de orden y mando, sobre todo en cuanto a las protestas magisteriales y la situación económica.

El presunto informante sufría, mientras tanto, severos ataques de trumpetitis aguda. Apenas unas horas después de haber dejado suelo mexicano, el grotesco candidato presidencial estadunidense había utilizado sin pudicia la reunión de Los Pinos para darse ciertos baños de mexicanidad, al tiempo que en Arizona reiteraba las líneas de ataque contra los mexicanos que viven en Estados Unidos.

El muy, pero muy criticado silencio de Peña Nieto cuando Trump dijo ante reporteros que se había hablado del muro, pero no de quién pagaría el costo, fue convertido por el tal Donald en una especie de inicio de pláticas ejecutivas sobre proyectos de construcción, ya en vías de acuerdos. El tramposo Trump dijo inclusive que México iba a pagar el multimencionado muro, pero aún no lo sabía. Y a las 5:31 de la mañana ya estaba troleando al mexiquense que, en arranque casi escolar, respondió también en Twitter: Repito lo que le dije personalmente, Sr. Trump: México jamás pagaría por un muro. A la hora de teclear estas líneas, Trump llevaba 42 mil me gusta con su mensaje de Mexico will pay for the wall!, mientras EPN acumulaba 19 mil.

En ese contexto de catástrofe (varios medios internacionales de comunicación publicaron artículos y notas devastadoras), Peña Nieto arribó ayer al tercer tercio de su tempestuoso ejercicio gubernamental. En estricto sentido, los cuatro años en Los Pinos se cumplirán el próximo uno de diciembre, pero en términos de calendario político ayer se finiquitó lo relativo a los dos primeros tercios de ejercicio.

Los dos años y tres meses que aún le quedan por delante a Peña Nieto parecen un territorio minado al que, a los complicados problemas previos, el caminante añadió este miércoles 31 de agosto una carga muy pesada, la de una reducción drástica de sus de por sí muy bajos e impugnados niveles de legitimidad política. El ocupante de Los Pinos ha quedado políticamente baldado, con un reproche generalizado por el deplorable papel que cumplió frente al visitante Trump. Una frase muy conocida dice que, en política, lo único que no se debe hacer es el ridículo. Y Peña Nieto, ante Trump, hizo más que eso.

Astillas

Así escribió el laureado cineasta Alejandro González Iñárritu: “Tras este acto y como ciudadano mexicano, Enrique Peña Nieto no me representa más. No puedo aceptar como representante a un gobernante que en lugar de defender y dignificar a sus compatriotas, sea él mismo quien los denigra y pone en riesgo al invitar a alguien que como él, no es digno de representar a ningún país (artículo completo en http://goo.gl/y0T4sS)... Lisa Fournier, quien tu itea como @Lasalmona, tecleó: Qué triste que a mis 32 años de edad, jamás he tenido un presidente que me represente ni al que admire... La UNAM aceptó la renuncia de Nicolás Alvarado a la dirección de TV UNAM, en el contexto del artículo que el escritor publicó en un diario, criticando (con confeso clasismo) a Juan Gabriel, en términos que causaron amplia irritación. El comunicado del caso aprovecha para refrendar, con sentido oportuno (¿u oportunista?), el compromiso de la casa de estudios con el esfuerzo y el talento de los miembros de su comunidad, así como con valores universitarios como la tolerancia, y el respeto a la pluralidad y a la diversidad. ¡Hasta el próximo lunes!



JMRS