Panorama Norteamericano

¿Podemos callar ante los insultos de Trump?

2016-11-01

Proponer más e insultar menos tal vez ayudaría a Donald Trump, pero a estas alturas...

Por Juan Hernández, CNN

Tenemos ya meses —de manera voluntaria e involuntaria—, conociendo de cuerpo entero a un —por fin— candidato republicano cada vez más disminuido. Donald Trump se ha convertido en su peor enemigo y, aunque aún hay, increíblemente, algunos que lo apoyan en su propósito de llegar a la Casa Blanca, cada día son más los que cobran sensatez y abandonan las filas, no necesariamente del Partido Republicano, pero sí de su candidato.

Seguramente muchos de quienes ahora leen estas líneas saben que tengo el gusto de participar seguido como analista político en CNN en Español y que, con frecuencia, participo de debates en vivo compartiendo la mesa de discusión con colegas míos tales como María Cardona y Maricruz MaGowan, ésta última aún hoy del lado de este cada vez más desdichado personaje en que se ha convertido Trump. La semana pasada, debatí a Maricruz, quien como persona respeto, pero a quien me sentí obligado a interrumpir en nuestro debate una y otra vez.

Procuro ser respetuoso y mesurado frente a la opinión de mis colegas pero, francamente, no puedo quedarme callado ante nadie que manifieste que lo que hemos oído del candidato Trump contra las mujeres, su burda manera de referirse a ellas como objetos sin voluntad y a su disposición —por decir lo menos, no quiero usar esta columna para repetir las obscenidades que ha proferido este señor—, son menores a la luz de sus propuestas para gobernar la nación de Estados Unidos. ¡Mis hijas y mi nieto nunca me perdonarían quedarme callado!

Además, qué me disculpen sus seguidores, pero “poner a los americanos primero” es la misma premisa que utilizó Adolf Hitler para justificar el exterminio de todos aquellos que no fueran alemanes. ¿Es eso defendible? ¿Se vale quedarnos callados ante el insulto y la amenaza? Hay límites que no debemos permitir y yo, ante la posibilidad de llegar a ese punto, me rehuso enmudecer.

No, no fue fácil tomar la decisión de abandonar las filas republicanas porque he sido republicano toda mi vida. Sin embargo, yo pensaba que ser republicano requería promover ciertos valores: honorabilidad, honestidad, congruencia.

Ahora, no pudiendo defender lo indefendible de Trump y no concordando con la extrema izquierda del Partido Demócrata, busqué otras opciones. Felizmente, encontré a Gary Johnson.

Donald Trump me dio las mejores razones para nunca apoyarlo, (propuestas basadas en discriminación, odio y temor); Gary Johnson me dio las mejores razones para apoyarlo con gran entusiasmo. Sus propuestas son consistentes:

—Gobierno pequeño

—Menos impuestos

—Autonomía para que los estados decidan en temas delicados como aborto y descriminalización de algunas drogas

—Reforma migratoria que dignifica a los indocumentados

—Libre comercio

Proponer más e insultar menos tal vez ayudaría a Donald Trump, pero a estas alturas cada vez es más claro lo que desde hace meses dije y escribí: De Donald Trump no todo está dicho. Parafraseando el Apocalipsis de la Biblia: “Y vendrán cosas peores...” de este monstruo apocalíptico.

Yo no me quedaré callado. Seguiré diciendo con fuerza (interrumpiendo a mis contrincantes, si es necesario) hasta el día de la elección. Imposible apoyar a Trump y sí hay otra opción. Se llama Gary Johnson. Ni Hillary ni Trump deben gobernar la nación más poderosa del mundo y el momento histórico que vivimos reclama que actuemos en consecuencia.

Compañeros hispanos, especialmente hablo a los republicanos, aún hay tiempo para rechazar a quien tanto ha insultado a mujeres, migrantes, personas con capacidades diferentes y de razas minoritarias. Me queda claro que no podemos optar entre Donald Trump y Hillary Clinton, pero hay una tercera opción en la que yo estoy apostando mi honor e integridad. No te quedes callado. Interrumpe. Grita. Tu grito más fuerte es tu voto. ¡Vota! Y yo, sugiero que consideres a Gary Johnson.



JMRS
Utilidades Para Usted de El Periódico de México