Internacional - Política

Donald Trump siembra el caos en el proceso de relevo del mando en Estados Unidos

2017-01-10

Los nominados —un grupo heterogéneo de ideólogos conservadores, generales y...

Marc Bassets, El País

El equipo de Donald Trump llega al Congreso en la transición moderna más convulsa

Las elecciones que dieron la victoria a Trump se celebraron hace menos de dos meses, pero su impacto en la política de Estados Unidos y en las relaciones internacionales ya es innegable.

A golpe de mensajes en Twitter, Trump ha hecho mover las Bolsas, ha forzado la mano a grandes compañías, ha cuestionado algunos de los presupuestos de la diplomacia estadounidense como la relación con China o la doctrina sobre las armas nucleares, y ha socavado la acción de Obama —legalmente presidente hasta el 20 de enero— en su relación con Israel. También se ha puesto del lado del presidente ruso, Vladímir Putin, y el filtrador Julian Assange para desafiar a la CIA y a otras agencias de espionaje que señalan a Moscú como responsable de la campaña para inclinar la elección en favor del republicano.

Día a día, Trump se ha esforzado por desmentir a quienes vaticinaban que, tras las elecciones, adquiriría un aura presidencial, un carácter más homologable, y sería capaz de elevarse por encima de las descalificaciones e insultos que definieron su campaña.

Así llegan Trump y su equipo a la semana en la que comenzarán las audiencias en el Senado para los nominados a la Administración y en la que el presidente electo ofrecerá su primera rueda de prensa en medio año. Trump abandonará la virtualidad de Twitter para saltar a la palestra de la política en su sentido más tradicional. El 20 de enero, tras jurar el cargo, sucederá oficialmente a Barack Obama.

Los nominados —un grupo heterogéneo de ideólogos conservadores, generales y multimillonarios sin experiencia de Gobierno— deberán responder a preguntas incómodas de los senadores sobre su trayectoria y sus opiniones. Los demócratas, que son minoría en el Senado y, por tanto, tendrán difícil impedir los nombramientos, aprovecharán las audiencias para hurgar en sus contradicciones con Trump. Comparecerán, entre otros, Jeff Sessions, un senador de Alabama nombrado fiscal general (ministro de Justicia); Rex Tillerson, el jefe del gigante petrolero ExxonMobil como secretario de Estado; John Kelly, el general de los marines que dirigirá el Departamento de Seguridad Interior; y Mike Pompeo, el congresista de Kansas nombrado para dirigir la CIA.

Candidatos cuestionados

Sessions, un blanco que creció en el Sur profundo durante la época de la segregación, abrirá este martes la ronda. Es probable que le recuerden su uso en el pasado de palabras despectivas sobre los negros o sus bromas sobre el Ku Klux Klan, o su denuncia por fraude electoral, cuando era fiscal federal en la Alabama en los años ochenta, contra unos activistas que buscaban garantizar el derecho de voto de los afroamericanos en el sur.

Tillerson, llamado a ser el ministro de Exteriores de un presidente al que muchos aliados ven con inquietud, dará explicaciones sobre su amistad con Putin. Al frente de ExxonMobil Tillerson reforzó la presencia de la petrolera en Rusia y se opuso a las sanciones de la Administración Obama. En 2013, Putin le condecoró con la Orden de la Amistad.

A Kelly posiblemente le pregunten por los vagos planes de Trump para construir un muro en la frontera con México, y a Pompeo por las burlas y desaires del presidente a los espías estadounidenses.

Los demócratas han intentado aplazar las audiencias, alegando que la Oficina de Ética del Gobierno no ha terminado los preceptivos informes sobre los posibles conflictos éticos de los candidatos. Walter Schaub, director de este organismo federal, ha hecho constar por carta que el calendario de audiencias es motivo de “gran preocupación”. Las prisas por acelerar la confirmación de los nuevos cargos “han dejado a algunos nominados con problemas éticos potencialmente desconocidos o sin resolver antes de sus audiencias”. Al programar la mayoría de audiencias de esta semana para mañana, el mismo día de la rueda de prensa de Trump, la atención mediática quedará dividida. La comparecencia estaba prevista para el 15 de diciembre pero el magnate la aplazó.



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