Cabalístico

Gates, Slim y Ortega

2017-01-19

A un rico hay que juzgarlo por el empleo de las plusvalías, no por sus fondos de...

Javier López

Soy católico, ¿pasa algo?

La interpretación literal de la palabra de Jesús impide de entrada que Amancio Ortega acceda al reino de los cielos. Pero las frases de Jesús no se pueden analizar literalmente porque su mensaje siempre es subliminar. Lo acredita su preferencia por la parábola, que no utiliza como adorno retórico, sino con una finalidad clara, a la manera que Del Bosque utilizó el tiki taka no para que España asombrara por su toque, sino para tuviera su minuto de gloria en el 116. Y la finalidad de Jesús es que todos se salven, incluido Amancio Ortega, convertido en apestado de lujo tras un informe de Intermon que le acusa basicamente de que le va bien la vida.

En las películas de la Guerra Civil siempre salen un militar sádico, un cura gordo y un señorito que dispara a la milana bonita, papeles que en el informe de Intermon protagonizan Billy Gates, Carlos Slim y Amancio Ortega. Intermon obvia que el fundador de Microsoft, al iniciar su fortuna en un garaje, ideó un sistema operativo donde otros trucan una moto, de modo que si el que truca la moto dice ahora que Gates es el enemigo habrá que recordarle que ha donado la mitad de lo que tiene a causas benéficas. Y que Ortega, además de ejercer el mecenazgo con Cáritas, regala material a hospitales sin pedir en contraprestación quedarse con el negocio de las mortajas.

A un rico hay que juzgarlo por el empleo de las plusvalías, no por sus fondos de inversión. Y por su actos, claro. Para saber si Amancio Ortega entrará en el reino de los cielos tal vez habría que preguntar a sus 70,000 empleados si les trata decentemente, si les paga lo estipulado y si les regala los mocasines que llevan en el trabajo. Un demagogo diría, empero, que tratar bien a la plantilla, pagarle los trienios y vestirla no resuelve el problema de la injusticia distributiva en el mundo. Y es cierto, pero si Ortega, en un arrebato, reparte su euros entre los españoles es más que probable que su empresa deje de cotizar en bolsa, que la plantilla se quede sin empleo y que los españoles, con el dinero recibido, no funden Zara.



JMRS
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