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Entre amenazas por deportaciones y el muro, Rex Tillerson visita México

2017-02-23

Buena parte de la ayuda financiera hacia México forma parte de la iniciativa. Desde que...

Gardiner Harris y Kirk Semple, The New York Times

El gobierno de Trump dice que la visita es una muestra de entendimiento mutuo, una manera de hacer avanzar la relación.

Pero el secretario de Estado estadounidense Rex Tilleron se encuentra en México para una visita oficial mientras una doble amenaza pesa sobre el futuro de los lazos bilaterales: las órdenes del presidente Trump de juntar y deportar a prácticamente cualquier migrante no autorizado en Estados Unidos y un esfuerzo para revisar los fondos de ayuda de Washington para México, posiblemente con el fin de redirigirlos para la construcción de un muro.

El viernes, los funcionarios estadounidenses deben terminar de calcular todo el dinero y subvenciones que Estados Unidos provee a México, algo que Trump demandó se hiciera tras firmar una orden ejecutiva en enero para comenzar la construcción del muro. La fecha límite del 24 de febrero para revisar los fondos fue establecido en un memorando del Departamento de Estado, aunque este no especificó la razón por la cual lleva a cabo el análisis.

Pero el que también haya sido incluido en la orden ejecutiva sobre un muro fronterizo sugiere que Trump pretenda vincular los dos temas y quizá planee usarlo como herramienta de negociación con México.

El asunto solo aumenta la tensión entre los países vecinos.

Tillerson es el funcionario estadounidense de más alto rango en visitar México desde la toma de posesión de Trump. Llegó junto con John Kelly, el secretario de Seguridad Nacional, tan solo un día después de que la Casa Blanca emitiera nuevos lineamientos para aumentar las deportaciones y detenciones de migrantes en Estados Unidos.

El secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Videgaray, dijo el miércoles que el paquete de directrices migratorias “preocupa a todos los mexicanos y ocupa al gobierno mexicano” y que será “el tema fundamental” a discutirse en las reuniones bilaterales de esta semana.

Ningún bando tendrá momentos fáciles en las reuniones. Tillerson se reunió con Trump en el Despacho Oval antes de dirigirse a México, pero hay pocas señales de que el secretario de Estado realmente tenga injerencia en establecer temas de la agenda de política exterior estadounidense. No ha estado presente en varias reuniones importantes con líderes extranjeros en la Casa Blanca, ha aparecido poco en público desde que fue ratificado al puesto y la persona que quería como subsecretario fue rechazada por Trump.

En cambio, Tillerson se ha dedicado a reducir el impacto de las confrontaciones que Trump ha tenido con países aliados como Alemania y otras naciones de la Unión Europea.

Pero la ruptura con México es más profunda y se prevé que empeore.

Para los mexicanos, las reuniones ayudarán a determinar si se entabla una pelea o se intenta apaciguar a un gobierno que ha vituperado, de manera consistente, a su país.

Los mexicanos hasta ahora han usado una combinación de acercamiento y quejas que no ha tenido mucho efecto, como lo demuestran los anuncios del gobierno de Trump de esta semana sobre la ayuda y las deportaciones.

La revisión de la asistencia hacia México, por ejemplo, probablemente destacará mil millones de dólares que fueron destinados –aunque todavía no han sido utilizados– a la Iniciativa Mérida, asociación bilateral que desde 2007 pretende luchar contra los grupos criminales transnacionales, reformar el sistema judicial, modernizar la frontera bilateral y respaldar a grupos de la sociedad civil.

Buena parte de la ayuda financiera hacia México forma parte de la iniciativa. Desde que fue firmada, el congreso estadounidense ha destinado más de 2,8 mil millones a esos programas y alrededor del 60 por ciento ha sido entregado a México, según un reporte del Congressional Research Service.

Algunos funcionarios y líderes de la sociedad civil mexicana están inquietas por la posibilidad de que Trump vaya a recortar los fondos para iniciativas clave con tal de costear la construcción de un muro que muchas personas en ambos lados de la frontera consideran difícilmente detendrá el flujo de drogas, armas y migración.

Pero quizá lo más preocupante para México es la amenaza de deportación para millones de sus connacionales que ya tienen vidas y trabajos establecidos en Estados Unidos y, con ello, proveen la mayor parte de los 25 millones de dólares de las remesas que llegan a territorio mexicano cada año.

El gobierno de Trump también dijo que planea detener a cualquier persona que cruce la frontera con Estados Unidos, sin importar la nacionalidad o el país de origen de esta, y enviarla hacia México. Los funcionarios estadounidenses indicaron que solo harían esto después de discutirlo con el gobierno mexicano, pero este ya rechazó la idea y la tildó de violación al derecho mexicano y a varios tratados internacionales.

En un evento en Ciudad de México el miércoles, Videgaray dijo: “Quiero dejar claro, de la manera más enfática, que el gobierno de México y el pueblo de México no tiene por qué aceptar disposiciones que de manera unilateral un gobierno le quiera imponer a otro”.

La amenaza de enjaretarle a México los migrantes de otros países es una de las razones por las cuales los funcionarios mexicanos podrían decidir después de las reuniones de esta semana pelear en vez de conciliar a los estadounidenses.

Durante meses el presidente Enrique Peña Nieto había mantenido una estrategia conciliatoria, en un intento por no dejarse provocar por el presidente estadounidense. Hasta que canceló una reunión con Trump en enero, ante llamados del electorado mexicano.

Si las relaciones empeoran, Peña Nieto podría hacerle la vida difícil a Trump al limitar o detener por completo la cooperación mexicana en varios frentes, según analistas. Más allá de los miles de millones de dólares en intercambio comercial, los dos países también cooperan en temas de seguridad como el intercambio de información, incluidas listas de pasajeros en vuelos internacionales, o relajar las reglas para los visados de ciudadanos de países que se sospecha han albergado a terroristas.

México también podría tomar acciones en materia migratoria al, por ejemplo, detener a menos migrantes no autorizados que viajan desde Centroamérica, lo que significaría que más gente llegaría a la frontera estadounidense.

México “puede jugar muchas cartas”, dijo Carlos Heredia, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas. “México debe llegar a estas conversaciones a sabiendas de que la cooperación bilateral y la seguridad está profundamente vinculada con temas migratorios y la integración comercial regional”.



yoselin

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