Ecología

Cambio climático en tiempos de incertidumbre

2017-03-01

Días después de la entrada en vigor del Acuerdo de París, el 4 de noviembre de...

ANTXON OLABE, Politica Exterior

El negacionismo climático recién llegado a la Casa Blanca podría impulsar el movimiento medioambiental de Estados como California, Nueva York y Massachusetts y de centros de poder tecnológico que han hecho de la inversión en renovables una apuesta estratégica.

Días después de la entrada en vigor del Acuerdo de París, el 4 de noviembre de 2016, un negacionista climático, Donald Trump, ganaba las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La comunidad internacional se prepara, en consecuencia, para la demolición del importante legado climático de Barack Obama. El Acuerdo de París, al ser un tratado internacional, no puede ser unilateralmente revocado. Ahora bien, la casi segura retirada de EU del mismo supondrá un duro golpe contra la arquitectura climática construida en los últimos años, así como contra la contención de emisiones que el país ha logrado en la última década. La comunidad internacional reunida en la COP-22 en Marrakech (Marruecos) del 7 al 18 de noviembre, ha reafirmado de manera unánime la voluntad de defender el mencionado acuerdo, afirmando que la lucha contra el cambio climático es ya irreversible.

No obstante, una de las posibles consecuencias negativas de la elección de Trump es que, pasado un tiempo, el tema pierda relevancia política en las principales capitales, no solo en Washington, como ocurrió tras la fallida Cumbre de Copenhague de 2009, en un momento en que la alteración del clima se está acelerando y sus impactos están siendo más severos de lo previsto. La transición hacia un nuevo estado en el sistema helado del Ártico está emergiendo, y en pocos años permanecerá libre de hielo durante cuatro o cinco meses al año, como advierte Peter Wadhams en A farewell to ice. A report from the Arctic. Las capas de hielo de Groenlandia y el oeste de la Antártida están reaccionando a la alteración del clima perdiendo entre ambos sistemas, según datos recientes, alrededor de 400 kilómetros cúbicos de hielo al año, según el German Advisory Council on Global Change. Un estudio de la NASA ha concluido que la sequía extrema que se inició en 1998 y finalizó en 2012 en el Levante Mediterráneo (Israel, Jordania, Líbano, Palestina, Chipre, Siria y Turquía) ha sido la más severa de la región en 900 años. Se está produciendo el colapso de buena parte de los ecosistemas de arrecifes de coral. The Economist informaba que la intensidad de las olas de calor ha situado los termómetros en máximos de 51ºC en Phalodi (India), 53,9ºC en Basora (Irak) y 54ºC en Mitribah (Kuwait) en el verano de 2016, rozando los límites de la tolerancia humana. Se está acelerando la desaparición de los pequeños Estados-isla del Pacífico bajo las aguas.

En 2016, el incremento de la temperatura ha sido de 1,2ºC respecto a la existente en tiempos preindustriales. Los datos recogidos en Status of Global Climate in 2015, el informe de la Organización Meteorológica Mundial, afirma que 15 de los 16 años más cálidos desde que existen registros, 1880, han ocurrido en el siglo XXI. Además, debido a las emisiones mundiales de las dos últimas décadas y media, aunque hoy se detuviesen, la temperatura aumentará otros 0,4-0,5ºC. La razón es el lapsus temporal entre el momento en que se generan las emisiones y la respuesta del sistema oceánico-atmosférico al forzamiento radiativo en forma de aumento de la temperatura. En consecuencia, el objetivo del Acuerdo de París de situar el incremento de la temperatura cerca de 1,5ºC, si bien es políticamente positivo, en la práctica es casi inalcanzable. De hecho, algunos científicos climáticos consideran probable que ese incremento de la temperatura se alcance a comienzos de la década de 2030…



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