Internacional - Seguridad y Justicia

Ataques químicos y bombas de barril: las formas de hacer guerra de Asad

2017-04-06

En seis años de guerra, el presidente sirio Bashar Al Asad ha dirigido una campaña de...

Russell Goldman, The New York Times

En seis años de guerra, el presidente sirio Bashar Al Asad ha dirigido una campaña de muerte en la que ha utilizado una cantidad enorme de armas letales en contra de la gente, cuando en teoría deberían servir para protegerla.

En una campaña dedicada a destruir a las fuerzas rebeldes y a yihadistas, Al Asad y sus aliados han asesinado a miles de sirios con tácticas que rebasan las normas de un conflicto armado moderno. Estas son algunas de las maneras en las que lo han hecho:

Armas químicas

El martes 4 de abril ocurrió el ataque más reciente a civiles, en el cual habrían muerto más de 100 personas entre adultos y niños. Se cree que se utilizaron armas químicas en contra de un pueblo de la provincia de Idlib que está en poder de las fuerzas rebeldes. Un doctor dijo que las pupilas de las víctimas se redujeron a puntos diminutos, una característica que provocan agentes neurotóxicos y otras sustancias tóxicas.

Estados Unidos culpó del ataque al gobierno sirio y a sus patrocinadores, Rusia e Irán, y sugirió que el bombardeo fue un crimen de guerra. A pesar de que el ataque con armas químicas fue uno de los más letales que hayan ocurrido en años en Siria, está lejos de ser un caso aislado.

Durante la guerra, el gobierno de Al Asad ha sido acusado de utilizar de manera regular gas cloro, que es menos mortal que el agente que se usó el martes, además de que está permitido su uso comercial. Según el Violations Documentations Center, un organismo de vigilancia antigubernamental, más de 1100 sirios han muerto en ataques con gas y armas químicas.

De la misma manera, hay reportes de que el Estado Islámico, también conocido como ISIS, ha utilizado gas mostaza al norte de Siria.

Tácticas de asedio y hambruna

En una guerra en la que se han utilizado algunas de las armas más peligrosas del mundo moderno, Al Asad y sus aliados también han recurrido a una táctica antigua que tiene un efecto devastador: el asedio.

El año pasado, después de un sitio de meses, las tropas gubernamentales pusieron de rodillas a los distritos que controlaban los rebeldes en Alepo, la ciudad más grande de Siria antes de la guerra. Cientos de miles de personas en Alepo y otras ciudades sitiadas estuvieron en riesgo de morir de hambre, y muchos perecieron ante el control absoluto que tenían las fuerzas leales a Al Asad sobre el suministro de alimentos a la ciudad.

En septiembre, después de que el gobierno de Al Asad accediera a la presencia de convoyes de ayuda internacional en Alepo, aviones de combate rusos o sirios atacaron los camiones; murieron casi 20 personas y se suspendió la ayuda. Un mes antes —después de cuatro años de un sitio y de bombardeos— la ciudad de Daraya, controlada por los rebeldes, llegó a un acuerdo para rendirse ante el gobierno.

Las fuerzas rebeldes y el Estado Islámico también han sitiado zonas que controla el gobierno, pero a menor escala.

Ejecuciones en masa y tortura

Un informe de febrero de Amnistía Internacional afirma que, desde el inicio del levantamiento en contra de Al Asad hace seis años, el gobierno sirio ha ejecutado de manera sumaria de 5000 a 13,000 personas en ahorcamientos masivos tan solo en una de sus muchas cárceles.

Según el informe, los presos se encuentran en condiciones tan deplorables —incluidas golpizas graves de forma regular y privación de comida, agua, medicina y aseo—, que la prisión equivale a una exterminación deliberada; esta es definida por el derecho internacional como un crimen de lesa humanidad.

Hospitales como objetivos

Un médico evalúa los daños dentro del hospital Anadan tras un ataque aéreo en la provincia de Alepo, el año pasado. Ammar Abdullah/Reuters

Los aviones de combate sirios y rusos han bombardeado objetivos civiles y centros poblacionales, con lo cual han impactado mezquitas, escuelas y mercados.

Con bombas de barril, grandes recipientes llenos de material explosivo y metralla, las fuerzas del gobierno han atacado zonas que los rebeldes tenían bajo su control.

Los ataques aéreos también se han dirigido a hospitales. Según el grupo Physicians for Human Rights (Médicos por los derechos humanos), más de 300 hospitales han sufrido ataques, un fenómeno que la ONU ha comparado con un “arma de guerra”.

Los rebeldes también han bombardeado zonas civiles, pero sus armas son menos poderosas.

Misiles Scud

Más de 38,000 personas han muerto por los bombardeos y las explosiones, según el Violations Documentation Center, un grupo de monitoreo sirio que recopila datos sobre posibles violaciones a los derechos humanos.

Entre las armas más letales que se utilizaron en contra de los civiles están los misiles Scud, los cuales, en los primeros años de la guerra, tenían como objetivo zonas que controlaban los rebeldes. Muchas personas murieron por las explosiones y quedaron enterradas bajo los escombros de sus casas destruidas.



JMRS

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