Internacional - Economía

Mercosur y Alianza del Pacífico inician la integración contra el proteccionismo de Donald Trump

2017-04-07

El giro hacia la derecha en Argentina y Brasil fue la piedra de toque de una posible alianza. Los...

Federico Rivas Molina, El País


Ya no hay vuelta atrás. Ese ha sido el mensaje que han dado los cancilleres de los países de Mercosur y Alianza del Pacífico, en la señal de largada de un proceso de integración de bloques que avanza lento pero sin posibilidades de arrepentimiento. El primer encuentro fue en la Cancillería argentina en Buenos Aires, ciudad que alojó el Foro Económico Mundial sobre América Latina. El acercamiento de las principales economías del Atlántico y del Pacífico sudamericano, a la que se suma México, es un movimiento defensivo ante un mundo que se ha tornado más complicado para el comercio de los países emergentes. El proteccionismo de Estados Unidos ha convencido a sus economías de la necesidad de potenciar el comercio intrarregional. Mientras México mira hacia el sur, las economías del Mercosur han decidido mirar hacia el oeste, donde encontraban hasta ahora posiciones irreconciliables con las políticas de izquierda que caracterizaron a su gobiernos hasta hace poco más de un año.

“Esto es un hito importante en la integración latinoamericana, porque nos hemos comprometido a avanzar en un momento en que reina la incertidumbre a nivel internacional y se observan tensiones nacionalistas e incluso xenófobas. Por eso apostamos al multilateralismo y al comercio sustentado en reglas“ dijo en rueda de prensa Heraldo Muñoz, ministro de Exteriores de Chile, país que ocupa la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico, bloque que también integran Perú, Colombia y México. En nombre del Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, habló la canciller Susana Malcorra. Los cancilleres se esforzaron por transmitir que la reunión fue “intensa” y “fructífera”, con resultados concretos como nunca antes. “Hemos firmado una hoja de ruta de seis puntos bien definidos, que hablan de la complementación y el acercamiento entre los dos bloques. El objetivo claro es reforzar el compromiso con el libre comercio y el multilateralismo”, dijo Malcorra.

Un eventual acuerdo unirá a dos bloques que siempre se vieron con recelos. El primero porque consideró al Mercosur demasiado politizado y poco eficiente en lo económico. El segundo porque veía a la Alianza como demasiado alineada los Estados Unidos y excesivamente volcada al comercio. El agua y el aceite. El giro hacia la derecha en Argentina y Brasil fue la piedra de toque de una posible alianza. Los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer decidieron enseguida abrir el Mercosur al mundo. Y Donald Trump obró el milagro definitivo. México, y en menor medida Chile, vieron de un día para el otro peligrar su comercio con Estados Unidos y decidieron avanzar hacia la posibilidad de alinearse con un Mercosur ahora más amigable. Hay consenso en que hay mucho para avanzar, si se compara el porcentaje que alcanza el comercio intrazona en otras regiones del mundo: 69% en la Unión Europea, 55% en Asia y 18 en América Latina.

“Muy pocas veces en la historia se alinean los escenarios como se están alineando hoy”, dijo el secretario de Economía de México, lldefonso Guajardo Villarreal, durante una presentación en el Foro. “Tienes dos grandes países latinoamericanos como Brasil y Argentina que no necesariamente estaban acompañando el modelo de apertura de la región. Y que ahora estemos en la misma sintonía tiene que ser capitalizado. Tenemos que reaccionar, no nos podemos quedar inmóviles en cuanto a la incertidumbre que llega desde Washington”, agregó. En Chile coinciden con esta lectura del nuevo escenario americano. “Es una oportunidad para avanzar hacia una integración, en este escenario es casi un imperativo y eso lo hemos tomado en la Alianza del Pacífico como algo muy concreto”, dijo Muñoz en la mesa que compartió con Guajardo Villareal.

Automóviles sobre la mesa

El encuentro de ayer en Buenos Aires fue el primer paso en un camino largo que recién comienza, sobre todo porque el desafío es resolver la relación de economías muchas veces complementarias. El caso de Argentina y México tiene un capítulo particular en la producción de autos. Consultado sobre la posibilidad de que el mercado mexicano se abra a las exportaciones de cereales argentinos, Guajardo Villarreal, dijo, con sorna, que ese tema estaría resuelto cuando Argentina pusiese “automóviles sobre la mesa”. En todo caso, los bloques no hablan de fusión ni nada parecido. “Nunca estuvo la posibilidad de fusionarnos porque tenemos esquemas distintos y una historia distinta. El objetivo es avanzar en una hoja de ruta concreta que permita abrir mercados y eliminar barreras arancelarias y no arancelarias”, dijo Muñoz.

Quienes más tienes para ganar en un eventual acuerdo son Argentina y Brasil. Las dos principales economías sudamericanas están en crisis y necesitan con urgencia reactivar su comercio con el exterior. La muletilla en Argentina es que Chile, por ejemplo, tiene acuerdos comerciales con el 90% del PIB mundial, y el Mercosur con sólo el 10%. “La oportunidad no está en el mercado intramercosur, está en abrirse, como Chile”, dijo el ministro de la Producción de Argentina, Francisco Cabrera. “Lo importante es que Argentina y Brasil se abran y lideren el proceso de apertura”, coincidió, sentado a su lado en una mesa de debate del Foro su par brasileño, Marcos Pereira.

El ministro de Economía argentino, Nicolás Dujovne, también dejó en claro la necesidad de su país por abrirse al mundo. “Cada vez que uno se reúne con empresas argentinas que exportan la queja generalizada es ‘no puedo competir con los chilenos, con los peruanos que entran a tal y tal mercado con un arancel cero cuando nosotros pagamos 10% o 15%. Esto forma parte del proceso de integración de Argentina al mundo, en la cual vamos en un proceso lento pero constante. Pero no hay que esperar resultado inmediatos de estas negociaciones que estamos iniciando”, dijo. Las discusiones han sido hasta ahora políticas, a la espera de las cuestiones comerciales más escabrosas. Esa será la batalla de fondo.



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