Barones y Magnates

La industria de la guerra

2017-04-18

El costo de los 59 misiles Tomahawk lanzados en Siria, de la moderna bomba GBU-43B que...

Miguel Pineda, La Jornada

Sin mediar permiso alguno del Congreso de Estados Unidos ni de la Organización de las Naciones Unidas, Donald Trump lanzó dos ataques contundentes en Siria y Afganistán y mandó parte de su flota a los mares cercanos a Corea del Norte, simplemente para mostrar músculo y ver cuál es la reacción de otras potencias, en especial de Rusia y China.

El costo de los 59 misiles Tomahawk lanzados en Siria, de la moderna bomba GBU-43B que explotó en Afganistán, que generó daños en un rango de un kilómetro a la redonda, junto con el desplazamiento de las tropas, fue ligeramente menor a 100 millones de dólares, y esos recursos son sólo el comienzo de una escalada en la construcción de nuevos armamentos en Estados Unidos. De hecho, los renglones en que la nueva administración federal pretende que le autoricen un mayor incremento al presupuesto son el militar y la seguridad, lo que conlleva una fuerte reactivación de la industria de la guerra.

Podría pensarse que la industria militar está concentrada en unas cuantas empresas especializadas; sin embargo, en ese mercado se encuentran muchas de las grandes y medianas compañías de Estados Unidos que, a su vez, reciben insumos y materiales de pequeñas y hasta de microempresas. Además, no se concentran en firmas de alta tecnología, sino también participan sectores tradicionales, en los cuales Trump hizo compromisos de campaña para su reactivación.

En el sector de aviación y sistema de vigilancia, por ejemplo, participa Boeing, el cual, por cierto, labora en la vigilancia de la frontera con México, y en producción de motores, sistemas tecnológicos y componentes se encuentra General Electric, por sólo citar dos ejemplos. Pero en materia de negocios tradicionales repuntarán las industrias del carbón, el acero y el petróleo y sus derivados, lo que dará impulso a regiones y sectores que se encontraban en declive.

Es paradójico que sea la industria de la guerra la que se convierta en uno de los motores de la economía estadunidense. Sin embargo, tal parece que es el camino que seguirá el gobierno de Donald Trump para consolidarse en el poder, aun con las muertes y daños que pueda causar al mundo entero.



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