Barones y Magnates

Propuesta de Trump: el presupuesto de los que pagan

2017-05-23

Varios analistas y medios de prensa se pronunciaron contra el texto, que comprende profundos...

Por Martha Andrés / PL 


Mientras legisladores y analistas critican hoy el proyecto presupuestario del Gobierno estadounidense por sus pronósticos poco realistas y sus recortes sociales, la administración de Donald Trump lo defiende como una iniciativa centrada en los contribuyentes ''que pagan''.

Así se refirió a la propuesta enviada este martes al Congreso el director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, quien indicó a la prensa que se trata de un plan diseñado desde el punto de vista de los contribuyentes que pagan y no de los que reciben.

Varios analistas y medios de prensa se pronunciaron contra el texto, que comprende profundos recortes a programas como el Medicaid, el cual brinda atención sanitaria a personas de bajos recursos, y afecta, además, iniciativas de alimentación y de fondos estudiantiles para ciudadanos pobres.

Más para los militares, menos para los pobres, Plan de presupuesto de Trump rompe la promesa de la campaña con recortes de 800 mil millones al Medicaid, Presupuesto de Trump golpea fuerte a sus propios votantes, son titulares que se leen en los medios estadounidenses.

El diario The Washington Post, por su parte, sostuvo que para el expresidente Barack Obama (2009-2017) la brecha entre los estadounidenses ricos y pobres fue, como lo expresó en un discurso en 2013, el desafío definitorio de nuestro tiempo.

Pese a sus esfuerzos, agregó el periódico, Estados Unidos sigue siendo uno de los países desarrollados más desiguales y, este martes, Trump está abandonando decididamente los intentos de su predecesor de reducir la desigualdad.

A grandes rasgos, el proyecto de Trump disminuirá o eliminará billones de dólares en impuestos que son pagados principalmente por los ricos, incluyendo el impuesto sobre bienes y la tasa marginal sobre el ingreso ordinario pagado por los contribuyentes más acaudalados.

De igual modo, permitiría a los estados imponer límites estrictos a beneficios importantes contra la pobreza.

Ello se debe al criterio defendido por el jefe de la Casa Blanca de que el énfasis de Obama en las diferencias entre ricos y pobres fue equivocado, y que los políticos deberían en cambio tratar de mejorar la fortuna de los estadounidenses.

Para explicar el contenido del documento, bautizado como Una nueva base para la grandeza de Estados Unidos, Mulvaney subrayó que no se puede medir la compasión por el dinero o las personas que están en los programas de asistencia social, sino por la cantidad de gente que sacamos de ellos.

Si recibes cupones de alimentos y eres capaz de trabajar, necesitamos que vayas al trabajo. Si estás en un seguro de invalidez y no se supone que lo eres, no estás realmente incapacitado, necesitamos que vuelva a trabajar, sostuvo.

Al mismo tiempo, remarcó que la propuesta reduce progresivamente el déficit hasta equilibrar las cuentas públicas al término de una década y confía en un crecimiento sostenido del tres por ciento anual, estimulado por los recortes de impuestos y la retirada del exceso de regulación federal.

Esa aspiración, sin embargo, recibe también grandes cuestionamientos, pues a pesar de los recortes a los programas sociales, educativos y científicos, entre otros, analistas estiman que el Gobierno solo alega ahorros vagos y fuentes de ingresos imprecisas.

Todo el plan se basa en la idea de que la economía de la nación crecerá a una tasa anual de por lo menos un tres por ciento, casi el doble del aumento del 1,6 por ciento de 2016 y un ritmo que no se ha visto en casi 20 años, indicaron expertos.

Equilibrar las cuentas sólo funcionaría si crees en las hadas de los dientes maniestó el exsecretario del Tesoro Larry Summers, mientras la Oficina de Presupuesto del Congreso sitúa el ritmo del crecimiento económico en 1,9 por ciento, y la Reserva Federal en 1,8 por ciento. Todo el documento de Trump se basa en una estimación irreal de crecimiento que ya rechazaron economistas influyentes, advirtió el senador demócrata Mark Warner.

Se cree poco probable que los legisladores den el visto bueno a este proyecto, pues muchos han declarado tener sus propias prioridades que no necesariamente coinciden con las de la administración, pero el texto es visto como una confirmación de las ideas del mandatario.

En lugar de romper con los precedentes del sistema político de Washington que tanto criticó, el jefe de Estado presenta un plan de gastos que mantiene la ortodoxia conservadora con menos impuestos para quienes más tienen y el aumento de la inversión en defensa.

De ahí que se vuelva cada vez más frecuente entre la opinión pública hablar del proyecto presupuestario como un Robin Hood a la inversa, que quita a los pobres para dar a los más ricos.



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