Policrato Philodemos

Los perros de Pavlov

2017-05-24

Quien deja de pensar y de razonar para tomar decisiones y defender su libertad o derechos,...

Almte. Manuel Rodríguez Gordillo

"Quien desconoce o desprecia las enseñanzas del pasado carece
de elementos para predecir su futuro y fácilmente cae
en las redes de demagogos y oportunistas"

Asomándonos al futuro

Para nadie es un secreto que actualmente la obesidad en México se ha convertido en un problema grave de salud pública dadas las consecuencias que acarrea, como son las enfermedades que se derivan de la misma especialmente las cardiovasculares y la diabetes (entre otras), cuya incidencia ha aumentado notablemente en México elevando el índice de mortalidad por su causa.

Las consecuencias negativas de la obesidad alcanzan todos los niveles de la sociedad, deteriorando la calidad de vida de quienes la padecen, así como la de sus familias, afectando también la economía en general y las capacidades físicas de los afectados, quienes se ven impedidos para acceder a los empleos donde la obesidad constituye una limitante insalvable para desempeñarlos.

Las causas principales de la obesidad en nuestro país y en otras partes del mundo, han sido la aparición de la comida rápida e industrializada, generalmente  con un alto contenido de grasas y saborizantes dañinos para la salud, así como de harinas y escasas  proteínas (comida chatarra sin nutrientes), a lo que habría que añadir el excesivo consumo de bebidas embotelladas con un alto contenido de azúcares, siempre acompañadas de amplias campañas publicitarias en los medios de difusión masiva, para inducir subliminalmente  su consumo, mercadotecnia que desgraciadamente ha tenido mucho éxito; Cabe señalar con tristeza que México tiene el dudoso honor de estar en los primeros lugares de obesidad en el mundo, especialmente la infantil.

La otra causa de la obesidad, aunque menor, ha sido la casi desaparición de las comidas tradicionales hechas en el hogar debido al deterioro económico generalizado, que actualmente obliga a numerosas amas de casa a buscar trabajo fuera del hogar para contribuir con el gasto familiar, situación que les impide cocinar para su familia.}

A lo anterior debe sumarse que el desarrollo tecnológico ha traído aparejado un aumento en el sedentarismo de las personas provocado por las cada vez más amplias facilidades de intercomunicación existentes (teléfonos móviles con múltiples capacidades y redes de Internet), y a su bajo costo que las ha popularizado, así como a una mayor disponibilidad de transportación vehicular, tanto privada como pública, cuyo resultado ha sido que la gente camine menos para realizar sus actividades cotidianas, opuesto a lo que sucedía hace unos cincuenta años cuando la obesidad en México no constituía un problema social de salud.

El motivo por el que se analiza el problema de la obesidad en México es porque algo parecido está sucediendo con el ejercicio de razonar, desde la masificación de los ingenios informáticos portátiles de comunicación y de acceso a todo tipo de información (generalmente banalizada y torcidamente mediatizada), así como de un entretenimiento virtual deformante de la realidad, cuya secuela es una falsa idea de conocimiento en el individuo y su alejamiento del entorno social, provocándole una especie de autismo, al que podríamos calificar de cibernético por los dispositivos electrónicos (“gadgets”), en los que se aíslan.

A lo anterior se suma la quiebra de nuestro sistema educativo oficial, en el que al parecer existe más interés en presentar, desde sus ciclos más elementales, altos niveles de egresados del sistema (para inflar las estadísticas que se publicitan), que obtener éxitos académicos reales basados en la calidad de los conocimientos, para lo cual desde hace bastantes años degradaron los niveles académicos prohibiendo a los maestros que reprueben alumnos en los exámenes de conocimientos, aún cuando estos no asistan a clases o no demuestren haber aprendido lo mínimo para superar las pruebas de evaluación que se exigen en cualquier proceso educativo para expedir certificados de estudio y/o diplomas de reconocimiento académico.

Lo anterior ha provocado también el que la mayoría de niños y jóvenes estén perdiendo interés en adquirir conocimientos de las ciencias y que se aparten de la lectura que enriquece culturalmente al individuo dándole valor y prestigio, evitando que se arrincone en la ignorancia y se convierta en un perezoso mental, que se niega a sí mismo como ser civilizado cuando deja que decaiga su capacidad de razonar.

Quiero señalar, dado lo extraño que pueda parecer el título “Los perros de Pavlov” que encabeza el presente escrito, explicando que nace como un homenaje al ilustre fisiólogo, psicólogo e investigador ruso Iván Petrovich Pavlov (1849 – 1936), descubridor del proceso para inducir en los animales una respuesta involuntaria ante un estímulo, como es la comida, acompañándolo de una rutina de luces y/o sonidos.

Lo llamó “Reflejo condicionado”, experimento que abrió nuevos caminos de estudio a la psicología y a la psiquiatría, e inclusive a la pedagogía, ya que los “reflejos condicionados” son considerados como una forma de enseñanza que puede ser aplicada en los seres humanos.

El experimento de Pavlov empieza a tomar sentido cuando observamos el proceso de acondicionamiento que parece estar siguiendo la gran mayoría de la juventud, fascinados por los nuevos “Gadgets” electrónicos, cuyo uso masivo es inducido por la mercadotecnia subliminal que manejan los mercaderes de estos abalorios informáticos, con el fin de crearles una imagen de indispensables y de moda intelectual, convirtiéndolos en una necesidad inducida, que mucho se asemeja a los reflejos condicionados que logró Pavlov experimentando con perros.

Los creadores de este nicho de mercado pretenden justificar las bondades de su mercancía con la falacia de que en esta etapa informática de la sociedad, es indispensable mantenerse “comunicados” (cualquier cosa que esto signifique para ellos), e informar sobre cualquier evento o experiencia personal así se trate de banalidades, además de publicitarlos como “Centros instantáneos de información, de toda clase conocimientos”, y/o de pasatiempos de moda “intelectual”, o como sucedáneos de enciclopedias, último avance tecnológico que facilita tareas escolares, nos mantiene actualizados de noticias y de los eventos culturales, por medio de los “Teléfonos inteligentes” (celulares), las “Tabletas”, o con las computadoras, aparatos que publicitan ampliamente quienes han encontrado un excelente nicho de ganancias con su venta, además de constituir una excelente herramienta de control social para la clase política a través de las llamadas “redes sociales”.

Dentro de este escenario de adormecimiento cultural donde impera esta moda informática, los políticos, demagogos, líderes locales, y también a los resentidos sociales y mentes criminales encuentran una herramienta poderosa que les facilita inducir conductas a las masas ignorantes o desorientadas, utilizando estos “Gadgets” (a través de las redes informáticas), para que caigan en rutinas de entretenimiento compulsivo ajeno a todo esfuerzo mental (pereza mental que en algunos alcanza el nivel de estupor), entreteniéndola con la costumbre (de moda entre los niños y jóvenes), de estar “conectado” permanentemente con quienes la comparten a través del “celular” (teléfono inteligente le dicen), la computadora, o con una tableta, presumiendo su posesión y  capacidades, independientemente que los utilicen como entretenimiento, como amuleto o fetiche tecnológico al que atan su personalidad, con la fantasía de que les da “estatus” ante los demás.

Desgraciadamente quienes caen en la utilización lúdica y banalizada de estas avanzadas herramientas informáticas, por cierto, muy útiles para cálculo, diseño y comunicaciones, no están conscientes de que su diseño y aplicación obedeció a una necesidad de orden científico-tecnológico, y no como substituto de la función razonadora del cerebro humano, uso que según las evidencias actuales parece ser la razón principal de su generalización.

Quienes así lo suponen están adormeciendo la facultad del hombre para razonar que nos separa y distingue ampliamente del resto de los animales, olvidan que el órgano que no se ejercita o capacidad que no se utiliza, tiende a degradarse y con el tiempo se anula o se pierde de manera permanente.

Quien deja de pensar y de razonar para tomar decisiones y defender su libertad o derechos, está dejando libre el campo para que otros lo hagan por él, especialmente los comerciantes y los políticos, quienes lo aprovecharán para su beneficio. La situación descrita anteriormente parece estar siendo inducida por ellos para convertir a la ciudadanía pensante en un hato de ganado manso y obediente, aprovechando estos medios cibernéticos (Gadgets), y utilizando las técnicas de inducir los “Reflejos condicionados” que sean convenientes para sus fines de control y explotación.

¿Cuál podría ser el escenario social y político de nuestro país a mediano plazo?... cuando una nueva generación de ciudadanos mediatizados por su pereza mental e incapacidad para pensar por sí mismos alcance la mayoría de votantes en los comicios…. lo dejo a su imaginación, respetable lector.



JMRS