Nacional - Política

El PRI, a todo o nada en las elecciones del estado de México

2017-06-04

JAVIER BRANDOLI, El Maundo

"Todo lo que somos, todo lo que hemos trabajado, todo lo que hemos construido durante tantos años está en juego en esta elección. De nuestro triunfo depende el futuro del priísmo, depende el futuro de este país". Estas palabras de Alfredo Del Mazo, candidato a gobernador del estado de México (Edomex) por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), enmarcan lo que está en juego este domingo en el último round electoral previo a las elecciones generales de 2018 en México.

Con el presidente Peña Nieto hundido en las encuestas; un Gobierno reformista que comenzó su andadura con el proyecto de construir el México del futuro y está acabando su sexenio mirando acongojado el pasado mientras crece la delincuencia y corrupción alarmantemente; y con un PRI con menos poder territorial que nunca tras perder algunos importantes feudos en las elecciones locales de 2016, estos comicios, especialmente del Estado de México, son un todo o nada para el partido que dominó durante casi un siglo México. Dejó durante 12 años (2000-2012) el poder en manos del Partido Acción Nacional (PAN) y volvió, parecía, con la lección aprendida para no volver a bajarse del trono. No es ese el escenario tras cinco años de nuevo mandato.

Hoy, 4 de junio, hay elecciones en los estados de Nayarit, Coahuila y Edomex, pero en clave nacional todas las miradas están puestas en el último, el estado más poblado del país con cerca de 18 millones de habitantes y el segundo con mayor Producto Interior Bruto tras Ciudad de México. "Que a estas alturas estemos hablando de que el PRI puede perder en Edomex es ya una derrota brutal. Es una gran noticia para la democracia, ya no hay un sitio en México donde es invencible", explica a EL MUNDO el analista político Carlos Castañeda.

Las encuestas, en este México partido en cuatro grandes partidos, hablan de una cerrada disputa entre sólo dos candidatos, el mencionado Del Mazo del PRI, primo lejano de Peña Nieto, y Delfina Gómez, candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), un partido tan nuevo como viejo.

Morena es la marca con la que el sempiterno Andrés Manuel López Obrador (AMLO) volverá a competir en 2018 por la presidencia. Se quedó a las puertas de conseguirla en 2006 y 2012 como líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y ahora, a un año de otra contienda federal, es el principal favorito de las encuestas para ganar la Presidencia. Un populista de izquierdas para muchos, con tendencia a moderarse para no despertar los miedos del pasado, que levanta pasiones y odios. "Un partido muy nuevo dirigido por un líder muy viejo", remarcan los analistas.

Un modelo roto

"El PRI es el que tiene más que perder. Una derrota pone en serios problemas su existencia. Todos sus fundamentos y modelo quedaría roto", dice a este periódico el periodista y analista Alberto Aguirre. "La derrota en Edomex sería un golpe muy duro para el presidente y su grupo dentro del PRI. Habría una rebelión dentro del partido y de su propio Gabinete. Perder en Edomex es un golpe más fuerte para el PRI que cuando se perdió en 2000 la presidencia del país frente a Fox", señala Castañeda.

Justo al otro lado, el domingo puede suponer la coronación de AMLO si obtuviera la victoria. Con Edomex de tarjeta de presentación, el político perdedor vuelve a recuperar la victoria en el feudo tras Ciudad de México más significativo. "El problema de AMLO es que si gana Edomex habrá gente que le quiere que abandonara otros grupos para unirse a él, pero toda la gente que le teme se va a unir en su contra", advierte Castañeda. "AMLO aglutina el voto antisistema de los heridos por la clase política, pero sólo la victoria de Delfina es una victoria para él", explica Aguirre.

Lo cierto es que ha habido todo tipo de encuestas y todo tipo de denuncias y sospechas de amaño sobre una intervención masiva del PRI para no perder la joya de su corona. "Hay un riesgo alto de que la autoridad laboral falle. No descarto incidentes de robo de urnas, compra de votos, presión policial...", denuncia Aguirre.

¿Puede haber fraude? "El Instituto Electoral puede dar un ganador y el Tribunal Electoral dar luego otro distinto", dice Edmundo Berumen, presidente de Berumen y Asociados, una de las empresas de encuestas más prestigiosas del México. Lo que apunta es sobre la previsible catarata de impugnaciones que pueden hacer los partidos ante un resultado cerrado.

No será algo nuevo que haya impugnaciones, ocurre elección tras elección de procesos electorales a los que sobrevuelan siempre negros nubarrones. "Todos los candidatos tienen gente dando regalos en los barrios y nos piden luego la copia de la credencial de elector", señala Luisa, una mujer de Ecatepec, población inmensa y pobre de Edomex. "Este año sólo he obtenido una camiseta pero hay vecinas que han recibido dinero y despensas", señala Carmen. ¿Quién hace esos regalos? "Todos, lo hacen todos".

Queda por saber si la maquinaria aplastante del PRI ganará a la indignación de la gente capitalizada en un partido sin presencia institucional como Morena. "Creo que ganará el PRI. De Peña se pueden decir muchas cosas, pero es un ganador de elecciones y él ha dirigido esta campaña. No lo hizo en 2016", opina Castañeda. "Creo que ganará Delfina. Se han ocultado encuestas que aseguran que lleva ventaja de hasta cinco puntos" opina Aguirre.

Del resto, lo previsible es que habrá un perdedor que también gane, Juan Zepeda, candidato del izquierdista PRD, cuya buena campaña parece que le colocará tercero con un resultado digno que podría levantar a un partido moribundo, y un perdedor, el PAN, al que sólo su previsible victoria en Nayarit y Coahuila mitigará el fuerte batacazo que puede darse en el importante Estado de México.



JMRS
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