Policrato Philodemos

Terrorismo ecológico

2017-06-05

Quiero confesar que estaba equivocado cuando supuse haber llegado al límite del asombro ante...

Almte. Manuel Rodríguez Gordillo

Crimen contra la humanidad: ¡Otra vez Trump!

"Y la soberbia ignorante quiso escarmentar a la gente por no rendirle pleitesía
llenando al mundo de humo... pensando que estaba a salvo"

Epitafio del último humano (Año 2100 D.C)

Quiero confesar que estaba equivocado cuando supuse haber llegado al límite del asombro ante los desatinos autodestructivos del actual presidente norteamericano, ya que me faltaba ser testigo de la lección de estulticia y ausencia de una visión de estado, que orgullosamente mostró a un mundo que se quedó estupefacto al escucharlo decir que los Estados Unidos se retiraban de los “Acuerdos de París” y que desconocía su obligatoriedad para combatir la contaminación atmosférica, sin importarle que ésta es la causa  del calentamiento global (aunque él niegue su existencia), y del cambio climático, argumentando que las normas aprobadas perjudicaban a la industria y a la economía norteamericana.

En su ciega arrogancia narcisista Donald Trump no alcanza a racionalizar que el calentamiento global constituye una amenaza real para la vida en todo el planeta, sin excepción alguna, y que, independientemente de su torcida e ignorante percepción, los Estados Unidos se encuentran (sin posibilidad de mudarse o de encerrarse en muros fronterizos), en ese mismo mundo al que se propone ensuciar aún más,

Tal parece que su estulticia lo ha vuelto incapaz de entender que la preservación de la vida es el imperativo categórico de todas las prioridades, ya sean estas económicas, industriales, tecnológicas, militares, artísticas, e inclusive egolátricas como parece ser su caso, dado que al desaparecer la vida cesa toda actividad biológica y la  posesión de bienes se vuelve algo sin sentido, pues cuando el hombre irresponsablemente se dirige sin darse cuenta hacia la extinción argumentando que está buscando la riqueza, el bienestar, y/o el poder, lo único que lograría realizar sería la construcción de un cementerio de lujo, ya que no existirá ser humano que pueda disfrutar nada de lo logrado, dado que todos estaríamos muertos.

Este escenario y personaje descritos parecen sacados de una novela de terror, donde un sádico desquiciado por su egocentrismo busca notoriedad en la historia y para lograrlo se dedica a la tarea de provocar un holocausto planetario que extinga toda forma de vida, sin advertir en su enajenación absoluta, que no logrará tal notoriedad histórica, ya que no existirá quien lo describa y menos aún... quien lo lea.

La desgracia para los Estados Unidos y para el mundo es que lo descrito no es una novela, sino una realidad en evolución, dado que el “huevo de la serpiente” ha eclosionado y su engendro ocupa la silla presidencial de la Casa Blanca en Washington, lo que nos recuerda el trágico episodio de enajenación criminal iniciado en 1933 cuando nació la Alemania del Tercer Reich... aunque aún queda la esperanza de que la ciudadanía lúcida norteamericana actúe y recupere el control de su democracia.



JMRS
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