Espectáculos

Sofía Boutella: la belleza mejor escondida de Hollywood 

2017-06-12

Si hay que fiarse de las apariencias, todo apunta a que Hollywood la tiene tomada con Sofía...

Rocío Ayuso, El País

Si hay que fiarse de las apariencias, todo apunta a que Hollywood la tiene tomada con Sofía Boutella. En Kingsman: Servicio secreto le cortaron las dos piernas, en Star Trek: Más allá se pasó las horas muertas en la silla de maquillaje. Tom Cruise hace de ella una momia en la película que ahora protagoniza y Charlize Theron la deja en cueros en Atómica, su próximo estreno. Hasta Madonna la ha martirizado y la bailarina y actriz nacida en Argelia hace 35 años recuerda la gira que hizo con la chica material por Confessions como una máquina del tiempo. “Estuve ocho meses de gira y los sentí como si fueran cinco años”, se ríe de su trayectoria. Pero no la cambiaría por nada del mundo. Martirios al margen, Boutella tiene en estos momentos a Hollywood encadilado. La llamana la belleza mejor escondida. “Ha sido realmente duro y todavía recuerdo cuando el cheque no me llegaba para pagar la renta”, afirma con ese aire cobrizo, ojos grandes, amplias cejas y pelo azabache algo despeinado que tanto evocan a Penélope Cruz. “También recuerdo que cuando llegué era un chicazo y en esta industria he crecido para ser la mujer que soy. Aunque todavía me siento como si acabara de empezar, en la más tierna infancia”, añade.

Boutella nació en el Bab El Oued argelino, hija de un músico de jazz y de una arquitecta. De allí se marchó cuando no tenía ni diez años huyendo de la guerra de Argelia. “Me sentí fuera de lugar. Venía de un lugar donde jugábamos con pelotas de papel porque no había más a un país donde la gente podía tener de todo”, recuerda de su llegada a Francia. Pero aprendió a amoldarse rápido, algo que le vino bien para su siguiente cambio, camino a Nueva York persiguiendo su sueño como modelo, bailarina clásica y de hip hop. “Cuando empecé a trabajar con Madonna ni tan siquiera la entendía bien el inglés. Ya te digo, era un chicote y Madonna me enseñó a bailar con tacones”, se ríe de su aprendizaje. Lo del cine nunca lo pensó. Al menos en serio. Pero con ese aire de probarlo todo que tiene para cuando acabó la gira le quedaban unos meses en el visado de entrada en Estados Unidos y no se lo pensó mucho más. “Eso fue hace diez años. Y aquí estoy”, resume.

La posición es envidiable. La mujer que hasta se permitió el lujo de decirle que no de entrada a Tom Cruise. “Dije que no a La momia. El día más corto eran cuatro horas de maquillaje y acababa de rodar Star Trek: Más Allá. No quería ser el monstruo”, recuerda de su primera negativa. De Cruise no tiene nada malo que decir. “Al revés. Me siento muy contenta de haber dicho el final que sí porque fue un privilegio trabajar con él”, añade sobre un actor “carismático” que la forzó a ser mejor. Pero ahí se acaba la relación porque si las fotografías no engañan, el corazón de Boutella pertenece a otro héroe de acción más joven y actual, Chris Pine, con quien trabajó en la saga de Star Trek y junto al que ha sido fotografiada en más de una ocasión unidos en un tierno abrazo.

Boutella prefiere hablar de cualquier otra cosa. De su otra compañera de pantalla, Charlize Theron, una mujer “fuerte y dulce” como le gustaría ser de mayor, señala sin pensar lo que la frase implica. O de moda, con Yves Saint Laurent, Gaultier o Chanel entre sus preferidos aunque también sigue disfrutado de los vaqueros raídos y las camisetas blancas. Lo que no sabe es callar. Ni parar quieta. “Me siento culpable si no hago nada. No puedo estar mano sobre mano porque entonces sí que echo de menos a mi familia. Por eso no puedo dejar de trabajar”, concluye preparando otras dos películas en su futuro más cercano mientras inunda las portadas de moda como la nueva chica que lo tiene todo.



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