La Visión del Bucanero

Supuestos sobre quienes ejercen la delincuencia

2017-06-28

En este país las leyes se hicieron para violarse y para proteger al que está en el...

"Grumete Exigente"

"El ser humano nace diferenciando lo bueno de lo malo y lo confirma con sus sentidos y raciocinio"

Esto infiere que todos o casi todos hemos delinquido en algún momento de nuestra existencia.

Claro está que si en ese momento se da cuenta y toma conciencia, tiene la oportunidad de no volver a hacerlo.

Si es así, que bueno, pero sí no… lo vuelve a hacer o le toma sabor y continuará haciéndolo una y otra vez.

Si tiene la gracia de que alguien se dé cuenta, lo haga recapacitar e influya en su conciencia, pudiera ser que se detenga esa vez o para siempre, pero sí el que lo descubre no tiene ningún valor moral, es como si no existiera. Casualmente esto es lo que sucede ante nuestras autoridades, nadie las reconoce, no son de confianza y si te descuidas te extorsionan, mejor húyele.

La delincuencia es el acto de delinquir.

El delincuente es el actor de la delincuencia.

Delinquir es actuar en contra de lo establecido por:

1.- La sociedad.

2.- Las buenas costumbres.

3.- Las normas impuestas por:

a.- El poder.

b.- Quien manda.

c.- La ley.

d.- Los medios de comunicación.

e.- La autoridad.

Quien delinque no está respetando o actuando dentro de las normas establecidas.

Naturalmente sabe que si lo atrapan, lo sancionan o posiblemente puede comprar a la autoridad. Por eso tienen que obtener dinero fácil para que no le importe perderlo.

La delincuencia la ejerce quien quiere delinquir.

Querer es: desear, apetecer, codiciar, ansiar, esperar, buscar, pedir, requerir, aceptar, decidir, apreciar, encariñar, amar.

1.- Si la sociedad es egoísta, convenenciera y cobarde, no se atreverá a disuadir al delincuente, además pensará que independientemente de lo que sea, no le corresponde hacerlo, que es función primordial del gobierno y que debido a su negligencia la situación no tiene remedio, porque nadie de la sociedad será el primero en arriesgarse. Condición que invoca a nuestras raíces conformistas, desunidas y demasiado tolerantes.

El principal asecho de la sociedad ante la delincuencia es ella misma, cuando llegue a tener poder, entonces sabrá si se va a convertir en un delincuente o tendrá la templanza de mantenerse incólume, venciendo las tentaciones, defendiendo sus principios.

2.- Las buenas costumbres son producto de la familia, es el resultado de una educación esmerada que posteriormente (en este orden) trasciende a: los maestros, los dirigentes y las autoridades. Sin embargo los padres se han preocupado más por vivir su vida cada quien por su lado; los maestros por sacarle provecho a su abandono; los legisladores por fomentar: las madres solteras, las amantes cautivas del caldero, el aborto, las relaciones entre personas del mismo sexo, la homosexualidad, etc., y las autoridades por esconderse de la CNDH.

3.- Las normas a respetar, vengan de quiénes vengan, requieren de supervisión y seguimiento, solas no sirven para nada.

3a. - Las normas del poder gubernamental solo sirven para engañar a las Instituciones internacionales, aunque actualmente ya no se la tragan tan fácilmente. En México obedecen a un análisis perverso costo beneficio: la implementación para hacerlas funcionar requieren de gente honesta (no hay entre la gente del gobierno) y recursos económicos suficientes vs emplear personas ajenas al sector político y privar de recursos económicos a las arcas clandestinas, requeridas por el partido hegemónico (el jefe) para cuando los solicite. Total, la sociedad que se rasque como pueda, para ello se tienen a los medios de comunicación vendidos que inventarán cualquier argucia para entretener a la ciudadanía y defender el poder con su servilismo y adulación, y los que no, se harán acreedores a una llamada telefónica con una promesa a sus deudos: Ir hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, ja, ja, ja.

3b. - Las normas impuestas por quién manda están elaboradas para que den buenos resultados, sin demagogia, sin palabras con doble significado o interpretación múltiple, con conceptos pragmáticos sin atenuantes. Elaboradas con las tres erres del dominó: Respetar la mano (la probabilidad), Repetir la ficha (la intención) y Refregar al contrario (perseguir al infractor).   

3c. - En este país las leyes se hicieron para violarse y para proteger al que está en el Poder. La falta de ética viene desde quienes las estructuraron y establecieron las reglas para elaborarlas. Sería tan fácil, después de que se viola alguna regla, saber si el presunto acusado es un delincuente o fue detenido injustamente y no al revés: el violador de la regla es primero un presunto delincuente porque fue detenido injustamente para convertirlo después en delincuente. ¿Porque sueltan a los delincuentes confesos? la respuesta es fácil: si hablan se llevan entre las coces algún pez gordo.

3d. - Las normas impuestas por los medios de comunicación son, además de mediáticas y tendenciosas, las que tienen la encomienda perversa del poder gubernamental, de influir en la conducta de los niños, los adolecentes y los adultos mayores, tratando y logrando que cambien: el pensamiento lógico por la ficción, la virtud por la maldad, la inocencia por la perversión, lo bello por lo grotesco, lo tolerante por la aceptación condicionada, el esfuerzo por la suerte, la exigencia por la mediocridad. Son los que actúan para distraer (esconder) al pueblo de las pifias del poder. Es una verdadera lastima porque de ser el 4° Poder, descienden a ser serviles y corruptos, despreciando lo que en otros países son las pesas de referencia en el lado opuesto del fiel de la balanza. En México son considerados como traidores, pues se cargan del lado del poder, comprados por el beneficio de la relación y sus recursos. Los periodistas que se atreven a sacar del claustro la verdad, son victimados.

3e. - En este país las normas impuestas por la autoridad no existen, ellos reciben línea del poder, actuando como: magos desapareciendo evidencias, ineptos para identificar huellas, ciegos para no ver a la victima bajo las sabanas, sordos para no escuchar rumores, flojos para no perseguir a los agresores y orgullosos de la solución a la mexicana, negándose a usar las técnicas modernas que emplean con éxito países más estructurados. Por desgracia, el Poder ha cambiado la “soberbia” por la “ineficiencia” y lo único que hacen es aventar a las policías a los perros (Comisión de Derechos Humanos), logrando que se retraigan. Eso sí, son implacables y abusadores con la gente inocente, tal pareciera que todos somos o pareciéramos delincuentes o somos posiblemente el sector que les permite desquitarse.

Resumiendo, la delincuencia en México la creo y la fomentó el “Poder”, llámese como se llame y la distribuyó en todos sentidos, dañando la capacidad innata del individuo para distinguir y separar oportunamente lo bueno de lo malo.

Pero aún más, el “Poder” en México ha confundido al “buen juicio” que distingue o separa con claridad las actividades en los dos bandos básicos conocidos (bueno y malo), surgiendo ahora tonalidades que dependiendo de la visión de cada quien son acreedores o no a un aplauso o a una acción correctiva.

Imaginemos a un Diputado y a un individuo cualquiera robándose cada uno una fruta de un puesto de la Central de Abastos. Imaginemos ahora un policía paseador, dándose cuenta de ambos robos y lo único que se le ocurre es decir “Alto” y la acción se detiene. Va con el primero y le dice: que pasó mi diputado, se le antojó la fruta, permítame obsequiársela, el diputado responde: no, gracias, lo que pasa es que estaba en el suelo y la recogí para ponerla en el canasto, pero si es su deseo regalármela con gusto la aceptare, hasta luego. Ahora va con el individuo desconocido y le dice: con que robando ¿he?, el individuo responde: como cree mí oficial, la recogí del suelo y la estaba poniendo en el canasto, el policía contesta: me cree tan tonto para no darme cuenta de sus verdaderas intenciones, esa es una excusa muy trillada, jálele a la comisaría.

 

Lo más probable es que el diputado este mintiendo y el desconocido este diciendo la verdad. Para el policía el diputado es un personaje conocido, acostumbrado a tener todo lo que se le antoja, pero el policía no sabe que al diputado le gusta ensayar su ecuanimidad ante el advenimiento de una de sus principales tentaciones. Hacerse de lo ajeno.

Qué pasaría si el diputado no tuviera “fuero”, que tuviera el mismo nivel social que la ciudadanía, que respondiera ante la ley, que su sueldo fuera según su actuación y pagara sus impuestos igual que cualquiera. Entonces ¿Quiénes hacen la diferencia?, ¿Quiénes se pueden pitorrear de la ley?

Entonces la suposición se convierte en verdad. 



JMRS
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