Muy Interesante

¿La edad de la inocencia?

2007-02-17

Acoso escolar, agresiones a profesores, bandas juveniles –autóctonas y foráneas–…...

Cuando se refiere a la delincuencia juvenil, el criterio de nuestros gobernantes oscila entre la mano dura y la Educación para la ciudadanía.

Seguro que le suena esta anécdota: un ciudadano ve a un niño haciendo una gamberrada, como tirar basura al suelo en vez de a la papelera, y con gran cuidado le llama la atención. Sin embargo, y como de la nada, en segundos aparece su vociferante padre que le espeta, "a mi chico no le corrijo más que yo", para, tras amenazar al viandante por meterse en camisa de once varas, soltar al chaval un par de bofetadas. Tiene esto que ver con el debate que se está produciendo sobre los contenidos que tendrá la asignatura estrella introducida en la última reforma educativa, la Educación para la ciudadanía. Y no sólo sobre ellos, sino sobre la misma razón de su existencia, para algunos innecesaria y para muchos un resquicio por donde el gobierno de turno intentará deslizar mensajes de naturaleza partidaria. No pocos identifican esta materia con la que hasta hace 30 años se impartía con la rimbombante definición de Formación del Espíritu Nacional, pero, a poco que se hagan bien las cosas, las circunstancias no resisten la mínima comparación.

De todas formas, y para aquellos que claman porque los valores personales se aprendan en la propia casa y que estos dependan del más estricto y privado ámbito familiar, no estaría de más recordar algunas escenas que la realidad nos depara diariamente: acoso escolar, agresiones a profesores, bandas juveniles –autóctonas y foráneas–… son la punta del iceberg y el tema de moda y, ¡cómo no!, la ley y el derecho tienen que ponerse deprisa y corriendo al día para enfrentarse a ellos.

Por de pronto, se ha modificado la Ley de responsabilidad penal del menor –aunque en vigor desde 2001, su desarrollo reglamentario aún está por hacer–, así como numerosos preceptos cuya aplicación estaba condicionada o pospuesta en el tiempo.

Parte de la sociedad se siente legalmente inerme ante un menor violento.

Desde la fiscalía, por otra parte, se ha instruido a sus miembros para que contemplen los ataques personales, agresiones o amenazas a profesores o empleados de los centros educativos como "atentados a la autoridad". También para que soliciten medidas cautelares severas y penas de prisión acordes a la gravedad de este delito, en lugar del tradicional juicio de faltas que se resolvía en sentencias levísimas, y eso las veces en que se alcanzaba una condena.

Hace unos pocos meses un reducido grupo de jóvenes de 11 a 14 años destrozó las instalaciones de su colegio –ordenadores, material del laboratorio, mesas, sillas... todo valorado en más de 60.000 euros– con la esperanza de que se suspendieran las clases y así poder disfrutar de las fiestas patronales sin la engorrosa obligación de madrugar. Cuando los chicos fueron expulsados temporalmente del colegio, algunos de los padres pusieron el grito en el cielo, acusando al consejo escolar de "estigmatizar" a unos niños comparándolos con criminales. Pero seguramente serán los primeros que les darán las dos bofetadas que mencionábamos en la primera anécdota cuando sepan que serán responsables civiles respecto de los daños que no cubra el seguro, ya que sus hijos son menores de edad y tendrán que "rascarse el bolsillo". 

fuente:
www.muyinteresante.com.es



AAG

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