Muy Oportuno

Inteligencia y vocación 

2017-07-17

Las mujeres estamos más orientadas al lado izquierdo y somos capaces de manejar el material...

Sheila Morataya-Fleishman


Una nueva perspectiva de tu carrera profesional como mujer. Crece como profesionista guardando un equilibrio entre tu formación humana y espiritual.

Que hombres y mujeres pensamos y actuamos de manera distinta no es una novedad para nadie, sin embargo podemos comprender mejor el por qué cuando analizamos algunos datos interesantes:

Un estudio recientemente publicado por la Revista Time, descubre que las mujeres procesamos las palabras con los dos lados del cerebro, en tanto que los hombres sólo lo hacen con la parte izquierda. Por otra parte, Foley, Brothers y Hammer registran que “La manera en la cual el cerebro del hombre está organizado podría orientar a un hombre hacia una superioridad visual-espacial. Su cerebro está especializado, recibiendo los problemas espaciales en el lado derecho y los problemas verbales en el izquierdo. Las mujeres estamos más orientadas al lado izquierdo y somos capaces de manejar el material verbal de modo más eficiente que los hombres. El cerebro femenino no está especializado, sino que duplica las habilidades en ambos lados. Ambos lados del cerebro trabajan juntos en un problema. El cerebro femenino está más generalizado en sus funciones. Muchas personas sienten que está es la razón por la que las mujeres son capaces de tomar decisiones más rápidas que los hombres y son más perceptivas. Si uno de los lados del cerebro de una mujer es dañado, puede hacerse cargo, y retomar sus capacidades. No sucede lo mismo en el hombre. Si un hombre tiene un colapso y el lado izquierdo del cerebro es dañado, él podría perder su capacidad del habla porque el lado derecho de su cerebro maneja sólo los problemas de espacio.”

En su libro Conéctese con el Mundo, Faith Popcorn explica que “Las imágenes del cerebro también indican que las mujeres tienen una mayor discriminación sensorial que los hombres. Por ejemplo, pueden leer el contenido emocional en las expresiones faciales con más precisión y facilidad que los hombres. Esto lo podemos comprobar al observar a los hijos e inmediatamente notar «que algo les pasa», o cuando nuestro esposo está tratando de mentir. Son capacidades inherentes, natas en nuestra naturaleza femenina. Además cuando las mujeres recuerdan acontecimientos dolorosos, muestran una mayor área de actividad de las neuronas de sus cerebros que los hombres. Los neurólogos han demostrado lo que todos ya sabíamos: que las mujeres están más en contacto con sus emociones, son más atentas y más compasivas.

Significará todo esto que las mujeres somos ¿mejores trabajadoras?¿mejores líderes?¿mejores vendedoras? Definitivamente no, pero a la hora de trabajar es importante conocer todo esto porque en definitiva los hombres y las mujeres piensan de manera diferente y tienen una estructura emocional muy distinta. Mujer y hombre no se comunican de la misma manera, no buscan las mismas cosas, no compran por las mismas razones. En realidad, los hombres y las mujeres ven el mundo bajo una luz completamente diferente.”

Estas diferencias en el pensamiento y la visión del mundo, nos deben llevar en el trabajo profesional a crecer humana y espiritualmente y para ello es necesario que conozcamos lo que nos hace diferentes y complementarios con el sexo opuesto.

Como hemos visto somos más atentas, compasivas, detallistas. Si desarrollamos estás cualidades en nuestro lugar de trabajo y programamos estrategias para mejorar el ambiente laboral notaremos una gran diferencia. Esto combinado con características anímicas del alma como son la fuerza, la alegría, y la audacia, podemos ver que tenemos un potencial natural a ser verdaderas líderes y promotoras de una transformación organizacional gracias a un modo de pensamiento distinto que el que han utilizado siempre los hombres al dirigir.

Ahora podemos entender que para una mujer el trabajo profesional es vocación, urgencia, pasión, llamado. Edith Stein pensaba que quien considere su trabajo como simple fuente de ganancia o como pasatiempo lo desarrollará de una forma completamente distinta de aquel otro para quien sea vocación profesional en sentido propio, es decir, de aquel que se sienta llamado para ello.

Si meditamos en estas palabras podemos ver claramente la razón del “efecto mediocridad” y las actitudes negativas en el trabajo que se da en tantas persona.

La naturaleza de la inteligencia femenina debe empujarnos en el trabajo profesional a desarrollar todo nuestro potencial creativo. Pero para que esa creatividad pueda manifestarse en actos concretos y en detalles individuales debemos tener la seguridad de que realmente mi profesión es mi llamado personal para aprovechar lo mejor de mis talentos.

Todo lo anterior debe plantearnos un cuestionamiento serio sobre nosotras mismas: ¿Me apasiona lo que hago hasta el punto de experimentar un verdadero júbilo en el alma? ¿Lo que hago es a lo que estoy llamada?

Estoy convencida de que aprovechar nuestras cualidades inherentes como mujeres y comprender el sentido de la vocación profesional puede llevarte a una reflexión profunda. Leer y releer lo aquí planteado puede brindarte una mejor percepción de tu inteligencia de mujer, y meditar seriamente sobre tu actividad profesional como un llamado.



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