Internacional - Seguridad y Justicia

Corea del Sur dice a Donald Trump que no puede iniciar un conflicto sin su permiso

2017-08-15

La pugna entre Washington y Pyongyang puede extenderse ahora a Pekín, que acogió con...

JAVIER ESPINOSA / El Mundo

La estrategia del presidente norteamericano Donald Trump en la Península de Corea sufrió un significativo revolcón dialéctico cuando el jefe de Estado de Corea del Sur, Moon Jae-In, se pronunció en contra de cualquier acción militar unilateral de Washington y dijo que ese tipo de decisiones "sólo pueden ser tomadas por Corea del Sur" y nunca podrán adoptarse sin su "consentimiento".

Moon participó en los actos que se celebran cada año para conmemorar la fecha en la que las tropas japonesas se rindieron en 1945, dando fin a la Segunda Guerra Mundial y permitiendo a los coreanos retomar su independencia, abrogada con la anexión nipona en 1910.

El significativo comentario se produjo en una semana en la que Trump y el régimen norcoreano han mantenido una escalada verbal con repetidas amenazas de tono casi incendiario, en las que se había obviado a la población coreana, que sufrirían un castigo masivo en caso de conflicto.

Durante su reunión semanal con sus asesores más cercanos, Moon fue incluso más tajante y criticó a ambos lados exigiendo tanto a Corea del Norte como a Estados Unidos que "paren todas las provocaciones y amenazas", significando que "el interés nacional de Corea del Sur es la paz", según informó la agencia Yonhap.

El principal dirigente surcoreano se apartó asimismo de toda la gesticulación militarista de las últimas jornadas volvieron a repetir su ofrecimiento de diálogo a Pyongyang, algo que Corea del Norte ha rechazado hasta el momento.

"Mantenemos la puerta abierta a un diálogo militar que permita que la tensión entre Corea del Sur y del Norte no empeore", dijo.

"No podemos depender de nuestro aliado para mantener nuestra seguridad. Cuando hablamos de cuestiones relacionadas con la Península coreana, nuestro país tiene que tomar la iniciativa para resolverlas", añadió el presidente en lo que semeja también una alusión a uno de los reclamos que ha realizado en el pasado: que Seúl disponga del mando militar de las fuerzas conjuntas en caso de una confrontación, algo que ahora es a la inversa.

Tras varias jornadas de rifirrafe verbal, los principales protagonistas parecieron intentar rebajar el tono de sus expresiones y mientras que el líder norcoreano, Kim Jong-un, decía ahora que va a "esperar un poco más" antes de decidirse sobre un hipotético ataque contra Guam, toda una plétora de dirigentes norteamericanos empezando por el jefe del estado Mayor de su ejército, el general Joseph F. Dunford Jr, el director de la CIA, Mike Pompeo, el asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster y hasta los secretarios de Estado y de Defensa, Rex Tillerson y Jim Mattis, reconocían que su prioridad es "la presión económica y diplomática", no la opción militar, en palabras de Dunford.

Choque Pekín-Washington

La pugna entre Washington y Pyongyang puede extenderse ahora a Pekín, que acogió con notable encono la orden dada por Trump para que se decida si se investigan las supuestas prácticas desleales del comercio chino, una decisión vinculada por el propio presidente estadounidense a la crisis norcoreana y la exigencia de que China refuerce su presión contra Pyongyang.

Trump se refirió el pasado jueves a este asunto por enésima vez y precisó que pensaba que "China puede hacer mucho más (respecto a Pyongyang) y creo que lo hará". "Si nos ayuda, pensaría de forma muy diferente en el asunto del comercio, muy diferente", añadió.

El político norteamericano ya utilizó el fantasma de las sanciones contra China -dijo que pensaba imponer una tarifa del 45% a los productos procedentes de este país- como uno de sus principales argumento electorales durante la última campaña presidencial.

El ministerio de Comercio chino anunció que su país adoptará represalias si EU adopta sanciones -algo que contempla la legislación norteamericana para este supuesto- desencadenando así una confrontación comercial de alcance desconocido.

"China no se rendirá definitivamente, sino que tomará las medidas apropiadas", apuntó el citado departamento a través de un comunicado.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying, reconoció que cualquier castigo impuesto por Trump provocará de inmediato un gesto similar de Pekín y con ello "una guerra comercial que no nos llevará a ninguna parte y que ninguna de las dos partes puede ganar".

Aunque el balance comercial entre los dos países es ampliamente favorable a China -se anotó un superávit de 117,500 millones de dólares sólo en los primeros seis meses de este año-, Pekín puede castigar a significados sectores norteamericanos como los fabricantes de aviones o las exportaciones de carne.

El diario oficial Global Times adelantó hace meses cuál podría ser la estrategia local: "China optará por el ojo por ojo. Un lote de pedidos de Boeing será sustituido por Airbus. Las ventas de autos, así como de iPhone en China sufrirán un revés, y las importaciones de soja y maíz se interrumpirán", escribió el matutino.



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