Panorama Norteamericano

Trump culpa a la prensa de la crisis que desató tras Charlottesville

2017-08-18

Es innegable que Trump, en varias ocasiones durante la conferencia de prensa, defendió a los...

Por J. Jesús Esquivel / Apro

Ante la andanada de críticas, deserciones, denuncias y demandas para que dimita al puesto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, responsabilizó a la prensa de “mal interpretar”, lo que dijo respecto a los grupos supremacistas.

“El público se está enterando (cada vez más) qué tan deshonestas son las noticias falsas. Ellos mal interpretaron totalmente lo que dije sobre el odio, la separación (racial), etcétera. ¡Vergüenza!”, escribió Trump la mañana de este jueves en su cuenta personal de la plataforma de Twitter.

Pese a que, en la conferencia de prensa que ofreció este martes en la Torre Trump de Manhattan, Nueva York, el mandatario estadunidense defendió fehacientemente y reivindicó a los grupos de ultraderecha como los neonazis y Ku Klux Klan, entre otros, por el incidente de violencia racial del fin de semana pasado en Charlottesville, Virginia, que dejó el saldo de una mujer muerta y una veintena de heridos, pretende culpar a la prensa de la crisis étnica que sus palabras desataron en todo el país y en la esfera política.

Es innegable que Trump, en varias ocasiones durante la conferencia de prensa, defendió a los grupos de ultraderecha y tildo de “provocadores y violentos” a los grupos defensores de los derechos civiles que en Charlottesville fueron a expresar su rechazo a los supremacistas blancos.

Ante las crecientes protestas civiles en todo Estados Unidos contra Trump por defender a los grupos racistas y de ultraderecha, el mandatario recurrió a su chivo expiatorio favorito, la prensa, para hacerse la víctima de las denuncias políticas en su contra.

El liderazgo del Partido Republicano, que endosó a Trump como candidato presidencial en el 2016, rechazó y condenó la defensa que hizo el presidente de los grupos supremacistas en el incidente de Charlottesville.

Desde la década de los años 60 del siglo pasado, en Estados Unidos no se había vivido una crisis racial tan profunda como la que desató Trump al defender a las agrupaciones racistas y separatistas de ultraderecha que lo respaldaron en las elecciones del año pasado y lo ayudaron a ganar los votos del Colegio Electoral en varios estados del sur.

Los expresidentes republicanos como George H.W. Bush y George W. Bush, se unieron a las denuncias contra Trump y eso generó que dentro de ese partido reavivaran las voces que insisten en hacerle un juicio político al presidente para determinar si está capacitado para ejercer el Poder Ejecutivo.

Este miércoles, varios ejecutivos de empresas nacionales y multinacionales decidieron salirse de los Corporativos de Asesoría presidencial. Ante ello, Trump anunció en su cuenta de Twitter que los consejos quedaban disueltos por su determinación, y no porque los miembros lo abandonaron, como fue el caso.

Las diferencias con Trump por su defensa a los grupos racistas que provocaron una deserción en caída de domino de asesores importantes del mandatario, se espera que tenga efecto negativos políticamente hablando para los republicanos en las elecciones legislativas federales de noviembre de 2018.

Los analistas políticos sostienen que la criticas de los republicanos a Trump, son precisamente para decirle a los electores que el presidente está solo en la defensa a ultranza que hace de los neonazis, Ku Klux Klan y demás grupos de ultraderecha que siguen vigentes en pleno siglo XXI en Estados Unidos.

En otro hecho que demuestra que Trump pretende buscar responsables de sus propias fallas, líderes del Ku Klux Klan siguen agradeciéndole el que los haya defendido por el incidente de violencia racial en Charlottesville.

De la misma forma que han aumentado las manifestaciones civiles en contra de Trump por el caso Charlottesville, los grupos supremacistas blancos se sienten reivindicados y también han anunciado en sus páginas de la red de la Internet, que ahora más que nunca seguirán con sus actos de oposición a la integración racial en los Estados Unidos.



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