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Perfil Criminal de México

2017-08-28

México alberga las organizaciones criminales más grandes, sofisticadas y violentas...

Fuente: Insightcrime/org


México alberga las organizaciones criminales más grandes, sofisticadas y violentas del hemisferio. Estas organizaciones han surgido de su larga historia de contrabando y de su proximidad a Estados Unidos, la mayor economía del mundo, para convertirse en una amenaza regional. Sus redes se extienden desde Argentina hasta Canadá e incluso Europa. Trafican con drogas ilegales, contrabando, armas y personas, y lavan sus ganancias a través de cambistas, bancos regionales y locales y proyectos económicos. Su armamento, entrenamiento y táctica se han vuelto más sofisticados con la intensificación de los esfuerzos del gobierno mexicano por combatirlos. El aumento de la presión respecto a la seguridad ha causado un cambio dramático en el hampa mexicana, pues la caída de numerosos jefes de la droga ha precipitado la fragmentación de carteles monolíticos en gran número de grupos escindidos. Estos grupos tienen un alcance más local que sus antecesores y se basan en un portafolio criminal más diverso para generar ingresos ilícitos.

Geografía

Con 9.330 km de costa y 3.141 km de frontera con Estados Unidos, México se ha convertido en la puerta de entrada de mercancías ilícitas y migrantes a la economía más grande del mundo. El terreno montañoso del país, las fronteras poco vigiladas con sus vecinos centroamericanos, y las largas costas ofrecen numerosas rutas de contrabando de drogas ilegales, recursos naturales, armas y seres humanos a las redes criminales.

Historia

El papel de México en el crimen organizado ha sido definido por el estado de su vecino, como la economía de consumo más poderosa del mundo. La frontera de 3.141 km con Estados Unidos siempre ha constituido una de las rutas de contrabando más activas del mundo. Desde hace dos siglos, los contrabandistas han movido mercancía a través de los vastos territorios fronterizos, en su mayoría sin presencia del gobierno. Los migrantes siempre han cruzado la frontera y muchos permanecen en lugares como California, donde el trabajo agrícola se ha mantenido estable.

En los años sesenta, las drogas ilícitas como la marihuana y luego la heroína empezaron a producirse en México, sobre todo en el estado de Sinaloa en la costa occidental, y se introducían a Estados Unidos por el suroeste. Estos patrones se repitieron en una escala mayor cuando los narcotraficantes de Colombia trasladaron sus rutas desde el Caribe hacia México en la década de 1980.

El cambio abrió el camino para las primeras grandes organizaciones de narcotraficantes de México. El hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros, por ejemplo, dividía su tiempo entre Honduras, Colombia y México, ofreciendo un puente entre El Cartel de Medellín y lo que se convertiría en El Cartel de Guadalajara. Este se componía de un grupo muy unido de traficantes del estado de Sinaloa. Muchos tenían parentesco por matrimonio u otro, o se conocían de pequeños pueblos agricultores, donde se cultivaba marihuana y amapola. Bajo la dirección de Miguel Ángel Félix Gallardo, alias "El Padrino", el cartel floreció a comienzos de la década de 1980, sentando las bases de casi todas las actividades actuales de tráfico de drogas. Por la misma época, José García Abrego, uno de los pocos jefes criminales que no proviene de Sinaloa, estableció sus operaciones en el estado de Tamaulipas en la Costa del Golfo. García Abrego trabajó de cerca con El Cartel de Cali, rivales del Cartel de Medellín. También desarrolló poderosos aliados políticos, entre ellos Raúl Salinas de Gortari, hermano del que más adelante sería presidente de México, Carlos Salinas de Gortari.

La manera imprudente como operaban estas organizaciones de narcotráfico contribuyó a su posterior caída. Un agente encubierto del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus iniciales en inglés) se infiltró en la organización de Abrego, y las grabaciones de audio que logró hacer jugarían un papel importante en la convicción de Abrego años más tarde en una corte de Houston. En febrero de 1985, miembros del Cartel de Guadalajara secuestraron a Enrique Camarena, agente de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus iniciales en inglés), para luego torturarlo y matarlo. Estados Unidos presionó a México para que actuara con rapidez, y los traficantes se dieron a la fuga. Durante los años que siguieron, muchos de ellos fueron arrestados, entre ellos, el entonces líder nominal Rafael Caro Quintero, quien fue detenido en Costa Rica en abril de 1985. Casi exactamente cuatro años después, las autoridades mexicanas capturaron a la cabeza del Cartel de Guadalajara, Félix Gallardo.

Desde la cárcel, Félix Gallardo trató de repartir el territorio. Había tres grandes grupos: el clan de Arellano Félix, con sede en Tijuana; el de Carrillo Fuentes, que operaba en Juárez, y el grupo de Sinaloa, encabezado por Joaquín Guzmán Loera, alias "El Chapo", y su socio Héctor Luis Palma Salazar, alias "El Güero". La competencia entre ellos desató un conflicto casi de inmediato. El clan Arellano Félix y El Cartel de Sinaloa comenzaron una guerra, que incluyó una masacre en una discoteca de Puerto Vallarta y la muerte de un arzobispo mexicano a quien supuestamente se le había confundido con Guzmán. Guzmán fue detenido poco después, en 1993, y la operación de los Arellano Félix floreció.

No obstante, el grupo más lucrativo y de mayor influencia era El Cartel de Juárez, liderado por Amado Carrillo Fuentes, alias "El Señor de los Cielos". Llamado así por su uso de aviones para mover droga a Estados Unidos, su imperio rivalizó con el de su antiguo socio, Pablo Escobar, del Cartel de Medellín. Durante un tiempo, Carrillo Fuentes pudo crear una "federación", que evitó luchas entre la mayoría de las facciones. Pero su muerte en julio de 1997, después de una cirugía plástica, abrió el camino para que muchos de sus asociados se independizaran, incluyendo el clan Beltrán Leyva, Ismael Zambada García, alias "El Mayo"; y Juan José Esparragoza Moreno, alias "El Azul". Lo que sobrevino fue un baño de sangre que se ha mantenido mientras las organizaciones grandes se posicionan y reacomodan, especialmente a lo largo de la frontera con Estados Unidos.

En medio de la mayor parte de estas batallas está El Cartel de Sinaloa, liderado por Guzmán. El poder del cartel se debe a su control sobre los cultivos de marihuana y amapola en el llamado Triángulo de Oro, que incluye los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Ese poder también nace del ingenio del cartel y de su carácter multinacional. Guzmán, por ejemplo, se hizo a un hangar en el aeropuerto de la Ciudad de México para servir a sus intereses e hizo construir largos túneles que atravesaban la frontera desde México hasta Estados Unidos para llevar su producto al mercado. Aunque su arresto desaceleró su acenso, siguió manejando el poder aun tras las rejas. Su hermano, Arturo Guzmán Loera, alias "El Pollo", tomó el control de las operaciones. Sus compañeros, en particular Zambada, el clan de los Beltrán Leyva, y Esparragoza lo mantuvieron con los bolsillos llenos. Y cuando parecía que Guzmán iba a ser extraditado para ser juzgado en Estados Unidos, estos aliados se ingeniaron su fuga de una prisión de alta seguridad en 2001.

El escape preparó el escenario para otra "federación", esta vez dirigida por el mismo Guzmán. La nueva "federación" se consolidó luego de una reunión en 2002, a la que asistieron el clan de los Beltrán Leyva, Zambada, Esparragoza y lo que quedaba del clan de los Carrillo Fuentes en Ciudad Juárez. Rápidamente tomó control de la zona fronteriza entre Arizona y México y también compitió con la facción de Tijuana por el control de la entrada de Baja California, lo que provocó una nueva ronda de combates entre Guzmán y el clan de los Arellano Félix. Al mismo tiempo, la "federación" trató de ganar control de los corredores del Cartel del Golfo en el oriente, lo que provocó una batalla por el paso fronterizo más preciado, Nuevo Laredo, lo que sumió a esa zona en un espiral de violencia entre 2003 y 2004.

Por su parte, El Cartel del Golfo había vivido una transformación desde el momento de la detención de Abrego. El nuevo líder del Cartel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, alias "El Mata Amigos", había reforzado su seguridad personal, atrayendo a los 31 miembros de las fuerzas especiales de México a su grupo a finales de 1990. El nuevo grupo paramilitar tomó el nombre de Los Zetas, una referencia al nombre con el que se identificaban por radio cuando formaban parte de las fuerzas del gobierno, y rápidamente se extendió el alcance del cartel utilizando tácticas militares y macabras exhibiciones de fuerza, que incluyeron decapitaciones de miembros de las familias rivales del cartel. Los Zetas también entrenaron a un grupo de traficantes nuevos en el estado de Michoacán en la costa este, un depósito de cocaína y un importante centro de producción de metanfetaminas que estuvo por mucho tiempo bajo el control de una organización conocida como el Grupo Milenio. El nuevo grupo entrenado por Los Zetas pronto sobrepasó tanto a la organización Milenio como a sus progenitores de Los Zetas, y hoy se hace llamar La Familia Michoacana. La referencia a "familia" tiene que ver con la filosofía pseudo-religiosa defendida por sus líderes. El debut de La Familia fue rodar varias cabezas cortadas en un club nocturno lleno de gente en 2006.

El rompimiento del "código" de los narcotraficantes cambió la lucha, y se agravó la guerra entre ellos. El Cartel de Sinaloa respondió con su propia marca de grupo paramilitar. Bajo la dirección de Arturo Beltrán Leyva, alias "El Jefe de Jefes", Sinaloa formó pandillas y "fuerzas especiales" que le dieron la pelea a Los Zetas. Inevitablemente, el terror se extendió al ritmo de la expansión de los intereses de los narcotraficantes. Pronto, tanto Los Zetas como La Familia Michoacana tendrían intereses en otros negocios ilícitos, como el secuestro, la extorsión y la piratería.

Mientras tanto, las grandes organizaciones de tráfico de drogas empezaron a fragmentarse. La "federación" se desintegró definitivamente en 2004, cuando Guzmán habría ordenado un atentado a Rodolfo Carrillo Fuentes, alias "El Niño de Oro", hermano del líder del Cartel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes. El Cartel de Juárez respondió matando al hermano de Guzmán, Arturo, quien estaba encarcelado en una prisión de máxima seguridad. La lucha se trasladó a Ciudad Juárez, que llegó a considerarse una de las ciudades más peligrosas del mundo, en gran parte debido a las batallas entre estas dos organizaciones narcotraficantes.

Los carteles tradicionales también se fracturaron. Cuando las autoridades arrestaron a los más jóvenes del clan de los Beltrán Leyva, Alfredo Beltrán Leyva, alias "El Mochomo", en enero de 2008, el hermano mayor de Alfredo, Arturo, acusó a Guzmán de haberlo delatado. La Organización de los Beltrán Leyva (OBL) comenzó una lucha sin cuartel contra Guzmán, Zambada y Esparragoza, que ha dejado cientos de muertos en todo el país. La OBL también se alió con sus antiguos rivales, Los Zetas, que rompieron con sus antiguos jefes, el Cartel del Golfo. La división llegó a tal punto en 2010, cuando el Cartel del Golfo mató a un miembro de Los Zetas y se negó a entregar al comandante que había llevado a cabo el atentado. Las batallas entre Los Zetas y el Cartel del Golfo por el control de Tamaulipas y Nuevo León continuaron. Tijuana también se vio afectada por la violencia cuando el clan de los Arellano Félix comenzaron a luchar contra su exsicario principal, Teodoro García Simental, alias "El Teo".

La lucha se aceleró con la política gubernamental de lucha frontal contra las bandas criminales. Primero, el gobierno de Vicente Fox y luego el de Felipe Calderón se trazaron como prioridad detener las operaciones de los narcotraficantes en México con más ejército y policía, mejores equipos de inteligencia, más formación y nuevas leyes que le dieron más herramientas al sistema judicial para preparar los casos contra los traficantes. Luego de seis años de lo que se conoció como la "Guerra de Calderón", y después de más de 47,000 muertes relacionadas con el narcotráfico, Enrique Peña Nieto subió a la presidencia prometiendo que cambiaría el paradigma. El punto central de su cambio era el enfoque hacia la prevención del crimen, en contraste con la estrategia reaccionaria de Calderón.

Desde 2002, el gobierno mexicano ha detenido o dado de baja a varios narcotraficantes importantes, entre ellos Osiel Cárdenas Guillén, quien fue arrestado en 2003 y posteriormente extraditado a Estados Unidos; Arturo Beltrán Leyva, quien fue asesinado por los infantes de marina mexicanos en diciembre de 2009; Teodoro García Simental, arrestado en enero de 2010; Jorge Eduardo Costilla Sanchez, detenido en septiembre de 2012; Heriberto Lazcano, dado de baja en octubre de 2012; y el mismo Guzmán, capturado en febrero 2014. El gobierno mexicano pasó por episodio bochornoso después de que El Chapo Guzmán se escapara por segunda vez de un penal de máxima seguridad en julio 2015. Fue recapturado en Sinaloa seis meses después.

Las organizaciones criminales mexicanas se han adaptado en respuesta a la mayor presión por la seguridad. Se han posicionado en la región andina para aprovecharse de una reorganización en la cadena de distribución. En Colombia, las organizaciones mexicanas están negociando directamente con proveedores colombianos de clorhidrato de cocaína (HCl), como Los Rastrojos y Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La ecuación económica es sencilla: una participación del 20 al 30 por ciento para el transporte de la cocaína deMéxico a Estados Unidos se convierte en una participación del 70 al 80 al obtenerla en la fuente. También están estableciendo bases permanentes en Centroamérica, lo que socava los gobiernos de los países más pequeños y menos estables. Por último, se están moviendo hacia nuevos negocios como la producción masiva de drogas sintéticas, la trata de personas y el secuestro para compensar la pérdida de ingresos. Sin embargo, la lucha interna continúa. Y las nuevas alianzas —la de Sinaloa-Golfo-Familia (y posiblemente Tijuana) frente a OBL-Zetas-Juárez— parecen tan inestables como las antiguas.

Grupos criminales

Muchos de los otros grandes y poderosos carteles de la droga que dominaron el hampa en México ahora son sólo sombras de ese pasado. El Cartel del Golfo, La Organización Beltrán Leyva, Los Zetas, La Familia Michoacana, el Cartel de Juárez, el Cartel de Tijuana y Los Caballeros Templarios; sus principales líderes han sido asesinados o detenidos en los últimos años, dejando a sus organizaciones en diversos estados de deterioro. La excepción a esta tendencia es el Cartel de Sinaloa, que a pesar de la recaptura del Chapo Guzmán sigue siendo la organización de tráfico de drogas más prolífica en el hemisferio occidental, por la mayoría de cuentas.

Hay varias organizaciones criminales más pequeñas que han adquirido importancia como consecuencia de la caída de los carteles más grandes, más notablemente el Cartel Jalisco - Nueva Generación (CJNG). Estos grupos criminales más pequeños dependen de una gama más amplia de actividades delictivas para compensar parte de las pérdidas del tráfico internacional de drogas. Además de las actividades de "depredadoras" como la extorsión y el secuestro, incluyen el trafico de contrabando, armas, seres humanos y otras mercancías ilegales a través de las fronteras del país. Estos grupos operan con la complicidad de, y, a menudo en combinación con, funcionarios del gobierno y miembros de las fuerzas de seguridad.

Fuerzas de Seguridad

México tiene alrededor de 80,000 efectivos en las fuerzas armadas y otros 370,000 miembros de la policía, divididos en federales, policía fronteriza, del tráfico, estatales y municipales, aunque el Presidente Enrique Peña Nieto poco a poco ha puesto en marcha un plan para unificar a las dos últimas bajo un mando único y crear una Gendarmería nacional. La policía divide sus funciones entre preventivos y de investigación. México ha incrementado sus vínculos con Estados Unidos, aunque los funcionarios de la agencia estadounidense de drogas, aduanas e inteligencia tienen una capacidad limitada para operar en el país vecino. El gobierno tiene un presupuesto de US$4,000 millones anual de seguridad.

Sistema Judicial

El sistema de tribunales federales de México está encabezado por la Suprema Corte de Justicia y por un Tribunal Electoral, así como juzgados de circuito y de distrito. El sistema de justicia penal ha estado marcado por la corrupción, los altos índices de impunidad y una cantidad significativa de casos acumulados.

En un intento de aumentar la transparencia y ampliar los derechos de los acusados, el Congreso aprobó en 2008 una enmienda que obliga a los tribunales a pasar de un sistema acusatorio escrito a un sistema procesal oral a mediados de 2016. Durante su discurso a la nación en septiembre de 2015, Peña Nieto afirmó que el sistema procesal oral se ha implementado plenamente en seis estados y parcialmente en otros 25.

Una característica notable de la tradición jurídica mexicana es el "amparo", que es similar a una orden judicial en Estados Unidos. Muchos narcotraficantes han presentado amparos con el fin de retrasar su proceso de extradición, a menudo durante largos períodos de tiempo.

Prisiones 

Las prisiones de México están generalmente sobrepobladas y poseen escaso personal, lo que genera condiciones de vida precarias, estallidos de violencia periódicos y corrupción generalizada. Aunque, los guardias de las prisiones son los más vulnerables, en parte debido a sus bajos salarios, la fuga del Chapo en el 2015 destaca cómo incluso los funcionarios penitenciarios de alto nivel son propensos a la corrupción.

De acuerdo con las estadísticas más recientes del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios, el sistema carcelario de México opera al 125 por ciento de su capacidad máxima. Este hacinamiento ha sido provocado en parte por una práctica conocida como "arraigo", en la que los sospechosos pueden ser detenidos hasta 40 días sin cargos, con una posible extensión de 40 días si son sospechosos del crimen organizado. Se estima que alrededor del 40 por ciento del total de los presos en México se encuentran en detención preventiva.



yoselin

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