Migración

Los 'soñadores' vuelven al limbo 

2017-09-06

Serrano llegó a EU con sus padres y sus cinco hermanos -dos de ellos, en la misma...

PABLO PARDO / El Mundo

Donald Trump devuelve a la ilegalidad a 800,000 hijos de inmigrantes indocumentados, que cuentan con el apoyo mayoritario de la población

Varios expertos coinciden en señalar que, económicamente, es una mala decisión para EU

Maribel Serrano no se siente traicionada. "Traicionada no es la palabra. Sigo creyendo que éste es el mejor país del mundo. ¿En qué otro país nos hubieran llamado "soñadores"?", explicaba ayer en una conversación telefónica desde Los Ángeles.

Pero la voz de Serrano sonaba triste. Probablemente, porque tenía motivos para ello. Ayer, en un mensaje televisado de 9 minutos y 58 segundos, el máximo responsable de la Administración de Justicia de EU, Jeff Sessions, informó al país de que Serrano, al igual que otras 787.849 personas que llegaron a EU siendo menores de edad y que desde 2012 tienen permisos temporales de trabajo y residencia, van a volver a ser inmigrantes indocumentados. Y, por tanto, volverán a ser susceptibles de ser arrestadas y expulsadas del país.

Serrano llegó a EU con sus padres y sus cinco hermanos -dos de ellos, en la misma situación que ella - en 1991, cuando tenía 4 años, de Jalisco, en México. Ha vivido una existencia estadounidense. "Sacaba muy buenas notas, mis profesores me decían que tenía un futuro brillante, y me crie recitando todas las mañanas en clase el Juramento a la Bandera", recuerda. Hasta que a los 16 años, cuando quiso empezar a trabajar, se enteró de que era una 'Residente Extranjera' ('Resident Alien'). En otras palabras: una ilegal. Había llegado a los 4 años. Pero su estatus inmigratorio no tenía eso en cuenta.

Eso cambió en junio de 2012. A falta de cinco meses para las elecciones, Barack Obama emitió una Orden Ejecutiva que permitía a esas personas recibir permisos de residencia y trabajo de dos años, renovables indefinidamente. Era la llamada DACA, las siglas en inglés de Actuación Aplazada para la Llegada de Niños. De los 1,7 millones de personas susceptibles de acogerse a la medida, algo menos de la mitad lo hizo. Ahora, todos volverán a ser iguales. Porque ayer Sessions empezó su discurso anunciando que "estoy aquí para anunciar que el programa conocido como DACA, que fue creado bajo el Gobierno de Obama, es rescindido". El propio Obama reaccionó ayer a la decisión calificándola de "cruel" y "errónea".

Como suele ser habitual en el Gobierno de Donald Trump, los detalles de la disposición no se conocen. Los medios de comunicación de EU afirman que el sistema dejará de estar en vigor dentro de seis meses. Desde ese momento, los visados no se renovarán. Los "soñadores", además, serán fácilmente localizables por las autoridades: para acogerse a DACA, han tenido que dar todos sus datos y su dirección.

La solución, en manos del Congreso

Existe una posibilidad de que eso no suceda. El Congreso, controlado por los correligionarios republicanos de Trump, puede aprobar una ley para solucionar la situación legal de esos "soñadores", o, en inglés, DREAMers, escrito así, en un juego de palabras con toques de márketing político. DREAM significa "sueño", pero también es el acrónimo de las palabras en inglés Desarrollo, Ayuda, y Educación para los Menores Extranjeros. Es el nombre de una ley que el Congreso de Estados Unidos empezó a discutir en 2001, y que todavía no ha sido capaz de aprobar. De ahí, y de la necesidad de asegurarse el voto latino, procede la acción de Obama de 2012.

Los DREAMers son muy populares en EU, donde, el hecho de que llegaran de niños, y de que las condiciones para acceder a su estatus de residentes temporales hayan sido muy estrictas, les da el respaldo de más del 60% de los republicanos y el 80% de los demócratas.

Económicamente, una mala decisión

Pero la simpatía no llega al ala ultranacionalista del Gobierno de Trump, en la que se está Sessions. El sector más liberal - los secretarios del Tesoro y de Estado, Steven Mnuchin y Rex Tillerson, y el máximo asesor económico del presidente, Gary Cohn -, paga así el precio de sus críticas a la aparente cercanía del presidente a grupos racistas blancos tras los disturbios del mes pasado.

"Es una decisión cruel que políticamente supone una victoria para Sessions", declaraba ayer a este periódico Stan Veuger, investigador del principal think tank republicano, el American Enterprise Institute. Veuger, además, veía otro punto negativo en la decisión: "Económicamente, esto va a ser muy malo para Estados Unidos".

En el Cato Institute, otro gran centro de estudios vinculado al Partido Republicano, Juan Carlos Hidalgo veía las cosas de una manera similar: "Desde el punto de vista legal, es sólido; desde el humano, trágico; desde el económico, negativo".

El Cato ha estimado que la caída de la recaudación fiscal derivada de devolver a la ilegalidad a estas 787.849 personas será de 340,000 millones de dólares (320,000 millones de euros) en 10 años. El 82% de esa cifra procederá del menor crecimiento económico derivado de perder a un segmento de la población joven, con salud, y educación, y el otro 18% de la caída de la recaudación cuando dejen de pagar impuestos. El Center for American Progress, demócrata, eleva el coste a 460,300 millones de dólares (432.260 millones de euros).

Pero estos 787.850 soñadores se han convertido, también, en el campo de batalla de Donald Trump contra el presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Paul Ryan, que se opone a la medida del presidente. Si Ryan presenta una ley para solventar la situación legal de los "dreamers", deberá lograr, primero, el apoyo de al menos el 50% de los representantes republicanos. Eso es casi imposible, porque en 2018 hay elecciones al Congreso, y todo congresista que vote en contra del presidente se expone a perder las primarias de su partido. Y, aunque Ryan lograra el respaldo de la mitad más uno de sus representantes, tendría que buscar el voto demócrata para pasar la ley. Y eso supondría un suicidio político.

Porque, como suele suceder en estos casos, toda la controversia enfrenta a personas que están luchando por los despojos del sistema. Así lo explicaba ayer Sheila, de 28 años, a este periódico, cuando se le presentaba el caso de Serrano: "Voté por Hillary. Pero estoy muy contenta de que Trump haya hecho esto. Yo nunca tuve ningún programa de ayuda en la Universidad, ni de discriminación positiva en el trabajo porque, aunque mi familia es pobre, soy blanca".



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