Internacional - Población

Furia de los ultraortodoxos en Israel

2017-10-20

"Prefiero la cárcel antes que renunciar a la Torá. Prefiero morir y no servir en...

SAL EMERGUI Modiin / El Mundo

"Prefiero la cárcel antes que renunciar a la Torá. Prefiero morir y no servir en el ejército", afirma Moshé que, junto a decenas de simpatizantes de una corriente radical en el sector ultraortodoxo judío (jaredi), paraliza el cruce Shilat en una carretera que une Jerusalén con el centro de Israel. Se da así, a primera hora de la mañana, el pistoletazo de salida de las protestas convocadas por el llamado "Peleg Yerushalmi" ("Facción de Jerusalén") contra la detención de varios jóvenes por no presentarse en el centro de reclutamiento militar.

Enfrentamientos, empujones, acusaciones, gritos, calles bloqueadas y 120 detenidos son el balance de una jornada de la ira que ha reactivado la vieja discusión sobre la exención de los que viven por y para la Torá.

"¡No permitiremos que nos obliguen a dejar de ser jaredim! ¡El estudio de la Torá está por encima de todo!", decía a EL MUNDO otro manifestante en el cruce de Shilat, a pocos metros de la ciudad Modiin. Tocando sus tirabuzones en una posición más reflexiva que la mostrada minutos antes durante la tensa sentada, añade: "No tiene sentido que nos detengan por preferir la Yeshiva".

Como si fuera una gran obra de teatro, todos los actores interpretaban su papel con una armonía digna de Broadway: jaredim encadenados entre ellos protestan intercalando gritos, silencios y rezos en el cruce que acaban de bloquear, conductores que tocan el claxon y critican a los que no sólo les hacen llegar tarde a su trabajo sino que se escaquean de la mili y viven a cuenta de los que sí cumplen su obligación, agentes que permiten la protesta para luego evacuar a los manifestantes y reanudar la circulación...Sean creyentes o no, todos tienen en común la fe ciega en el uso de móviles para captar imágenes que en poco tiempo acabarán en Facebook o los medios.

Horas después, la secuencia se amplifica en la Ciudad Santa con una marea humana formada por más de 2000 sombreros negros obstruyendo la zona de su principal acceso. Bajo el alargado testimonio del puente de Calatrava y cerca de la estación central de autobuses, los manifestantes provocan la parálisis temporal del tranvía y el enfado eterno de ciudadanos laicos. Algunos de éstos les gritan: "¡Parásitos!".

Sociedad y confesión, divididas

Las protestas acentúan la división entre la mayoría laica y la minoría ultrarreligiosa (9%) de Israel y fracturan la propia comunidad jaredí. Aunque sus ropas puedan aparentar una imagen homogénea, este sector cada vez más abierto se divide por sus orígenes, costumbres, luchas de poder entre rabinos y formas de actuar. Reina la oposición al servicio militar pero hay diferencias sobre cómo evitarlo. Las corrientes más importantes- representadas por los dos partidos presentes en la coalición de Benjamín Netanyahu- luchan en el Parlamento y aconsejan ir al centro de reclutamiento para pedir la exención. La minoría más radical apoyada ayer por algunos ultrarreligiosos antisionistas prefiere el choque en la calle como órdago al Estado y sobre todo al resto de la comunidad jaredí.

"Protestamos sin violencia porque hay diez jóvenes detenidos sin justificación", denuncia David Zijreman, allegado del líder de "Peleg Yerushalmi", el rabino Shmuel Auerbach.

Desde la creación de Israel (1948), ultraortodoxos y árabes israelíes están exentos del servicio militar obligatorio para hombres y mujeres. En 2014, el Gobierno de Netanyahu bajo la influencia de su socio centrista Yesh Atid aprobó una ley que permitía el gradual reclutamiento y servicio civil alternativo para los que dedican sus días a la Torá. Al año siguiente, el Gobierno de Netanyahu que incluía ya dos partidos ultraortodoxos dio marcha atrás con una normativa eximiendo a los miembros de escuelas talmúdicas.

El guiñó tuvo un vuelco hace un mes cuando el Tribunal Supremo anuló la ley dando un año para corregirla y garantizar la igualdad. La decisión provocó el enfado de los jaredim y otro quebradero de cabeza de Netanyahu. Sabe que su coalición depende de sus escaños pero también que el electorado no ve bien las concesiones a los jaredim ni las protestas que se calmaron al caer la noche en Jerusalén.

Unas protestas que tampoco son bien recibidas en el seno de la comunidad jaredí. Algunos de sus diarios critican la "radicalización de la protesta a cargo de un pequeño sector". "El Peleg Yerushalmi apenas son el 5% de todos los ultraortodoxos pero sus manifestaciones con insultos y un trato vejatorio hacia soldados y policias nos hacen un daño enorme a todos provocando además el enfado de todos los ciudadanos israelíes los que no lo son", nos decía un periodista jaredi tras seis horas de protestas pronosticando-¿quzá deseando?- que no haya más "Días de la Ira" del nucleo más radical de su comunidad.

Llega el Shabat y finaliza una semana de protestas iniciada el domingo por la detencion de dos jóvenes ultraortodoxos que no se personaron en la oficina de reclutamiento para recibir el documento de exención.



yoselin
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