Efemérides

Solemnidad de Todos los Santos

2017-11-01

 

El 1 de noviembre la Iglesia Católica se llena de alegría al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos, tanto aquellos conocidos como los desconocidos, que con su vida son ejemplo de que sí es posible llegar al cielo.

“Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan, y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”, decía San Juan Pablo II un primero de noviembre de 1980.

Esta celebración tuvo sus orígenes por el siglo IV debido a la gran cantidad de mártires en la Iglesia. Más adelante el 13 de mayo del 610 el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, colocando de titulares a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. Es así que se les empieza a festejar en esta fecha.

Posteriormente el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la fiesta al 1 de noviembre, muy probablemente para contrarrestar la celebración pagana del “Samhain” o año nuevo celta (en la actualidad Halloween) que se celebra la noche del 31 de octubre.

En el 2013 el Papa Francisco, ante una gran multitud de gente, exhortó: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

Datos  y Frases Célebres

San Pablo en este relato nos invita a santificar nuestra propia vida entregando incluso nuestro cuerpo como sacrificio, que es morada del Espíritu Santo. Dios es el fundamento del culto cristiano: "Ahora, hermanos, por la misericordia de Dios, los invito a ofrecerse como sacrificio vivo, santo, aceptable a Dios: éste es el verdadero culto. No se acomoden a este mundo, por el contrario transfórmense interiormente con una mentalidad nueva, para discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno y aceptable y perfecto" (Romanos 12, 1-2).


    
"Todo se acaba -y solamente queda la alegría de haber sido leal a la ley del Señor, de haber amado al prójimo, de haberse dado por el prójimo, dado en generosidad, en amor, en servicio- (…) benditos de mi Padre a poseer el Reino de los Cielos, porque fuiste caritativo, porque no fuisteis groseros, porque todo lo que hiciste con uno de mis hermanos chiquitos a mí me lo hiciste. A mí me golpeaste cuando torturaste, a mí me mataste cuando hiciste aquel crimen, a mí también me serviste con amor cuando me defendían cuando dabas tu cara por mí, cuando enseñabas el catecismo a los niños, cuando atendías a los enfermos, cuando dabas al necesitado por amor"  - Homilía del Beato Monseñor Arnulfo Romero, El Paisnal-El Salvador, 1/11/1977.
    
"Día de Todos los Santos, día de la Redención realizada, gran fiesta del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este día lo llevo grabado indeleblemente en mi memoria, pues en la Solemnidad de Todos los Santos de hace cuarenta y siete años recibí el don del sacerdocio de Cristo y me convertí en servidor de la Eucaristía. Recuerdo con perenne devoción a los que me acompañaron en mi preparación para este ministerio. A ellos me uno en el misterio de la comunión de los santos"  - San Juan Pablo II, 1/11/1993.
    
"Los Santos no son superhombres, sino amigos de Dios que han vivido una vida normal y tienen la alegría en el corazón que transmiten a los demás (…) la meta de nuestra existencia no es la muerte, sino el Paraíso. Los Santos son los amigos de Dios, que han transcurrido su existencia terrena en comunión profunda con Dios, hasta el punto de llegar a ser semejantes a Él, porque han visto en el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados el rostro de Dios, y ahora lo contemplan cara a cara en su belleza gloriosa (…) no es un privilegio de pocos, sino que es una vocación para todos"  - Papa Francisco, Vaticano, 1/11/2013.
    
"La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar; la santidad es un secreto: el secreto de mucho amar"  - Santo Tomás de Aquino.



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