Internacional - Población

Vientos de tragedia, llanto e indignación de las familias de los marinos - Argentina

2017-11-23

Las esperanzas menguadas a medida que pasó el tiempo -desde la desaparición del...

 

(ANSA) - BUENOS AIRES, 23 NOV - Dolor, indignación, llanto desgarrador y gritos como "mataron a mi hermano" o "nos mintieron" fue el nuevo capítulo tras ocho días de zozobra entre los familiares de los 44 tripulantes del submarino argentino ARA San Juan desaparecido desde el 15 de noviembre.
    
Las esperanzas menguadas a medida que pasó el tiempo -desde la desaparición del miércoles pasado del sumergible- se hicieron añicos hoy cuando la Armada le comunicó a los parientes directos de la tripulación de un "evento violento consistente con una explosión" en las profundidades del mar del Atlántico Sur.
    
En la Base Naval de Mar del Plata, a 400km de la capital argentina, se informó lo sucedido a las familias unos diez minutos antes de que el vocero de la Armada, el submarinista Enrique Balbi, diera la conferencia de prensa en la sede del edificio Libertad, en Buenos Aires. De acuerdo a la reconstrucción de los primeros testimonios en la Base Militar a los periodistas, el vocero no terminó de leer el parte porque los 200 familiares presentes estallaron en llanto, gritos y conmoción. "Consternación, dolor, tristeza; no alcanzan las palabras para describir lo que se está viviendo en la Base Naval de Mar del Plata con los familiares", sintetizó el periodista Adrián Salonia de C5N que, como tantos, cubre hace días los hechos desde ese lugar sensible.
    
Al equipo de contención psiquiátrica hoy se sumaron varias ambulancias, que incluso trasladaron a algún familiar afectado por la noticia.
    
"Son unos desgraciados, nos mintieron", dijo Itatí Leguizamón, esposa del cabo primero Germán Oscar Suárez, la primera en hacer declaraciones a los periodistas apostados en la base naval.
    
"No pudieron terminar de leerlo (el parte). La gente se abalanzó. Están rompiendo todo adentro. Son unos desgraciados, unos perversos", añadió la mujer, quien afirmó que "nadie me va hacer callar", tras aclarar que "soy abogada".
    
"Mataron a mi hermano", fue el primer grito desgarrador de un familiar desde el interior de su auto, cuando abandonaba la base, apenas informada la noticia, escribió la versión on line del diario Infobae.
   
Corridas, gente que se abrazaba, otro que se tiraba al piso agarrándose la cabeza y las ambulancias que transitaban eran el panorama que se veía, a la distancia y en vivo, a través de las cámaras de televisión sobre la reacción de los familiares.
    
Otro momento de consternación la protagonizó Gesica Copan que llegaba a la Base Militar por primera vez "y me entero que quedé viuda, con un hijo de once meses", declaró a los micrófonos, rompiendo en un llanto amargo. "Qué disculpas me van a pedir, me acaban de decir que explotó el submarino, es muy duro, hay que estar en los zapatos de la familia, no sabemos como sigue todo!", afirmó Gesica, esposa de Estéfano Santilli, de 35 años.
    
"Nosotros no teníamos información, nos enteramos por ustedes.
    
No sé si voy a tener una tumba para llevarle un flor a mi marido", contó a los periodistas.
    
"Les pido que no nos dejen solos!", imploró a los numerosos medios, incluso internacionales, presentes en el lugar. "Yo tenía una mala espina (un mal presentimiento, ndr) y hoy se me confirmó", declaró Gesica, quien afirmó que "yo era la única pesimista" desde el primer momento en que se supo de la desaparición del sumergible.
    
Por su parte, en declaraciones a radio La Red, sin esconder la bronca y entre llanto, Luis Tagliapietro, padre de Damián, uno de los 44 tripulantes, aseguró que "el jefe de mi hijo me confirmó que están todos muertos".
    
Tagliapietro aseguró que la Armada, al comunicarle de la explosión en la zona del último contacto de la nave, también le dijo que no hubo sobrevivientes.
    
En estos angustiosos ocho días padres, hermanos, esposas e hijos, además de amigos, de los 44 "héroes" -como dijeron hoy algunas personas ante las cámaras de televisión- hubo tres situaciones que dieron una cierta luz de esperanza.
    
La primera en torno a siete llamados telefónicos supuestamente hechos desde el San Juan, luego lo que parecía un mensaje en código Morse y después la detección de un ruido proveniente de un submarino. Cada una se desvaneció mellando la confianza y el estado de ánimo de los familiares, que mantuvieron hasta hoy un perfil bajo, cuando estallaron de dolor. 



yoselin

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