Comodí­n al Centro

Kirsten Gillibrand, el azote de Donald Trump

2017-12-14

En cambio, estos días Gillibrand disfruta de un momento dulce: el resto del mundo parece por...

CARMEN RUIZ  | El Mundo

Durante años, los asuntos que le hicieron ganarse su nombre en el Congreso parecieron sólo en realidad importarle a ella. Nunca llegaron a cuajar entre los votantes. La senadora demócrata de Nueva York Kirsten Gillibrand (Albany, Nueva York, 1966) tocaba el corazón de los demócratas con su defensa de la ayuda a los trabajadores del 11-S, permiso a los gays para servir de forma abierta en el Ejército, su pelea contra el Pentágono por los casos de abuso sexual o lucha por los derechos de los transexuales. Pero nunca era indispensable en sus vidas. Incluso, tiene sus detractores en su partido al estar más cerca de los conservadores en política fiscal que de los miembros de su propia agrupación. En cambio, estos días Gillibrand disfruta de un momento dulce: el resto del mundo parece por fin haber entendido sus causas, sobre todo debido a la polémica por los casos de acoso sexual, que ha hecho caer a depredadores intocables en Hollywood, medios de comunicación, Wall Street e incluso Washington.

Pero no es ninguno de los asuntos citados arriba por lo que se habla estos días de la senadora por los pasillos del Capitolio y en la Casa Blanca. Ha sido por su forma de plantar cara al presidente Donald Trump tras un comentario en la red social Twitter contra ella por pedir su dimisión, debido a las acusaciones de acoso sexual de diferentes mujeres, hechas públicas durante su campaña presidencial.

Kirsten Gillibrand le contestó a su manera, clara y directa en Twitter, después de que sugiriese que se le había insinuado por una donación de campaña. "No puedes silenciarme ni a mí ni a millones de mujeres que han hablado sobre la ineptitud y vergüenza que has traído al Despacho Oval", le respondió de modo certero en la red social.

La senadora demócrata junior de Nueva York tiene sus propias historias. En el gimnasio del Congreso, recuerda que un colega le aseguró: "Qué bien que haces ejercicio. No te pongas regordeta". O cuando tras perder 25 kilos después de dar a luz, un senador le confesó: "No pierdas mucho peso. Me gustan las rollizas". Incluso, el ex líder de la mayoría demócrata del Senador Harry Reid, de Nevada, se refirió a ella en un discurso en un acto de recaudación de fondos como "la senadora más sexy".

Ahora es el momento perfecto para que Gillibrand se convierta en una de las voces dominantes del Partido Demócrata, donde todavía buscan líderes después del fracaso en las elecciones presidenciales de la agrupación. Ya ha demostrado que no se arruga. Incluso si le tiene que decir a sus grandes aliados que se les ha acabado el tiempo. Fue la primera en pedirle que dimitiera al ya ex senador demócrata de Minnesota Al Franken, acusado de acoso sexual y comportamiento inapropiado por varias mujeres. Y hace días reconoció que Bill Clinton debía haber renunciado tras su "affaire" con Monica Lewinsky. Ni siquiera tiene que temer ya a Hillary Clinton, contra la que sólo se atrevió el gobernador de Vermont Bernie Sanders en las pasadas elecciones primarias presidenciales. La ex jefa de la Diplomacia, de 74 años, sabe que ya no se puede presentar de nuevo. Con su decisión, se cierra un capítulo de la historia del Partido Demócrata, mientras a la vez puede que se abra otro para Gillibrand, la cual se acercó a Clinton en 1999 para trabajar en su campaña al Senado. Entonces, ganaron al congresista republicano Rick Lazio. Y el destino quiso que Gillibrand ocupase ese mismo asiento, el cual mantiene, al quedarse vacante, cuando el ex presidente Barack Obama nombró a la ex candidata a la presidencia secretaria de Estado en su primera legislatura.

Sin duda es su momento. Lo único que se interpone entre ella y su posible candidatura demócrata a la presidencia es el tiempo. Quedan dos años para 2020, un mundo en política, sobre todo, cuando se trata de la administración estadounidense. Incluso, tal y como está Washington estos días, podría tener lugar un posible "impeachment" (moción de censura) contra el republicano Donald Trump antes de que Estados Unidos sea capaz de ver a la primera mujer presidente.



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