Internacional - Población

Argentina vive un día de furia contra los ajustes del presidente, Mauricio Macri

2017-12-14

Convocados por partidos políticos de izquierda y sindicatos, miles de personas se han...

CÉSAR G. CALERO | El Mundo


Cientos de policías antidisturbios han blindado Buenos Aires para impedir a los manifestantes acceder al Congreso de los Diputados

Diciembre caliente. La recurrente expresión alude a ese mes de 2001 en el que Argentina entró en un abismo social y económico dejando decenas de muertos en las calles. Cada año, por una u otra razón, el fantasma de las revueltas sociales y la represión policial planea sobre el país. Buenos Aires ha vivido hoy uno de esos días de furia estivales en una ciudad blindada por cientos de policías antidisturbios que han impedido a miles de manifestantes acceder a las inmediaciones del Congreso de los Diputados. Allí, la coalición del presidente, Mauricio Macri, pretendía aprobar un duro ajuste contra millones de jubilados. El caos reinante en la calle y en el propio recinto legislativo ha aplazado el debate sobre esa polémica reforma.

Ni los diputados más veteranos habían visto antes un despliegue policial de tal calibre. Centenares de policías han acordonado con vallas metálicas un perímetro de varias manzanas alrededor del Palacio Legislativo, en el centro de la capital argentina. Convocados por partidos políticos de izquierda y sindicatos, miles de personas se han acercado hasta las inmediaciones del Congreso. Quince minutos antes de que comenzara la sesión parlamentaria, la policía ha comenzado a disparar balas de goma y gases lacrimógenos mientras los camiones de agua dispersaban a los manifestantes.

Mientras en la calle se sucedían las carreras y los botes de humo volaban a discreción, en el interior del Congreso los diputados intercambiaban empujones, insultos y reproches. Varios legisladores han denunciado las agresiones recibidas por la policía en la manifestación de ayer. La diputada de centroizquierda Victoria Donda llegó apoyada en un bastón: "Me tiraron los perros encima y me dieron patadas", denunció en el recinto parlamentario. Mientras arreciaban los gritos, el presidente de la Cámara baja, el oficialista Emilio Monzó, trataba de iniciar la sesión. Pero el tumulto era ensordecedor. Y el rugido de las balas en el exterior, incesante. Varios diputados de la oposición pidieron entonces que se levantara la sesión.

La creciente tensión en la calle y la amenaza de una huelga general convocada de urgencia por la Central General de Trabajadores (CGT) si la reforma de las pensiones salía adelante, llevaron la situación al límite. Sorprendentemente, el grupo parlamentario de Cambiemos -la coalición de Macri- anunció que daba por finalizada la sesión. El Gobierno perdía la batalla legislativa. Afuera, la policía iba ganando la batalla campal a golpe de balazos de goma.

La furia de este diciembre caliente en Argentina viene precedida por una cuestionada medida del mandatario conservador que, de ser aprobada, supondría un ajuste en las remuneraciones de los pensionistas de alrededor de 100,000 millones de pesos (unos 5,000 millones de euros). Preocupado por el elevado déficit público (un 4,2% del PIB para este año, según la previsión oficial), Macri ha optado por seguir las recomendaciones que le hizo recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI), un recorte del gasto en jubilaciones. El proyecto prevé cambiar la fórmula que se aplica para actualizar las pensiones, una modificación que en la práctica supone una pérdida de poder adquisitivo para siete millones de pensionistas.

Pese a que tiene minoría en el Congreso de Diputados, el oficialismo, que ya logró la luz verde del Senado, había logrado el apoyo previo de varios sectores peronistas vinculados a los gobernadores de algunas provincias, a cambio de favores políticos. Pero el caos y la furia han dejado aplazado el debate parlamentario y la aprobación de la polémica reforma.
 



regina

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