Internacional - Política

Donald Trump no quería ganar las elecciones

2018-01-04

Bannon se refirió a la reunión mantenida en junio de 2016 en la Torre Trump (Nueva...

 

EL MUNDO | Donald Trump no quería ser presidente. La noche electoral, el millonario magnate vivió horrorizado cómo avanzaba el recuento mientras Melania lloraba, y no de alegría. Ésta es una de las sorprendentes revelaciones que aparecen en el libro "Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump" de Michael Wolff que retrata a un mandatario con graves limitaciones intelectuales y con dificultades para entender la dimensión de su cargo.

En el polémico libro al que ha tenido acceso The Guardian, Steve Bannon, antiguo asesor de Donald Trump, calificó de "traición" y "antipatriota" una reunión entre el hijo del presidente de EU y un grupo de rusos durante la campaña electoral de 2016. Bannon se refirió a la reunión mantenida en junio de 2016 en la Torre Trump (Nueva York), entre el hijo de Trump, Donald Jr; su yerno, Jared Kushner; el entonces jefe de la campaña, Paul Manafort, y la abogada rusa Natalia Veselnitskaya.

En un extenso artículo publicado por Wolff en New York Magazine como adelanto del libro, el periodista argumenta que Trump sólo quería convertirse en el hombre más famoso del mundo para impulsar sus negocios. Según las declaraciones del presidente de EU a Roger Ailes, ex director del canal de televisión Fox News, Trump pretendía tener "una marca mucho más poderosa y oportunidades incalculables" de ganancias.

Para escribir la obra, el periodista se ha basado en entrevistas con 200 personas del gabinete de Trump así como con funcionarios que han estado al lado del presidente en los casi 12 meses que lleva en el cargo. Según algunos de estos testimonios, la figura del presidente es vista con sorna por su entorno, incluso por su propia hija. Ivanka hasta se burla del peinado de su padre y de lo que llama "cirugía de reducción del cuero cabelludo", según ha informado la BBC.

El presidente no disfrutó de su toma de posesión: "Estaba enojado porque las estrellas de primer nivel le habían desairado". Tampoco estaba conforme con su traslado e instalación en la Casa Blancay y se había peleado con su mujer, Melania, que parecía al borde del llanto: "Lucía lo que algunos llaman su cara de golf: enfadado, hombros encorvados, brazos balanceándose, ceño y labios fruncidos".

Al jefe del Gobierno de EU tampoco le gustaba la Casa Blanca que le parecía "aterradora". En los primeros días, ordenó colocar dos pantallas más de televisión en su dormitorio donde ya había una y mandó poner un cerrojo en su habitación, lo que provocó una breve reunión con el Servicio Secreto que insistía en tener acceso al dormitorio. Trump y Melania duermen en habitaciones separadas, algo que no sucedía desde la época de John y Jackie Kennedy.

Ivanka, ¿presidenta?

El libro revela más intimidades del hombre más poderoso del mundo. Cuando no cenaba con su ex asesor, Steve Bannon, Trump se guarecía en su habitación para comer una hamburguesa con queso y miraba las tres pantallas de televisión mientras hacía llamadas telefónicas, "su verdadero punto de contacto con el mundo", a un pequeño grupo de amigos.

La obra también retrata la ambición de Ivanka y de su esposo Jared Kushner. Según Wolff, llegaron a un acuerdo para que ella se postulara como presidenta en un futuro. Fue Steve Bannon, el ex jefe de estrategia de Trump, quien acuñó el término Jarvanka y quien quedó escandalizado con el tratamiento que recibía la pareja en la Casa Blanca.

En un principio, desde la Casa Blanca se evitó cualquier tipo de pronunciamiento sobre el controvertido libro. En cambio, Trump envío un comunicado contundente a los periodistas, esta vez a través de su secretaria de prensa Sarah Sanders.

"Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o mi presidencia", zanjó Trump. "Cuando le eché, no sólo perdió su trabajo, sino también la cabeza", prosiguió el presidente. "Ahora que está solo, Steve está aprendiendo a que ganar no es tan fácil como yo hice que pareciera", indicó Trump sobre Bannon, al que culpó de que los republicanos perdiesen el asiento de Alabama en el Senado a principios de diciembre. "Steve no representa mi base de votantes. Está solo para sí mismo", se mostró contundente, según informa Marta Torres.



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