Internacional - Política

El régimen egipcio declara la guerra a la prensa extranjera a las puertas de las presidenciales

2018-03-02

La llegada a palacio de Al Sisi, tras la asonada, ha dejado bajo mínimos la libertad de...

FRANCISCO CARRIÓN | El Mundo

Derrotados y silenciados los medios de comunicación locales, el régimen egipcio se ha propuesto ahora tratar de domesticar a la prensa extranjera. Una sucesión de amenazas y acosos orquestada desde las principales instancias del país, Fiscalía y Presidencia incluidas, ha irrumpido en escena esta semana en plena campaña de unas elecciones presidenciales en las que el mariscal de campo Abdelfatah al Sisi se ha librado de cualquier rival que pudiera hacerle sombra.

"Quiero decirle a los medios. Si alguien insulta al Ejército o a la Policía, está difamando a todos los egipcios y eso no es libertad de opinión", proclamó este jueves Al Sisi desde la ciudad mediterránea de El Alamein durante un fastuoso acto gubernamental en la enésima muestra de la ausencia de neutralidad del Estado egipcio en una campaña electoral atípica en la que el único candidato rival es un político desconocido que no oculta su lealtad al ex jefe del Ejército.

"Para ser honesto, injuriar al Ejército y la Policía equivale legalmente a la traición", deslizó Al Sisi arropado por la plana mayor del régimen, entre ellos, viejos conocidos de la dictadura de Mubarak como el ex primer ministro Ibrahim Mehleb. En la víspera, el fiscal general Nabil Sadek había inaugurado el camino acusando a los medios de comunicación extranjeros de ser "fuerzas del mal" y exhortando a su equipo a que tomen las medidas legales y penales pertinentes contra los medios que deliberadamente publiquen "noticias falsas" sobre Egipto.

En el comunicado, Sadek instruye a los suyos a iniciar la persecución contra las empresas que "difundan rumores que puedan perturbar la seguridad pública, aterrorizar a la población y herir el interés público del Estado egipcio". Asimismo, reclama a las autoridades a cargo de "regular" los medios de comunicación que "notifiquen ante la Fiscalía cualquier violación contra la ética periodística".

Una declaración de guerra contra los últimos rescoldos de la libertad de prensa desatada esta semana por un documental divulgado por la cadena británica BBC que recoge testimonios de víctimas de torturas y desapariciones forzadas, unas violaciones de derechos humanos en las comisarías y cárceles egipcias que han sido ampliamente documentadas en ocasiones previas por organizaciones de derechos humanos y numerosos medios de comunicación.

Denuncian torturas y desapariciones forzosas

En el reportaje de la discordia, una madre narra el arresto de su hija, de la que no había tenido noticias desde el pasado abril. Un testimonio común en un país en el que las organizaciones de derechos humanos han denunciado cientos de desapariciones forzadas e ilegales desde el golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi, elegido en las primeras elecciones democráticas del país.

El pasado lunes, tras la emisión del documental, la hija reapareció junto a su supuesto marido e hijo durante una entrevista a una televisión local leal al régimen negando los hechos narrados por su progenitora. Poco después, en declaraciones a un canal afín a los Hermanos Musulmanes y con sede en Turquía, la madre se reafirmó en su relato y denunció que su hija había sido obligada "bajo tortura" a aparecer en televisión. "Insisto en lo que dije a la BBC. Es la verdad", añadió poco antes de que trascendiera su arresto.

"Todos los medios de comunicación locales dispensan obediencia ciega al régimen. Quien desafía esa lealtad, es acusado, sentenciado y llevado a la cárcel. Los medios extranjeros son ya lo únicos que pueden ser atacados", comenta a EL MUNDO Gamal Eid, director de la Red Árabe para la Información de Derechos Humanos. "Cualquier disidencia es un blanco para el régimen. Estamos asistiendo a una campaña contra quienes el régimen considera que van en contra de sus intereses", añade el activista.

En una campaña a la que se han sumado con entusiasmo los medios locales -en manos de magnates próximos al régimen o los servicios secretos, según Reporteros sin Fronteras-, el Gobierno ha llamado a boicotear a la BBC mientras no reciba una disculpa de la corporación británica. "El Sistema de Información del Estado [el ente gubernamental que supervisa el trabajo de los periodistas extranjeros acreditados en El Cairo] quiere reiterar una disculpa inmediata de la BBC por las falsedades en el reportaje de la corresponsal", señala el enésimo comunicado acerca del presunto incidente remitido este miércoles a los corresponsales extranjeros residentes en El Cairo.

Más represión ante las elecciones

La llegada a palacio de Al Sisi, tras la asonada, ha dejado bajo mínimos la libertad de expresión en el país más poblado del mundo árabe. Según la clasificación anual de Reporteros Sin Fronteras, la situación en Egipto supera a la que padece el gremio en Turquía o Venezuela. Con decenas de reporteros entre rejas, Egipto es una de las mayores cárceles de periodistas del planeta. Desde mayo, El Cairo ha bloqueado el acceso a más de medio millar de páginas webs, entre ellas, una extensa lista de medios locales e internacionales sin explicar las razones.

La campaña contra la prensa, no obstante, se ha recrudecido en los últimos días en los prolegómenos de los comicios de los próximos 26, 27 y 28 de marzo. A mediados de febrero las fuerzas de seguridad detuvieron a Moataz Wadnan, un reportero del Huffington Post en árabe tras firmar una entrevista con un ex funcionario crítico con Al Sisi y su supuesta lucha contra corrupción, semanas después del arresto de otros dos reporteros.

El régimen ha logrado dejar expedito el camino a la reelección de Al Sisi tras semanas de hostigamiento, amenazas y arrestos contra los opositores que anunciaron su intención de competir en unas elecciones que se celebran con el estado de Emergencia en vigor. Sin presencia de observadores internacionales y considerada una "farsa electoral" incluso intramuros del país, las autoridades han intensificado la represión. A principios de esta semana, catorce organizaciones no gubernamentales aseguraron que "no se dan los requisitos mínimos para unas elecciones libres ni justas" e instaron a Estados Unidos y los países europeos a denunciar "unos comicios ridículos".

La autoridad electoral ha establecido una draconiana lista de exigencias para los periodistas acreditados para cubrir los comicios. Entre otros puntos, se pide "no hacer preguntas a los votantes sobre el candidato que elegirán"; "no dirigir preguntas sugestivas o parciales"; "no confundir la noticia con la publicidad"; "poner títulos que concuerden con el contenido del material informativo publicado" o "no publicar fotos que no estén relacionadas con el tema de la cobertura".


 



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