Mujeres

El acoso sexual, la amenaza muda que oprime a la mujer árabe

2018-03-07

Recientemente Arabia Saudí ha sido escenario de denuncias de acoso sexual -aún...

 

El Cairo, 7 mar (EFE).- El acoso sexual continúa siendo una amenaza muy extendida para la mujer árabe, en una sociedad en la que, en muchos casos, oprime y silencia estas denuncia, y culpa a las víctimas.

El miedo a denunciar está latente en varios países de Oriente Medio, en los que las mujeres temen el repudio incluso de su propia familia algo que está especialmente acentuado en entornos rurales, pero que también ocurre en las ciudades.

Es el caso de una de las participantes de un estudio sobre el acoso realizado en Irak por la ONG Desarrollar las Capacidades de la Mujer, a la que, en su primer día de trabajo, su jefe intentó tocar.

Esa mujer, Amal Husein, cuenta a Efe que trató de impedirlo y, por ese motivo, la trasladaron a otro departamento, pero aún así, rechazó presentar una queja formal por miedo a que la abandonase su prometido.

Según un estudio, elaborado el año pasado sobre una muestra de 300 mujeres de diferentes edades y cargos, el 80 % de ellas habían sufrido acoso o agresiones sexuales.

Sin embargo, el año pasado solo se registraron cuatro denuncias por acoso sexual en Bagdad, ciudad de seis millones de habitantes, según el juez Ali al Yaburi.

El juez explicó que "la sociedad tribal obliga a la mujer a que se lo piense antes de denunciar", a lo que se une el problema de "la falta de testigos".

No lejos de esta realidad se encuentra Arabia Saudí, a pesar de haber otorgado derechos incipientes a las mujeres desde el año pasado, a raíz del nombramiento del heredero al trono, Mohamed bin Salman.

Recientemente Arabia Saudí ha sido escenario de denuncias de acoso sexual -aún tímidas- por parte de mujeres de todo el mundo, que están empezando a atreverse a contar que han sufrido tocamientos durante la peregrinación a La Meca, que se están dando a conocer en las redes sociales a través de la etiqueta #MosqueMeToo.

Sin embargo, en ese país, el Consejo de la Shura ha rechazado varias veces a tipificar como delito el acoso, porque oficialmente no es legal que las mujeres solas compartan espacio con hombres de diferente familia, y la actual ley aplica castigos leves que nunca superan un año de cárcel.

Esa pasividad institucional también está reflejada en el que podría llamarse el país más liberal de Oriente Medio, el Líbano, pues dos borradores de leyes que criminalizarían el acoso se presentaron hace dos años a la Cámara baja, pero ninguno se ha aprobado.

La profesora de la Universidad Americana de Beirut y directora del proyecto Knowledge is Power (El conocimiento es poder), Charlotte Karam, aseguró a Efe que "el acoso sexual es una forma de violencia que debe ser reconocida, nombrada y enfrentada".

"No existen estadísticas oficiales que permitan darnos cuenta de la amplitud del problema, pero estamos luchando para obtenerlas, aunque no es un asunto prioritario para las autoridades", arguyó.

En Egipto, donde en 2014 se incluyó el término "acoso sexual" en el código penal, también se carece de estadísticas, aunque la ONG Harassmap está tratando de recabar datos.

La jefa de información en la ONG, Alia Suliman, dijo que, cuando la organización empezó a trabajar en 2010 había pocas denuncias, pero ahora las mujeres empezaron a contar sus incidentes sin miedo de la lacra social que conlleva para la denunciante.

"Todavía existen muchas justificaciones y se echa la culpa a las víctimas" por su vestimenta, o porque salen de su casa, según Suliman.

No obstante, gracias a las redes sociales, los egipcios están comenzando a entender que es un fenómeno que puede ocurrir a cualquier mujer, por lo que la sociedad ha empezado a aceptar la idea de que la víctima no debe ser condenada, comentó Suliman.

En Jordania el acoso también es silenciado.

La asociación Tadamon (Solidaridad), que apoya los derechos de mujeres, cree que las denuncias en Jordania no superan el 16 % de los casos reales, pues en 2015 tan solo 631 mujeres denunciaron casos de violación, según datos del Ministerio de Justicia.

Tadamon estima que el bajo número de denuncias se debe al completo desconocimiento de las mujeres de sus derechos legales, además de por el miedo a la vergüenza, sobre todo si el denunciado es un conocido o familiar.

En Sudán también se minimizan las denuncias por el miedo al rechazo social, a pesar de que se cree que ocurren "muchos casos de acoso sexual", según dijo la directora del centro Sima para los derechos de la mujer y el menor, Nahed Yabralá.

La activista recordó que el código penal y la ley de orden público persiguen a las mujeres por su vestimenta y "no las protegen de la violación", que se repiten "diariamente en las zonas de conflicto y guerras", como la región de Darfur (oeste) y Kordofán del Sur (sur).

Además del acoso, en este país se producen numerosos casos de matrimonio infantil, mientras que el porcentaje de la mutilación genital femenina llega al 65 % de la población, según Yabralá. 


 



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