Internacional - Política
Los desafíos de Putin en su patria y el exterior
(ANSA) - MOSCU, 19 MAR - El presidente ruso, Vladimir Putin, arrasó en las elecciones pero ahora empieza el verdadero trabajo: transformar en realidad las promesas de la campaña electoral, revisar la compaginación de su gobierno y, sobre todo, retomar el hilo de las muchas crisis aún abiertas y de algún modo "congeladas" por la campaña electoral.
A la cabeza se ubican sin duda Siria y Ucrania. Pero también está la reciente disputa con Gran Bretaña primero, y toda la Unión Europea en consecuencia, por el ataque químico contra un exagente ruso en Salisbury.
Un trabajo intenso que se divide en dos frentes, el interno y el externo. La geopolítica, por otra parte, es lo que realmente interesa a Putin, que ve en el tablero global la diferencia entre éxito y derrota: personal, pero también de Rusia.
Siria, entonces, es la llave para abrir el camino de Medio Oriente. El juego de las alianzas -en primer lugar con Turquía e Irán- mostró recientemente todos sus límites, y Moscú tuvo que soportar la iniciativa de Ankara en Afrin: dentro de dos semanas está prevista una cumbre en Estambul con el presidente ruso Recep Tayyip Erdogan y el iraní Hassan Rouhani, y este es el mejor momento para que Putin dé un golpe y trate de salir del estancamiento.
Luego está Ucrania. Los acuerdos de Minsk no son aplicados y el vaivén de ataques entre Moscú y Kiev es constante.
En este contexto Francia y Alemania son los interlocutores privilegiados y ahora que Angela Merkel fue reconfirmada en forma oficial se podrán recomponer las costuras.
Está por verse sin embargo si el diálogo será posible o bien el caso del exagente envenenado en Gran Bretaña envenenará a su vez el clima, poniendo a Europa en una postura intransigente: en ese caso el Kremlin se verá tentado a mostrar los músculos, seguro de un gobierno con pleno mandato popular.
Por otra parte, si Occidente trata a Rusia a cara de perro, la China de Xi Jinping -que no por azar de inmediato felicitó a Putin- no tendrá problemas en continuar la política de alianza especial lanzada por el presidente ruso.
De hecho una buena parte del nuevo Camino de la Seda pasa por Rusia o países de la ex Unión Soviética. Moscú y Pekín se muestran cada vez más cercanos, hasta en los grandes proyectos energéticos, como gasoductos y plantas de licuefacción del metano- que están surgiendo en Siberia y la Rusia asiática.
Todo esto tendrá, sin embargo, repercusiones en el frente interno. Rusia no es un país rico y la calidad de vida de la población bajó; hay decisiones duras que tomar sobre las jubilaciones, la salud y tal vez también sobre el sistema fiscal.
La economía además debe liberarse de la dictadura de los hidrocarburos y evolucionar hacia los sectores de alta rentabilidad. Pero con las sanciones que mueren y un Occidente que rema en contra, es más difícil: Putin lo sabe la misión de su cuarto mandato consiste precisamente en resolver esta paradoja.
regina
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