Internacional - Política

Al Sisi se juega su popularidad ante la crisis económica, según analistas

2018-04-02

Sin embargo, esto "no resolverá el sufrimiento de los pobres, que están hundidos...

Isaac J. Martín y Azza Guergues

El Cairo, 2 abr (EFE).- La reelección del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, no conseguirá reducir la brecha social y económica en Egipto en los próximos años, según varios analistas, para quienes el mandatario podría perder apoyos si sus grandes proyectos no se traducen en una mejora del nivel de vida.

Para Amr Hashem, analista del estatal Centro de Estudios Políticos y Estratégicos de Al Ahram, el segundo mandato de Al Sisi "no será diferente del primero", ya que el exmariscal "continuará con sus proyectos sociales y económicos", mientras la vida política continuará "muerta".

La Autoridad Nacional Electoral de Egipto anunció hoy que Al Sisi fue reelegido con un 97,08 % de los votos; es decir que 21.835.387 egipcios le han dado su confianza tras cuatro años marcados por los grandes proyectos, como el nuevo tramo del canal del Suez o la nueva capital a las afueras de El Cairo.

Sin embargo, esto "no resolverá el sufrimiento de los pobres, que están hundidos por la subida de los precios", señala a Efe el experto egipcio.

Además, sostiene que el número de egipcios que apoyan a Al Sisi "se reducirá en los nuevos cuatro años de su mandato" en caso de que continúe la crisis.

Egipto está sumido en una profunda crisis económica a la que las autoridades intentan hacer frente desde 2016 con la introducción de una batería de medidas supervisadas por el Fondo Monetario Internacional, entre ellas la devaluación de la moneda egipcia que hizo que la inflación llegara al 30 %.

Pese a todo, Hashem elogia los planes existentes para reformar las carreteras de Egipto ya que, según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el país más poblado del mundo árabe más de 10,000 personas en accidentes de tráfico.

En cuanto a las libertades sociales, el analista no duda de que en la época del dictador egipcio Hosni Mubarak, derrocado en las revueltas populares de 2011, "había más libertad que ahora".

En palabras de Amr Qotb, director de promoción del Instituto Tahrir para Oriente Medio, "el régimen de Al Sisi no ha abordado las causas profundas de los problemas que afectan actualmente a Egipto".

"Estas medidas macroeconómicas ocultan otros problemas que se ignoran: el desempleo juvenil, la distribución de la riqueza, el papel de los militares en la economía y la movilidad social", subraya a Efe.

Según el experto, "el Gobierno parece estar más interesado en lanzar megaproyectos como una nueva capital o una zona comercial conjunta con Arabia Saudí. Grandes gestos que no sirven para los ciudadanos descontentos que luchan por encontrar trabajo y ganar dinero".

Asimismo, arguye que "la intimidación y la detención de otros candidatos que buscaban desafiar a Al Sisi es una señal de que las cosas empeorarán, ya que es evidente que Al Sisi se ha aislado y tiene cada vez menos personas e instituciones con las que trabajar".

El analista hace referencia a los candidatos que fueron detenidos, descalificados o se retiraron de la carrera presidencial por supuestas presiones de las autoridades, dejando como único rival de Al Sisi al desconocido Musa Mustafa Musa, que ha conseguido un 2,92 % de los sufragios.

La participación en estos comicios, que se celebraron los pasados 26, 27 y 28 de marzo, era la única preocupación del Gobierno y, según anunció hoy la comisión electoral, se ha situado en un 41,05 %, seis puntos menos que en las elecciones de 2014, en las que Al Sisi resultó vencedor por primera vez con un 96,9 % de los votos.

Una baja participación puede significar que se necesiten "algunos cambios como resultado del descontento masivo"; sin embargo, "el régimen seguirá consolidando su poder y tomando más medidas contra la disidencia", señala Qotb.

Respecto a la comunidad internacional, Qotb destaca que ha habido "poca critica pública de los jefes de Estado occidentales por el ambiente represivo" en Egipto.

Según él, la principal preocupación de Occidente ha sido ofrecer "paquetes de ayuda" para contener la amenaza terrorista y evitar que la migración alcance las costas del norte del Mediterráneo. 



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